Capítulo 18. Una simple conversación.

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¿Qué rayos sucedió en la playa? 

Al volver a casa descubrimos que los chicos ya estaban levantados. Noah había comenzado a preparar el desayuno. Me quedé con él y Amelia en la cocina, mientras Darian se iba a la sala a ver televisión con Jay y Hunter. Al parecer notaron mi estado pensativo, pues solo hicieron un par de preguntas típicas y luego continuaron con su propia charla. Después de desayunar, decidí que sería mejor tomar una ducha. No había dejado de pensar en el momento de la playa, por lo que una ducha me haría bien para despejar un poco.

Entonces aquí me encuentro. Bajo la lluvia artificial, intentando descifrar qué fue lo que sucedió en la playa. Sé que hubo algo. Pude sentirlo. Una clase de conexión, y... joder. ¿Qué carajos está sucediendo conmigo? Pero más importante, ¿qué carajos está sucediendo con él? El gesto que tuvo por la mañana fue demasiado lindo. Nunca imaginé que Darian me consolaría en unos de mis peores momentos, sin embargo, fue así. Me sostuvo contra sí hasta que mi llanto cesó. Y yo me sentí bien. Me sentí a gusto. En paz.

¿Qué carajos está sucediendo con nosotros?

Decido que es mejor dejar de pensar en eso. Quizás estoy confundiendo todo. Quizás él solo intenta ser amable porque su madre —o mi papá—, se lo pidió. Seguro que al terminar la semana todo volverá a ser como antes y nosotros volveremos a odiarnos.

«Si al final de la semana te das cuenta de que solo fue una pequeña confusión y que no te gusta en absoluto, entonces vuelves a tu vida normal y no pasa nada». Las palabras de Maia hacen eco en mi mente. Dios mío, que complicado se ha vuelto todo. Creo que lograr llegar a una conclusión será más difícil de lo que imaginé.

[...]

Sirvo en un vaso un poco de jugo de naranja. Salgo a la terraza y me siento en una tumbona. Noah y Darian juegan en la piscina. Jay, Hunter y Amelia han salido a hacer las compras del cumpleaños de Darian. Lo que me recuerda que todavía tengo que envolver su regalo. Pero eso lo haré cuando Amelia me traiga el papel de regalo que le encargué.

Tomo un sorbo de mi jugo y observo cómo los chicos en la piscina se divierten. Entonces me detengo a observar a uno de ellos. Está riendo, por lo tanto, sus ojos se han achicado. Justo como la primera vez que lo vi reír. Yo no puedo evitar sonreír, por lo que llevo nuevamente el vaso a mi boca para lograr esconder la sonrisa. Dios, ¿será que dejaré de sentir como mi corazón se acelera después de esta semana? Cuando él y yo volvamos a nuestra vida normal y dejemos de tenernos alrededor.

¿Y si no es así? ¿Y si de verdad Darian me atrae mucho más de lo que imagino? Justo como Maia dijo. ¿Qué voy a hacer entonces? ¿Y si él no siente lo mismo? ¿Cómo voy a tomar eso? Joder, recién iniciamos esta exploración y ya estoy abarrotada de preguntas.

En ese momento, Darian sale de la piscina y se pierde en el interior de la casa. No puedo evitar observarlo caminar hasta las puertas de la cocina, y como los músculos de sus brazos y espalda se flexionan al abrirlas para pasar. ¿Por qué tiene que ser tan condenadamente guapo? ¿Por qué sigo teniendo estos pensamientos de él?

Dejo escapar un suspiro.

—Tierra llamando a Nia —pronuncia una voz masculina, logrando sacarme de mi ensimismamiento. De inmediato la reconozco como la voz de Noah.

Giro mi rostro hacia él y vuelvo a tomar otro trago del jugo de naranja, intentando esconder de Noah cualquier expresión que me delate.

—¿Puedo preguntarte algo? —dice él, apoyando sus brazos en la orilla de la piscina. Mi respiración se corta. Asiento, y bajo el vaso para verlo—. ¿Qué sucedió en la playa?

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