Capítulo 27. Bebé gigante.

109 8 0
                                    


Finalmente viernes. Finalmente en paz. Finalmente libre.

Estos dos últimos días habían sido difíciles. Después de lo ocurrido en el baile, había estado un poco desanimada. No voy a mentir diciendo que presenciar aquella escena había sido algo lindo. No. En definitiva no lo fue. Yo sé que ninguno de los dos estaba haciendo nada malo, solo estaban bailando, pero él estaba sonriendo. Estaba hablando animadamente con ella. Y eso no me había gustado. Me había destrozado. Porque creía que había ido para estar conmigo, pero no, realmente había ido para hacer amigas.

Y también sé que no debería ponerme así, que no debería sentir celos porque al fin y al cabo solo somos amigos, pero es inevitable. Es inevitable no ponerme celosa al recordar el momento. Es inevitable no ponerme celosa al recordar a esa chica.

Dios mío. Voy a volverme loca.

Tampoco voy a negar el hecho de que he estado ignorando y evadiendo a Darian estos dos últimos días. Por supuesto que lo he hecho. Y él ha seguido insistiendo. Ha seguido enviando mensajes, y también llamando. Pero yo no he podido —querido— responder. Maia me ha dicho que debo otorgarle el beneficio de la duda. Lo he intentado, no obstante, no he podido. Cada vez que pienso en hablarle, lo único que viene a mi mente son maneras sutiles de preguntarle por esa chica. ¿Por qué rayos voy a pedirle una explicación cuando solo somos amigos? Cuando él no me debe absolutamente nada. Entonces me he arrepentido. Me he echado para atrás y he decidido evitarlo. Por lo menos hasta reunir el valor que necesito para pretender que nada ha sucedido.

Sé que, en cierto punto, estoy siendo algo infantil al tomar esta actitud, pero es que... Agh. ¡Dios mío! No sé por qué con Darian todo parece tan diferente. Y sé que eso suena a cliché, pero es la verdad. Antes era capaz de mantener el control de una situación con un chico, sin embargo con Darian, con él todo parece salirse de mis manos. Todo parece nuevo e inexplorado. Es como si él tuviese una clase de habilidad para llegar a esos puntos de mí ser que ni yo misma sabía que existían. Como si estuviese descubriendo una nueva versión de mí. Y eso es lo diferente; porque no sé manejar a esta nueva persona. No sé controlar sus sentimientos y se siente tan frustrante como emocionante.

Al final del día la aventura en San Francisco no solo se trataba de construir un nuevo hogar y encontrar nuevos amigos, sino también de descubrir una parte inexplorada de mí; de la cual me emociona descubrir qué sorpresas tiene.

—¡A ver, estúpida, hija de tu bella madre que te regaló un cabello hermoso, o me escuchas o me escuchas, porque para querer a alguien que me ignore, entonces voy y me busco un novio, imbécil! —exclama Maia, sacándome de mis cavilaciones.

Parpadeo repetidas veces hasta enfocar su rostro, entonces caigo en cuenta de que sigo en su casa.

—¿Me hablas a mí? —cuestiono, un poco desorientada.

—¿Quién eres? ¿Robert De Niro? Sí, te estoy hablando a ti.

Frunzo el ceño. ¿Qué diablos...?

—¿Has estado viendo juego de gemelas?

—Ayer fue 11 de Octubre. Nia, ¿en qué planeta estás? —dice, viéndome como si tuviese un tercer ojo en la frente.

Ruedo los ojos.

—No seas exagerada. Estoy aquí. Estoy bien.

La menor arquea una ceja.

—Sí, claro. Desde lo del baile has estado demasiado despistada —acota—. Estoy pensando seriamente comprar un rayo reductor, encogerlos a Darian y a ti, y luego meterlos en un frasco de mermelada de uva.

No me gustasUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum