Capítulo 32. No seas tan cruel

112 7 0
                                    


—Derek —musito.

Él sonríe y se acerca a mí, rodeándome en un abrazo. Yo apenas soy capaz de devolverlo rodeándole con uno de mis brazos la cintura. Joder, qué situación más incómoda. Derek se aleja de mí y yo continúo atónita, todavía sin creer que esté aquí.

—¿Cómo has estado? —pregunta, con esa voz suave que ya había olvidado.

Demonios.

—He estado bien, ¿cómo estás tú? ¿Has venido a apoyar al equipo? —devuelvo, intentando sonar casual, pero sintiendo como mi corazón quema dentro de mi pecho.

Dios santo. Son tantos sentimientos encontrados. Quiero golpearlo por la forma en la que terminó con lo nuestro y ahora se aparece aquí como si nada hubiese pasado; y también estoy feliz de verlo, porque primero que todo fuimos amigos, y es realmente genial ver una cara conocida después de tanto tiempo. Y yo que creí que ya no extrañaba Ohio.

—He estado bien, y pues sí, vengo a acompañar a Max.

Oh, Max, su primo, cierto. Había olvidado que jugaba en el equipo de la escuela.

—Eso es genial. Salúdalo de mi parte —menciono. Él asiente y les echa un vistazo a los chicos a mi lado. De pronto, un aire tenso se cuela en el lugar—. Derek, ellos son unos nuevos amigos de San Francisco, Darian y Josh —los presento.

Los tres se saludan con un asentimiento de cabeza. El rostro de Darian está serio, completamente inexpresivo. Sin embargo, sus ojos parecen lanzar llamas. Además de dagas que se clavan en el pecho de Derek.

—Un gusto conocerlos, chicos —murmura él, sintiendo el ambiente tenso también. Traga grueso y fija sus ojos en los míos—. Oye, Nia, necesito decirte algo, ¿podemos hablar un momento a solas? Será rápido, lo prometo.

Lo último parece decirlo más para mis acompañantes que para mí. Alzo la vista hacia Darian, quien a su vez me mira. Él se encoge de hombros, mira hacia Josh y hace un ademán con su cabeza indicándole que se vayan. ¿Por qué tengo la sensación de que se avecinan problemas?

Cuando nos quedamos a solas, el silencio predomina durante unos segundos. Ambos evitamos el contacto visual, y estoy a punto de preguntar qué es eso que quería decirme hasta que lo escucho tomar una profunda inhalación.

—Escucha, solo quería disculparme contigo. Sé que la manera en la que terminé nuestra relación no fue la correcta. Ni siquiera te consulté, pero estaba aterrado. No sabía a qué me estaba enfrentando y dejé que la inseguridad me ganara. Quizás ahora sería yo el que mirara a tus amigos como ese chico me mira a mí.

Abro la boca, con la intención de explicar, no obstante Derek alza la mano, instándome a callar.

—No tienes que explicarme nada. Fui yo el que la cagué. Realmente estoy feliz por ti, lo digo en serio.

Sonrío, porque lo conozco y soy capaz de reconocer cuando está siendo honesto.

—Está todo bien, ¿de acuerdo? Me costó aceptarlo, pero lo logré. Ese chico y yo nos estamos conociendo, y debo admitir que es una de las personas más maravillosas que me encontré aquí.

—Me alegra escuchar eso. Estoy seguro de que es un gran tipo y te cuidará muy bien, de lo contrario jamás me hubiese aniquilado con la mirada como lo hizo.

—Sí, lo es —digo, recordando todos esos momentos en que fue el chico más dulce y generoso de la tierra.

—Bueno, ¿amigos? —pregunta.

No me gustasWhere stories live. Discover now