C a p í t u l o 42: Tanto amor.

Start from the beginning
                                    

Ahora soy una estrella que estalla en miles de destellos, y soy feliz.

Cuando la guitarra y la batería se silencian, vuelve a entrar el piano. Una vez más mi piel se eriza ante tan hermoso sonido. Vuelvo a tener los pies sobre la tierra, pero con una sensación renovada y hermosa.

Y es Trey quien termina por tocar la melodía. Una maravillosa melodía. Bueno, a decir verdad, siento que ningún adjetivo puede quedarle, ya que ninguno le hace justicia. Y no es por alardear, no es por ser un regalo para mí, y no es por ser una melodía creada por Steven Fry, pero en serio que es algo tan placentero de escuchar, al punto de dejarte sin palabras.

Las lágrimas descienden por mi rostro, y culminan en mi sonrisa. Los chicos al verme sonríen también. Lloro de felicidad, y en esta etapa de mi vida, es algo increíble, algo que parecía que nunca iba a pasar. Pero aquí estoy, secando mi llanto feliz.

—Eso ha sido hermoso —digo.

—Stev te ha regalado una hermosa melodía —comenta Will, y no puedo estar más de acuerdo.

—Y ustedes han hecho posible que la escuchara en diferentes instrumentos —sonríen—. Estaría orgulloso de eso —suspiran—. Gracias, chicos.

—A ti por dejarnos regalarte un poco de música —dice Trey.

Vaya hermosa manera de romper el hielo musical.

Para mi sorpresa, los chicos grabaron la melodía mientras yo estaba de paseo. Lo hicieron para que me quedara de recuerdo, para que la escuchara cada vez que quiera. O sea, siempre.

Lo repito, y lo repetiré muchas veces: son geniales. Los mejores. Con mucha razón Steven los consideraba sus amigos.

—Bueno, ¿se quedan a cenar? —los invito—. La noche es ideal para una pizza de Olivers.

Sonríen.

—Con mucho extra queso —agrega Will.

—Sospecho que la pizza será nuestra cena perfecta de cada viernes —comenta Kevin, y nos reímos.

—Y no estaría mal —digo—. Los amigos de Steven, hoy son mis amigos.

Creo que les agradó escuchar algo así. Y pienso que les agradaría más saber que, si quieren seguir presente en mi vida, tendrán un sobrino o sobrina.

—¿Chicos? —me miran—. Si vamos a ser amigos, quiero que me prometan algo.

—Claro, dinos —responde Trey. Will sonríe, sabe lo que voy a decir.

—¿Prometen ser buenos tíos?

—¿Qué? —preguntan al unísono.

—Gia está embarazada —responde Will.

Los chicos me miran, y a juzgar por sus rostros, creo que no saben que hacer o decir. Comprendo. He generado esa reacción con la noticia.

Sólo Nora y Ross han llorado de emoción, sin esperar a ver mi reacción ante la noticia, así como lo hizo mi madre, Lisa y luego Will.

Y claro, no puedo pasar por alto la reacción de mi padre. Creo que aún me parece verlo bailar y reír de alegría. Luego de su festejo me preguntó si hacer eso estuvo bien, ¿como no iba a estarlo? ¡Jamás lo había visto sonreír así!.

—Oh, estoy feliz por ello —digo, y es entonces cuando reaccionan, cuando sonríen llegando al punto de reír. Me felicitan y me abrazan. Me prometen también ser buenos tíos.

—Le enseñaremos todo lo que Steven nos enseñó —comenta uno.

—¡Si! Va a ser un niño o una niña genial —agrega otro.

Como estrella fugazWhere stories live. Discover now