C a p í t u l o 40: Lo que hicimos.

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Puede. Estoy segura de que es eso. Pero... ¿y si no es el caso?

Respiro profundo, y si pudiera, contaría hasta mil y más. Pero necesito respuestas, así que le pido a cualquiera de ellas un test, y cuando Lisa me lo entrega, me encierro en el baño de la habitación. Nunca lo sentí tan pequeño como hasta ahora, es más, me siento hasta ahogada.

Me miro al espejo, observo mi mirada repleta de incertidumbre, y un suspiro exagerado sale de mi cuerpo. Mis manos, que volvieron a ponerse temblorosas, sostienen la caja del test.

Es la primera vez que hago esto, desde este lado. Recuerdo haber estado en esta situación, pero desde el lado de la contención. Una vez pasó con Lisa, a nuestros diecinueve años. Y la segunda, y última vez, fue con una compañera de la universidad. Pese a los resultados negativos, que en su momento las tranquilizaron, aún me parece recordar el terror en sus miradas.

Debo calmar mis nervios, así que me tomo mi tiempo para mejorar mi respiración y los acelerados latidos de mi corazón.

Por favor. Si Steven estuviera aquí, no me sentiría de esta manera. Ese pensamiento es un puñetazo al estómago. 

Calma, Gia. Tranquila. Respira profundo.

Hago todos los pasos con sumo cuidado de no cometer ningún error, lavo mis manos y me siento en el umbral de la puerta, sobre el suelo, mamá y Lisa se unen a mi espera.

Son los minutos más largos de toda mi vida, y eso que he tenido los peores minutos en el hospital central.

Mis manos dejaron de temblar, pero han comenzado a sudar. Hay muchos, ¡millones! de pensamientos dando vueltas en mi cabeza.

No quiero detenerme en ninguno, prefiero ignorarlos. Si les llego a prestar atención, este momento sería peor.

—¿Quieres que veamos el resultado por ti? —pregunta mi madre.

—Por favor —les digo.

Mamá y Lisa se ponen de pie, se acercan al resultado de la prueba, se miran entre ellas y luego sus ojos caen en mí.

—¿Y bien?

—Esto... —comienza a decir mi madre, nerviosa.

—Positivo —termina Lisa y mi boca se abre ante eso.

Mi madre sostiene el resultado, y Lisa se tapa la boca con ambas manos. No siendo capaz de creer en lo que Lisa dijo, me pongo de pie y lo compruebo. Positivo.

No puedo apartar mi mirada del resultado, mis manos empiezan a temblar otra vez, y mis ojos se llenan de lágrimas, las cuales seco con rapidez, y miro a las mujeres de mi vida.

—Positivo —repito, como si no creyera que es real.

—Oh, cariño —mamá se lanza hacia mi, y me abraza fuerte. Lisa sigue con sus manos en la boca.

—Positivo... —susurro—. Necesito sentarme.

Me acompañan hasta la cama, y me siento en el medio, Lisa se sienta de un lado y mamá del otro. Tenemos las manos entrelazadas, y sólo por eso he dejado de temblar.

Estaba muy convencida de que iba a ser algo debido a las emociones que he estado atravesando, realmente esperaba un resultado negativo. Pero, sin embargo...

Mi madre y Lisa permanecen en silencio, y necesito que digan algo. No sé bien que, pero el silencio me pone peor.

—Tengo miedo —digo, y mi voz se quiebra. Mamá y Lisa lloran conmigo. Me pongo de pie de forma brusca, y las miro—. ¿Y ahora qué?

Como estrella fugazWhere stories live. Discover now