Capítulo 35 Perdida

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Broonga partió del 1er piso usando su anillo.

En lugar de teletransportarse directamente al Cuarto del Trono como había dicho antes, apareció delante de las grandes puertas que llevaban hacia él. Aún no se sentía preparado para saber la verdad, él no quería entrar y averiguar que sus más terribles presentimientos se volvieron realidad.

«¿Por qué tiene que pasar todo esto?» Broonga llevó sus manos a su rostro y agachó su rostro.

Incluso tuvo que mentirle a Azarel para que no entrara en pánico y tuvo que disfrazar sus verdaderos sentimientos, dejando que su nueva personalidad de "Gobernante de Nazarick" se hiciera cargo del asunto.

Broonga no sabía si había tenido éxito en calmar al NPC, pero quería creer que así había sido. Si todo fue bien, entonces no tendría por qué venir de nuevo a él pidiendo información.

No quería que nadie más se acercara en estos momentos. Solamente quería terminar con todo esto y esperar que todo haya sido un malentendido por parte de Albedo.

-"Esta bien... Jeanne... no sería capaz de algo como eso. Solamente tengo que entrar..."

El cuarto del trono estaba delante de él y dentro se encontraba su amigo quien para este momento ya tendría que haber averiguado que había pasado.

Solo tenía que entrar y ver como negaba cada cosa que dijo Albedo.

-"..."

Pero a pesar de haber dicho eso, los pies de Broonga no se movieron de su lugar.

Ahora que por fin había llegado aquí, al cuarto donde pondría fin a las dudas y el dolor en su pecho, ni siquiera esa nueva fortaleza mental parecía salvarlo de estar nervioso en este momento.

Broonga en verdad quería que todo esto fuera un terrible sueño y que nada de esto fuera verdad, todo estaba yendo tan bien durante estos días que nunca se le pasó por la cabeza que algo como esto podría suceder.

Y mucho menos viniendo de personas tan importantes para él.

Su mano estaba llena de sudor pero aun así lentamente la acercó al gran par de puertas majestuosas delante de él. El mecanismo automático de la puerta reaccionó antes de Broonga la tocara y se comenzaron a abrir lentamente.

Como pudo intentó ocultar su ansiedad y respiró profundamente para calmarse. El ocultó en gran medida sus verdaderos sentimientos detrás de la máscara que usaba con los guardianes y otros NPC de Nazarick, y de esa forma entró en la gran habitación.

En la parte trasera se encontraban Albedo y Ainz. Si hubiera sido solo Ainz el que estuviera en este lugar entonces no tendría necesidad de actuar de esta manera, pero ya que Albedo se encontraba también aquí tenía que poner su mejor cara.

No quería que otro NPC viera su verdadero yo.

Por eso Broonga caminó por la habitación mientras mantenía su rostro serio en todo momento.

Sus pasos eran firmes, pero con cada uno de ellos el dolor en su pecho incrementaba y en algún punto no pudo mantener el ritmo de sus respiración, haciendo que sin querer apresurara su marcha hacia el trono de cristal que por alguna razón parecía más lejano que nunca.

Ainz se encontraba sentado en el trono mirando hacia una pantalla azul que flotaba delante de él. Esto era el "Sistema de Gestión de Nazarick". Dentro de él se encontraba todo lo relacionado con Nazarick, ya sea los gastos diarios, la información de los NPC, la configuración de los pisos, etc.

Era algo que Broonga tenía que usar mucho en aquellos tiempo cuando estaba renovando el 1er piso, pero desde que llegaron a este mundo solo Ainz podía usarla y solamente cuando se sentaba en el trono. Al parecer que fuera nombrado como segundo gobernante de Nazarick no afectaba el hecho de que Ainz seguía siendo en maestro del gremio.

Overlord: La Llegada de BroongaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora