Capítulo 14

833K 47.7K 25K
                                    



—¡¿Tienes una cita con él?! —el sonido agudo que brota de la garganta de Kim, hace que consigamos varias miradas hostiles por parte de los comensales del restaurante.

La vergüenza se arraiga en mí a toda velocidad y miro hacia todos lados solo para comprobar que Donna, la gerente, no ha escuchado nada. Podrían sancionarnos con un día de salario por holgazanear a mitad de la jornada.

—¡Cállate! —digo, entre dientes. Entonces, echo una ojeada a mis mesas para ver si alguien no requiere de mi presencia.

Kim mira alrededor también.

—¿En qué punto pasaste de no querer compartir el techo con él, a aceptar tener una cita? —habla entre dientes.

Me aclaro la garganta y le sonrío a una mujer de edad avanzada que nos mira con curiosidad. Ella parece avergonzada por haber sido descubierta en su intento de escuchar conversaciones ajenas, así que fija su atención en su plato de comida.

Estamos lo suficientemente apartadas como para no ser escuchadas, pero no demasiado como para ser regañadas por no estar atentas al servicio que debemos brindar.

—No es una cita —me justifico—. Solo iremos a conseguir la cena a otro lugar.

—Déjame informarte, Maya, que eso es precisamente una cita —me mira con irritación.

Siento el rubor apoderándose de mi rostro. Estoy a punto de hacer un comentario sarcástico al respecto, cuando una de sus mesas es ocupada por una pareja.

Kim se precipita a toda velocidad y deja un par de menús antes de volver conmigo.

Una familia entera entra al establecimiento y es acomodada en una de mis mesas. Entonces, lista para escapar de ella, tomo los menús del mostrador delante de mí.

¡Oh!, y olvidé mencionar que también nos besamos —digo.

Sin darle tiempo de replicar, me encamino hasta mi lugar de trabajo. Miro por encima del hombro para observar su expresión y casi me echo a reír al ver su mandíbula caída en asombro y sus ojos abiertos de par en par.

Mi atención se posa en los comensales, pero los recuerdos sobre los labios de Harry contra los míos, asaltan mis pensamientos. Mi corazón se acelera en ese momento y mi respiración se atasca en mi garganta. La mujer frente a mí pregunta por los especiales y me obligo a mantener mi expresión en blanco antes de recitarlos.


El restaurante está tan atestado de gente, que no puedo hablar con Kim el resto del día. Ella me mira como si quisiera comunicarse conmigo telepáticamente, pero trato de ignorar todas sus extrañas expresiones. Sé que quiere que me detenga y le cuente cómo fue.

Estoy ansiosa por contárselo. Tenía mucho tiempo sin sentirme así de... bien. Es como retroceder el tiempo a aquella época en la que era realmente feliz. Aquel tiempo en el que mi única preocupación era sacar buenas notas en la escuela y no llegar muy tarde a casa. Se siente como si hubiese pasado una eternidad desde entonces.

Cuando el reloj de mi muñeca marca las siete y media de la noche, mi estómago cae en picada. Solo me queda media hora de jornada laboral y esta noche no pienso hacer horas extras.

«Quizás deberías quedarte hasta tarde. Así no tienes que salir con Harry». Susurra la voz en mi cabeza.

Ni siquiera sé por qué pienso en estas cosas. Realmente quiero pasar tiempo con él. No comprendo por qué mi subconsciente desea sabotearme.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora