Capítulo 47

535K 35.1K 29.5K
                                    



Mis piernas tiemblan con cada paso que doy, pero no me detengo. No puedo creer que no haya perdido mi empleo después de lo que pasó hace unas horas. No puedo creer que Donna, la gerente del restaurante donde trabajo, haya dejado pasar el espectáculo que di cuando Harry apareció en la calle.

Me gritoneó y me amenazó con echarme si volvía a dejarlo todo botado por ir detrás de alguien; pero no me echó. No puedo dejar de pensar en qué demonios fue lo que hizo que no me corriera.

Estoy eufórica. Mi corazón no ha dejado de latir con fuerza contra mis costillas y temo que vaya a hacer un agujero dentro de mi pecho para salir corriendo.

Estoy agotada. Todo el cansancio acumulado parece haberse apoderado de mis músculos, mi cabeza palpita debido al sueño y, aun así, no puedo borrar la sonrisa estúpida que hay en mi rostro.

No he olvidado la discusión que tuve con Kim, tampoco he olvidado que debo hablar con ella para tratar de solucionar las cosas, pero eso no impide que sea capaz de sonreír como tenía mucho que no hacía.

Sé que he tomado la decisión de marcharme de su apartamento, pero eso no quiere decir que no vaya a solucionar las cosas entre nosotras. Sé que no puedo quedarme después de lo que ocurrió. Así que, así las cosas se arreglen entre nosotras, voy a irme.


Avanzo a paso lento en dirección a la sala de empleados. Al llegar ahí, Fred me aborda y me bombardea de preguntas respecto a lo que pasó hace unas horas. Trato de mantener su emoción a raya mientras se lo cuento todo, pero es imposible. Para cuando termino de hablar, se encuentra casi chillando de la emoción. No puedo evitar echarme a reír cuando comienza a hablar acerca de lo dramático y romántico que fue todo.

Algo cálido corre por mis venas en el momento en el que los recuerdos de lo ocurrido esta mañana me invaden.

Después de haberme puesto en ridículo delante de mis compañeros de trabajo, de los clientes del restaurante y de todos los peatones que pasaban por la calle mientras lloraba y me aferraba a Harry, Donna salió a buscarme.

Volver a la realidad no fue difícil después de eso. La expresión de Harry se transformó en una cargada de preocupación y culpa luego de ver el rostro enojado de mi jefa directa, pero traté de asegurarle que todo estaría bien, a pesar de que yo tampoco sabía qué ocurriría. Estaba casi segura de que me despedirían. Aun no entiendo cómo es que conservé mi empleo...

Harry ha estado enviándome textos a lo largo del día. Tuve que decirle, por medio de un mensaje, lo que hice con las llaves de su apartamento y no le quedó más remedio que conseguir un herrero para poder entrar a su casa. Debo admitir que, cuando dijo que se iría a casa, entré en pánico; sin embargo, cuando me besó de nuevo y prometió ir a buscarme a casa de Kim al salir del trabajo, me relajé un poco.

—Prometo que mañana te contaré todo a detalle —le digo a Fred, quien sigue obsesionado con lo ocurrido, mientras tomo mis cosas del mueble donde las he acomodado al llegar.

—¡Oh, por supuesto que lo harás! —exclama—, ¡quiero saberlo absolutamente todo, Maya Bassi!

Una sonrisa boba se apodera de mis labios solo porque su emoción es contagiosa y yo estoy más allá de lo feliz con todo lo que ha pasado.

—Nos vemos mañana —me despido una vez que estoy lista para irme.

—Ve con cuidado —dice y me guiña un ojo, antes de echarse a andar en dirección opuesta a la mía. El día de hoy tiene que quedarse a hacer cierre de caja, así que saldrá un poco más tarde que el resto de los meseros.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora