Capítulo 49

440K 33K 21.7K
                                    



—Entonces, volviste con él... —Jeremiah afirma, pero suena más a una pregunta que a otra cosa.

Yo asiento con un movimiento de cabeza y clavo mi vista en el suelo.

—No espero que lo entiendas —digo, en voz baja—. Solo quería que estuvieras enterado —alzo la mirada para encararlo y le regalo una sonrisa triste—. Eres mi mejor amigo, Jeremiah. No quiero ocultarte cosas.

Él toma una inspiración profunda y deja ir el aire con lentitud.

—No lo entiendo, Maya —dice, tras unos segundos de silencio—. No entiendo qué es lo que ves en él, o qué es lo que te da que te pone como loca, o qué hay de bueno detrás de la facha de matón que tiene —sus ojos se clavan en los míos—. Realmente, no lo entiendo... Pero lo acepto. Lo acepto por ti. Porque, si te hace feliz, todo está bien —traga duro—. Solo espero que él sepa mantenerte fuera del mundo en el que está metido.

Un nudo de ansiedad se forma en mi estómago, solo porque hemos comenzado a planear nuestra huida. Dentro de unas semanas, vamos a marcharnos y yo sigo sin saber cómo diablos voy a decirle a Harry que Anne está enferma y que no puede así como así.

Hace unas semanas le prometí que saldríamos de esto juntos. Que me iría con él y que todo iba a quedar atrás; pero he seguido posponiéndolo para tratar de convencer a Anne de que hable con él.

Harry está más impaciente que nunca. Estoy segura de que, si no fuera porque he postergado todo con pretextos estúpidos, ahora mismo estaríamos muy lejos de aquí.

Ha pasado casi un mes entero desde que fue obligado a sacar la mierda de un puñado de tipos que pensaron que sería fácil vender sustancias ilegales, y aún no he podido olvidar el pánico que vi en su expresión. Él tampoco ha podido apartar esa tortura lejos de su cabeza.

No hay que ser un genio para darse cuenta de cuán ansioso está por alejarse de toda la mierda en la que está metido, y tampoco hay que ser un genio para notar cuán afectado se encuentra desde el incidente de esa noche.

―Harry quiere irse de la ciudad ―confieso, con un hilo de voz, y siento cómo la atención de Jeremiah se posa en mí.

―Y quiere que te vayas con él, ¿no es así? ―De pronto, el ambiente se torna tenso.

No quiero decirlo en voz alta, así que asiento. Mis puños se aprietan en mis rodillas, y trato de reprimir el pánico que me invade.

―¿Y qué es lo que tú quieres, Maya?

―Quiero irme ―asiento ―. Pero me da mucho miedo hacerlo. No es fácil dejar todo atrás. Nunca he salido de esta ciudad. Nací y crecí aquí. Dejarlo todo se siente tan incorrecto ―guardo silencio unos instantes y trato de reprimir el ligero temblor de mi voz―. Además, hay algo que Harry no sabe y que es lo suficientemente importante como para evitar que quiera irse.

Mi vista se posa en mi amigo y noto cómo su ceño se frunce, en confusión.

―¿Qué podría ser tan importante para que alguien que está hasta el cuello de problemas decidiera quedarse? ―Murmura, pero lo dice más para sí mismo que para mí.

―No puedo contártelo ―susurro.

―¿Por qué no?, somos amigos, ¿no es cierto?

―Sí, pero... ―niego con la cabeza―, no quiero arriesgarme a que Harry se entere por boca de alguien más. No sería justo para él.

―¿Estás diciendo que no sé guardar un secreto? ―La fingida indignación en el tono de su voz, me hace sonreír. De pronto, la tensión se fuga de mi cuerpo.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora