Capítulo 26

638K 41.2K 21.6K
                                    



—¡Qué hijo de puta! —Kim está furiosa. Camina de un lado a otro como si fuese un león enjaulado y no ha dejado de despotricar en contra de Harry durante la última media hora—, ¡no puedo creer que haya mentido de esa manera!

De pronto, tengo el repentino impulso de defenderlo, pero me quedo callada.

Estoy sentada en uno de los sillones de la sala de su apartamento, luchando contra la horrible necesidad que tengo de llorar y las ganas que tengo de gritar para descargar la frustración que me embarga. Estoy aquí, tratando de contener a esa Maya débil de la que todo el mundo puede aprovecharse.

—Es por eso por lo que quería saber si podrían dejarme quedar unos días aquí con ustedes —digo, finalmente, y miro a Will, quien se encuentra recargado contra el marco de la puerta de la cocina con los brazos cruzados sobre el pecho. Su expresión está en blanco; sin embargo, no luce incómodo o enojado con mi petición.

—¡Por supuesto que sí! —mi amiga asegura, pero yo no puedo apartar la vista de Will. No quiero que mi presencia aquí lo haga sentir fastidiado de ninguna forma.

Kim mira a su prometido y él asiente con amabilidad.

—Por mí no hay ningún problema, Maya —me regala una sonrisa tranquilizadora—. Puedes quedarte el tiempo que desees.

El alivio me invade de inmediato y el aire que ni siquiera sabía que contenía, sale de mis labios en un suspiro tembloroso.

—Buscaré algo muy pronto —me apresuro a decir—. Lo prometo. Lo menos que quiero es incomodar.

—No digas tonterías —Kim hace un gesto desdeñoso con la mano, para restarle importancia a mi próxima estadía en su casa—. Puedes quedarte el tiempo que necesites, Maya. No te preocupes por eso. Lo que te dije acerca de rentarte una habitación sigue en pie si así lo deseas.

Una oleada de calor inunda mi cuerpo y sonrío con gratitud.

—Gracias, de verdad —murmuro, en un suspiro aliviado.

Kim se sienta en el sillón, a mi lado, y estira su mano para apretar la mía en un gesto conciliador.

—No te preocupes —me alienta—. Todo estará bien. Ya verás.

—Debo decir —la voz de Will hace que nuestra atención se fije en él—, que hay algo que no termina de cuadrarme en todo esto —su ceño se frunce, al tiempo que niega con la cabeza—. Cualquier hombre lo habría negado todo, ¿sabes? —mira a Kim y luego a mí—. Cualquiera habría mentido y dicho que nada sucedió. Harry fue honesto y dijo que no recordaba nada. Eso no tiene sentido.

—¡Por supuesto que lo tiene!, el tipo se folló a la rubia y lo encontraron con las manos en la masa, ¿cómo iba a negarlo cuando la evidencia estaba allí? —Kim refuta—. Es idiota creer que puedes salirte con la tuya en algo como eso, por eso dio esa patética respuesta.

—Pero no hay un hombre capaz de admitir algo así. Hay un dicho entre nosotros para esas situaciones: «Niégalo todo, así te atrapen con los pantalones abajo» —el coraje que había mermado, regresa al escucharlo decir eso—. Él no lo negó. Tampoco aseguró haber hecho algo, pero fue relativamente honesto y dijo que no lo recordaba. Otro, en su lugar, lo habría negado todo.

—Eso no cambia lo que Maya vio —Kim suena más allá de lo indignada—, ¡lo encontró medio desnudo en su cama!, ¡una idiota usaba su ropa!, todo esto sin mencionar que trató de actuar como si nada hubiese pasado.

—¿Y si ni siquiera él sabe qué pasó, realmente? —Will sacude la cabeza—. No lo justifico. En serio que no. Solo trato de entender.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora