Capítulo 52

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No me mira.

Los ojos de Harry Stevens están clavados en la figura inerte en el suelo, pero no hay ninguna expresión en su cara. No hay alivio, ni miedo, ni dolor, ni remordimiento alguno. No hay nada más que un rostro carente de emociones.

Un estremecimiento me invade en ese momento, pero trato de hundir el terror que lucha por fundirse en mis venas.

Mi corazón no ha dejado de latir a una velocidad inhumana y tampoco puedo dejar de temblar. La imagen que se desarrolla delante de mis ojos es tan impactante, que ni siquiera soy capaz de hilar las palabras en mi boca para decir algo.

Él tampoco parece ser capaz de moverse. Es como si el tiempo se hubiese congelado.

Se siente tan irreal. Se siente tan... distante.

—Harry... —mi voz sale en un susurro tembloroso y débil, y él clava su mirada en mí. Las emociones parecen luchar para volver a él, pero desaparecen tan rápido como llegan.

Una tranquilidad enfermiza se ha apoderado de sus facciones. Su mandíbula sigue tensa, y su ceño aún está fruncido, pero no luce angustiado, preocupado o asustado. Es como si la oscuridad que hay dentro de él hubiese vencido. Como si esa lucha constante que hay entre Harry y Bestia hubiese terminado, siendo Bestia el ganador. Como si el Harry dulce que conozco no estuviese más aquí...

Sus ojos me estudian de pies a cabeza y noto cómo la tensión en su cuerpo aumenta a medida que va percatándose del estado en el que me encuentro.

Al terminar su escrutinio intenso, se acerca. Se detiene justo cuando está frente al cuerpo de Alexis Rodríguez y, por un doloroso momento, creo que va a patearlo; sin embargo, no lo hace. Se limita a dar una zancada larga para pasar sobre él.

Al llegar a mí, se acuclilla.

La pistola que aún lleva en la mano, es colocada en la parte trasera de la cinturilla de sus vaqueros y, después de eso, comienza a trabajar en las amarras de mis pies.

Ni siquiera se molesta en preguntarme qué ocurrió. Trabaja en silencio y de forma mecánica, y eso hace que la sensación de desasosiego aumente.

—¿Cómo te enteraste de que...?

—Jeremiah —me interrumpe antes de que termine de formular la pregunta. Su tono de voz es plano y neutro... Frío.

—¿Y Tyler?

—Afuera. Inconsciente.

—¿Cómo supiste que estaba en este lugar?

No responde.

Su atención está fija en la tarea que se ha impuesto y, de pronto, lo único que quiero es que me mire a los ojos y me diga que se encuentra bien. Nunca lo había visto así. Jamás se había comportado de esta manera...

Se pone de pie una vez que ha liberado mis tobillos y rodea la silla donde me encuentro sentada para desatar mis manos. Yo muevo mis pies para eliminar la tensión en mis músculos mientras espero a ser liberada por completo.

El sonido de una inspiración tomada con brusquedad, hace que me congele de inmediato. De pronto, recuerdo la lucha que tuve contra las cuerdas y entiendo el porqué de su expresión alarmada. Mis muñecas deben verse como mierda.

Con mucho cuidado, Harry empieza a trabajar en los nudos apretados. Trata de no tocarme en el proceso y eso me rompe de mil y una maneras.

—Harry...

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora