Capítulo 55

405K 30.9K 19.2K
                                    



—¿Qué es lo que vas a hacer, entonces? —pregunto, tras un largo momento de silencio. Kim, quien no ha dejado de llorar desde el momento en el que me mostró los análisis de sangre, limpia sus lágrimas con movimientos temblorosos y desesperados.

—No lo sé —solloza y mi corazón se quiebra otro poco. Jamás la había visto así. Jamás la había visto perderse a sí misma de esa manera.

No sé qué decir para reconfortarla, así que me limito a envolver mis brazos alrededor de sus hombros y sostenerla con fuerza mientras se cae a pedazos.

—¿Cómo demonios voy a verlo a la cara y decirle que estoy embarazada? —gimotea—. No va a creer que es suyo. Va a pensar que es de Mark y, te juro, Maya, que no es así. La única vez que pasó algo entre Mark y yo fue aquella en la que nos viste —se aparta y me mira con desesperación—. Antes de eso solo había sido coqueteo inocente. Nunca nos besamos hasta aquella vez que nos encontraste en la sala de empleados.

—Kim, sea como sea, debes decírselo —digo—. Will merece saber que estás embarazada. Te crea o no. No cometas el error de no decírselo.

—¿Qué va a pasar si no me cree? —habla, en un susurro asustado y el agujero en mi pecho se incrementa—. Maya, voy a morirme si cree que el bebé que espero es de alguien más. Sé que lo arruiné para nosotros, pero voy a tener un hijo suyo. Un hijo que va a necesitar de un padre. No voy a pedirle que se quede a mi lado, pero deseo con toda mi alma que esté ahí cuando su hijo lo necesite. Lo único que quiero, es que no se aleje de él.

Aprieto su mano en un gesto tranquilizador.

—Kim, Will va a estar ahí para él. Yo lo sé. No va a abandonarlo. No va a permitir que un hijo suyo pase la vida entera sin saber quién es su padre. Solo... díselo —la aliento—. Merece saber que va a ser padre... Prométeme que vas a decírselo.

Kim parece dudarlo, pero asiente.

—Lo haré —asegura y, rápidamente, limpia las lágrimas nuevas de sus mejillas. Entonces, toma un par de inspiraciones profundas antes de mirarme a los ojos y preguntar—: ¿Qué has sabido de Harry?

Sé que desea cambiar el tema de nuestra conversación, pero lo único que consigue es que el malestar permanente en mi estado de ánimo, incremente. La sola mención de su nombre me afecta más que nada en este mundo.

Will y Jeremiah se han empeñado en mantenerme al margen de la situación legal de Harry, y eso está volviéndome loca. Necesito saber si lo que hice fue suficiente. Necesito saber que todo va a estar bien para nosotros. No creo soportar otro golpe más. Ha sido suficiente. Necesito que todo salga bien para nosotros de una maldita vez por todas.

—Aún nada —sueno derrotada cuando respondo, pero ya ni siquiera me importa ocultar cómo me siento en realidad.

No es un secreto para nadie que no estoy llevándolo bien. Hay días en los que ni siquiera quiero levantarme de la cama. Últimamente, me siento atrapada en mi propia mente y es imposible huir de los pensamientos tortuosos que vienen a mí en todo momento.

Pensar en Harry duele. La quemazón provocada por las lágrimas es mi constante compañía y el pánico a lo que pueda ocurrir, hace que me sea imposible estar tranquila un segundo del día. Voy a volverme loca. Estoy a punto de perder la cabeza.

—¿No han habido noticias aún?

La pregunta de Kim me saca de mi ensimismamiento, pero me toma un par de segundos espabilarme.

—Lo último que supe era que el juez debía dar el veredicto en las próximas setenta y dos horas —digo, en voz baja.

Estoy desmoronándome. Estoy cayendo a pedazos y no sé qué hacer para no destruirme a mí misma con negatividad y malos escenarios.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora