Capítulo 35. Encuentro Final

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Horas y horas en el tren. No era posible que se quedara tranquila sentada. Candy se sentía inquieta e impaciente.

Te fuiste de nuevo antes de que pudiera decirte...

Había estado en el tren ocho horas. El cielo estaba oscuro. Miró por la ventana. La última vez que había hecho ese viaje, el tren la había llevado hacia algo doloroso.

Pero esta vez, no me daré por vencida.

En su mano sostenía una pequeña caja de música. La música ya no sonaba, pero ella la sostuvo durante todo el viaje, como si fuera la única esperanza a la que podría aferrarse para encontrar a aquella persona.

Cuando llegó a Nueva York, el fuerte ruido la rodeó y la multitud de gente la empujaba. Una escena frenética que aumentaba el caos en su interior.

Tenía solo una dirección a la cual dirigirse.

Eleanor Baker.

Unos años atrás, la actriz le había enviado una carta invitándola a ir a Nueva York de nuevo. Candy había rechazado el ofrecimiento en esa ocasión, pero había guardado la carta. La dirección de Eleanor Baker estaba en el sobre.

Candy tomó el primer taxi que pudo encontrar.

Rogaba que Eleanor Baker todavía viviera en dicha dirección.

Rogaba que ella supiera en dónde podría encontrar a Terry.

El taxi llegó al área residencial. Candy alejó sus nervios y timbró. Respondió un sirviente y la llevó hacia el lugar en donde estaba Eleanor Baker en el interior de su residencia. Aferrándose fuertemente a la cajita de música de Stear, Candy le agradeció a todas sus estrellas de la suerte el que Eleanor estuviera todavía allí, y esa fuera su residencia aún.

"¡Candy!", dijo Eleanor sorprendida al verla.

Urgida por encontrar a Terry, Candy olvidó incluso saludar apropiadamente a la actriz. "Señorita Baker, ¿sabe en donde está Terry?, tengo que encontrarlo, por favor." El tono angustiado de su voz asustó a la actriz.

"Él se está dirigiendo a Londres", le dijo Eleanor. Candy sintió como si su corazón cayera hasta el piso y se abriera, mientras ella también caía.

Pero entonces escuchó palabras de esperanza. "Muelle 52. El barco sale en dos horas."

Todavía recuperándose de la impresión, Candy suspiró hondamente, y sin decir nada más corrió por el pasillo hacia las escaleras abandonando el edificio, sin ni siquiera considerar el elevador.

"¡Candy!", le gritó Eleanor, yendo tras ella, pero Candy ya se había ido.

"Estos dos..." murmuró para sí.

* * *

Candy corrió hacia la calle, tratando de tomar un taxi desesperadamente. Uno por uno los taxis pasaban frente a ella ocupados con otros pasajeros. Ella se sentía sin aliento, con su pecho totalmente agitado. Con sus ojos llenándose de lágrimas.

¡Por favor! ¡Necesito llegar allá!

Finalmente, un taxi se detuvo y ella se subió. "¡Muelle 52!", le dijo, "¡Apúrese por favor!, necesito encontrar a alguien antes de que se suba al barco."

La compañía de taxis de color amarillo surgió en Nueva York en 1912. Encontré este impresionante y divertido video de Youtube con taxis andando de manera enloquecida en la ciudad de Nueva York. Es un video bastante divertido; casi tuve ganas de escribir una escena cómica de viaje de Candy en el taxi para alcanzar a Terry en el muelle. Pero no pude, pues hacerlo arruinaría el sentido de esta escena final.


Inmediatamente, el conductor aceleró yendo a gran velocidad.

Déjame llegar a tiempo para alcanzarlo. Te lo ruego. Permíteme verlo de nuevo.

Rezaba Candy.

Terry esta vez te perseguiré hasta el fin del mundo.

En todo el camino ella estuvo murmurando y repitiendo su nombre.

Cuando el taxi se detuvo Candy salió apresuradamente. El muelle estaba lleno de gente por todos lados. Todo a su alrededor era un caos. Candy miró a la multitud y se sintió desalentada.

¿Cómo haré para encontrarlo aquí?

Se apuró dirigiéndose hacia el área de abordaje. Golpeando a las personas en su camino.

Quizás él ya abordó.

Le dolió el corazón con ese pensamiento.

Se acercó más y más al área de abordaje, y se dio cuenta que había varias entradas para subir al barco.

¿Cuál será su puerta de ingreso?

Se mantuvo mirando hacia lo lejos, a todas partes, tratando de ver su rostro que reconocería de inmediato, pero no podía verlo.

Se empezó a desesperar.

Mientras estaba distraída y sin que estuviera poniendo atención a lo que la rodeaba, dos pequeños niños que estaban corriendo, persiguiéndose entre sí, la golpearon. Ella trastabilló y cayó sobre la espalda de una persona que estaba a unos pocos pasos. La persona fue golpeada también, lo que le hizo perder un poco el equilibrio, pero tomó el brazo de Candy y la sostuvo. La cabeza de ella se giró para mirar a los niños bulliciosos, y cuando estaba a punto de gritarles sintiéndose frustrada, una fuerza desconocida la hizo mover, se giró y miró a la persona que la sostenía del brazo.

"¡Terry!"

Se quedaron de pie mirándose, sin creer en lo que estaban viendo frente a sus ojos.

Finalmente, la voz de Candy se quebró y las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. Ella retiró su brazo y lo golpeó en el pecho.

"¡No te atrevas...!", había muchas emociones agolpadas en su garganta por lo que difícilmente podía hablar, "¡No me vuelvas a dejar de esa manera de nuevo! ¡No te atrevas!"

Más allá de la sorpresa, Terry la abrazó y la sostuvo fuertemente entre sus brazos.

"¿Qué estás haciendo aquí?", le preguntó aún incrédulo.

"¡No te vayas, Terry, no te vayas!", le decía Candy mientras lloraba. "¡Yo no te envié esa carta!, iba a ir a decirte... iba a decirte... ¡pero te habías ido!"

Y entonces él se dio cuenta.

Candy había regresado a él.

"¡Quédate!, le dijo Candy.

Él la miró, con su corazón palpitante, y una sonrisa apareció en su rostro. "No", le dijo.

"¿No?"

"¡Tú vienes conmigo!" le respondió, tomándola entre sus brazos y dándole un beso en los labios.

* * *

Viajes al exterior en los años 20

Después de la Primera Guerra Mundial los países empezaron a reforzar las reglas de entrada a los países. El Reino Unido fue el primero en pedir pasaporte a todas las personas que entraban al país. Sin embargo, Estados Unidos no empezó a pedir pasaporte hasta la década de los años 40 y a los estadounidenses no se les pedía pasaporte cuando viajaban a el Reino Unido o a otros países europeos. Siendo Candy norteamericana, podía entrar al Reino Unido en 1925 sin ningún documento de viaje.

LA PERSONA QUE YO AMO LE PERTENECE A ALGUIEN MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora