Capítulo 3. La confesión de Aarón.

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Mientras Candy observaba la vasta vista debajo de la Colina de Pony, aún temblando por la carta de Terry, sus pensamientos cambiaron hacia Aarón.

Cuatro años antes, ellos dos estaban parados bajo el Padre Árbol, cuando él le dijo su decisión. El invierno había llegado, y el viento frío helaba hasta los huesos. Pero era un día soleado y los dos disfrutaban estando fuera.

"Voy a ser un doctor rural", dijo Aarón, mientras él y Candy veían a Peter y a dos niños más lanzándose bolas de nieve entre ellos.

"¿No te arrepentirás de perder el puesto en Boston?, es un hospital con muy buena reputación", le preguntó Candy.

Aarón solo sonrió y no le respondió.

La señora Haley y Cecilia Haley llegaron al finalizar la primavera, en el siguiente año. La señora Haley era una fantástica costurera, y pronto sus servicios fueron altamente demandados. Cecilia le ayudaba a la señora Haley a manejar la tienda, y a menudo se ofrecía para ayudar a la señorita Pony y a la hermana María. La señora Pony se cansaba fácilmente ahora. Cecilia y el Dr. Aarón era una adición bienvenida al Hogar de Pony. Los niños siempre preguntaban cuando el doctor Aarón y Cecilia vendrían de nuevo.

Los niños no eran los únicos que querían a Cecilia. Jamie Lowell, el profesor de la escuela local también lo hacía. Cuando Cecilia visitaba el Hogar de Pony para ayudar, Jamie Lowell también venía, para darle a los niños del Hogar algunas lecciones.

El Hogar de Pony es muy vivaz ahora. Es algo maravilloso. Pensó Candy

Mientras Candy estaba constantemente entretenida con las escenas de las jóvenes mujeres que venían a visitar al doctor, por dudosas enfermedades, nunca se dio cuenta que los ojos del doctor solo se fijaban en ella.

No, hasta tres años antes, cuando Aarón finalmente se lo confesó.

Ese día, Sally Morris, la hija de un posadero local, vino por un tratamiento para una condición inexplicable de "latidos y palpitaciones irregulares".

"¿Es esta una condición seria doctor Aarón?", ella estaba incontrolablemente agitada.

Aarón no le encontró nada malo.

Pero la escena fue demasiado divertida para Candy, quien no pudo resistirse más a tomar del pelo a Aarón. Se acercó detrás de donde estaba sentada la asustadiza paciente, y preguntó. "¿Qué otros síntomas siente, señorita Sally?, "¿se siente sin aliento?"

"uh, hum" respondió la paciente. Candy miró directamente a Aarón, quien estaba sentado al frente de la paciente, puso su mano en su corazón, e imitó las palabras sin emitir ningún sonido "¡Oh Doctor Aarón, usted me quita el aliento!", y jadeó.

"¿Se siente acalorada?", continuó Candy.

"Uh, hum, yes", respondió la paciente. Candy, aún con una mano en su corazón, empezó a abanicarse con la otra mano e imitó las palabras "Oh Doctor Aarón, por favor sálveme"

El rostro de Aarón empezó a ponerse rojo. Miró a Candy duramente haciéndole una señal para que se detuviera. Pero Candy continuó incitándolo. "¿Y se siente desvanecer, señorita Sally?"

"¿Por qué?, ¡sí así es!, ¡Oh por Dios!, ¿que está mal en mí?", exclamó Sally Morris. Candy puso su mano en su frente, fingiendo desvanecerse e imitó las palabras, "Doctor, estoy desesperadamente enamorada de usted".

Aarón le lanzó otra fuerte mirada a Candy, advirtiéndole que se detuviera. Candy le sacó la lengua, y dijo con una voz seria, "Señorita Sally, me temo que podría ser una seria condición del corazón. ¿Qué dice usted doctor?, ¿Tiene ella alguna esperanza?"

En ese punto Aarón había llegado a su límite. "No la escuche, señorita Sally. Candy no sabe de qué está hablando. ¿Quizás usted ha trabajado demasiado?", dijo. "Trate de relajarse un poco más".

Le tomó casi media hora de convencimiento, antes de que Sally se calmara lo suficiente para abandonar la clínica.

Tan pronto como se fue, Candy estalló en risas, si poder parar.

"Su corazón está palpitando porque lo persigue. Mi diagnosis es, que tenemos otro caso del Síndrome del doctor Aarón". Se rio Candy. "Está enferma de amor", dijo Candy, poniendo una actitud de enfermera preocupada. "Y usted, buen doctor, es la única cura".

"Candy", dijo Aarón frunciendo el ceño y suspirando. Después sus ojos, entrecerrados, cambiando a una mirada tierna, dijo, "Candy, ¿qué pasaría si te digo que solo te quiero a ti?"

Candy no estaba segura de si había escuchado bien. Se quedó mirando a Aarón, con sus ojos en blanco y su mente confundida.

"¿Es esta idea muy extraña?", levantó Aarón su mirada desde su asiento y sus ojos se encontraron.

"Aarón..." Candy no podía pensar o saber qué decir. Por supuesto que se daba cuenta de que él era atractivo. Todos se daban cuenta. Pero ella no había pensado en un hombre de esa manera por mucho tiempo.

Desde un momento en que ella difícilmente recordaba, (desde la noche nevada y con viento, muchos años atrás en Nueva York), su corazón, aunque no murió, se detuvo. Como una fuente en donde el agua ya no corre. Su corazón (y el tiempo) se detuvieron.

Después de un rato, Aarón alejó su mirada. "Piensa sobre eso Candy. ¿Quizás nos darías una oportunidad?", sonrió él suavemente mientras se lo dijo.

LA PERSONA QUE YO AMO LE PERTENECE A ALGUIEN MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora