PARTE 3. Serenata - Capítulo 13. Terry llega al Hogar de Pony

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Candy no respondió su carta, y él no sabía por qué. Quizás ella no quería saber de él. Si era así, ¿Cómo podría culparla? Él tomó su decisión y la dejó ir. Habían pasado muchos años. Quizás ella ya no sentía lo mismo por él. Quizás él era un tonto aferrado a un amor que habían tenido hacía mucho tiempo, cuando eran muy jóvenes. Quizás... y él se negaba a pensar sobre ello... ella estaba casada con alguien más.

Pero quizás... ¿Ella no recibió su carta?

Deberías ir a verla. Le dijo su madre. ¿No es esa la verdadera razón por la que volviste a América?

Terry se paró frente a la ventana del apartamento de su madre, mirando hacia fuera como buscando algo. Eleanor tomó otro sorbo de su té, y puso la taza en la mesa.

Si todavía la amas entonces debes ir a buscarla. Y entonces lo sabrás. Le dijo, mirando la silueta de su hijo. Una figura muy solitaria.

Él sabía que Eleanor estaba en lo correcto. Una carta no era suficiente.

Estaba ese lugar...

Él sabía que sin importar qué, tarde o temprano ella regresaría allí.

Tan pronto como se decidió, compró los boletos para el primer tren de Nueva York a Michigan. Sin importar lo que ocurriera. Tenía que verla.

En el tren miraba fuera de la ventana. Tenía una sensación de libertad que no había sentido en muchos, muchos años.

La escena de ver a Candy mientras su tren dejaba Chicago vino vívidamente a su mente. Trajo una sonrisa a su cara.

Candy. ¿Podemos volver en el tiempo?

Terry difícilmente podía contener su entusiasmo mientras se dirigía hacia el Hogar de Pony. Había anticipado este momento por mucho tiempo, y estaba nervioso.

Era casi de noche cuando llegó al Hogar de Pony. Dudó antes de tocar en la puerta. De nuevo se encontró a las dos mujeres, la señorita Pony y la hermana Lane.

El tiempo no espera por nadie. Inclusive este lugar había cambiado.

Se dio cuenta de que el Hogar de Pony había sido remodelado y ahora era más grande. La señorita Pony y la hermana Lane se veían más envejecidas, y la señorita Pony se veía más frágil.

¿Y qué si Candy había cambiado también?

Se estremeció ante la idea.

Las dos mujeres estaban muy sorprendidas por verlo.

"Por favor díganme en dónde puedo encontrar a Candy. Debo verla"

La señorita Pony y la hermana María se miraron. Las dos mostraban incertidumbre. Entonces la señorita Pony asintió y la hermana Lane lo invitó a pasar. Estaba por seguirlas cuando un pequeño niño, de alrededor de siete u ocho años, pasó corriendo por su lado a través de la puerta y se paró detrás de la señorita Pony.

¿Está buscando a Candy?, le preguntó.

"Sí, ¿sabes en dónde está?", le preguntó Terry

Claro que lo sé!, soy Peter, el segundo al mando. Es mi deber saber en dónde está y reportarme ante ella en caso de que me necesite", dijo el pequeño niño llamado Peter, de manera orgullosa.

"Justo fue a la Colina de Pony" dijo el niño, señalando en esa dirección. Luego dijo con una mueca, "Quise que me ganara pero me dijo que no quería y me pidió volver aquí".

¡Ella está aquí!

Los ojos de Terry brillaron. Miró a la señorita Pony y la hermana Lane y les dijo, "Les pido disculpas". Y se alejó apurado.

LA PERSONA QUE YO AMO LE PERTENECE A ALGUIEN MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora