Capítulo 34. La decision final de Candy

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El auto iba a toda velocidad. Pero para Candy no iba lo suficientemente rápido.

¿Por qué? ¿Por qué no me esperaste? ¿Por qué no hablaste conmigo primero?

Estas preguntas invadían los pensamientos de Candy mientras el coche se dirigía al Claremont Inn.

Entró apurada al recibidor del Inn y pidió hablar con el recepcionista.

"Terry Graham, ¿en dónde está? ¿Está aquí? ¿En dónde está?", Candy quería saber.

El recepcionista, un calvo y corpulento hombre, de alrededor 50 años, miró a la joven mujer un poco confundido.

"Él es un huésped! ¡Por favor señor! ¿Está todavía aquí?, ¿puede decirle que lo quiero ver?", le dijo Candy.

"Ya veo", dijo el recepcionista, "déjeme ver", el hombre revisó lentamente los libros y registros que tenía en frente, mientras Candy se volvía más y más impaciente y ansiosa.

Finalmente, después de revisar sus papeles en cámara lenta, lo que casi enloqueció a Candy, le dijo, "Lo siento madam, me temo que él se fue ayer."

Candy sintió su cuerpo flácido y su mente quedó en blanco.

¿Cómo pudiste simplemente irte así?

Mientras todavía estaba tratando de entender qué había pasado, el recepcionista le dijo, "¿Por casualidad es usted la señorita Candy White Ardlay?, él dejó una carta aquí para alguien con ese nombre. "Dijo que se la diéramos si ella venía."

Candy rápidamente tomó la carta y la abrió.

......................

"Querida Candy,

Recibí tu carta de manos de la señorita Cecilia. Entiendo tu decisión.

Por favor no te preocupes por mí.

Es difícil decir adiós. No quiero que te sientas obligada a verme de nuevo. Pero gracias por los cuatro días que tuvimos juntos. Esos cuatro días significan mucho para mí.

Siempre desearé que seas feliz.

T. G."

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"¿Dijo a dónde iría?", le preguntó al recepcionista dócilmente, no esperando que él supiera.

"No, lo siento, madam, no lo dijo", comentó él. "Pero nos pidió le ayudáramos a comprar un ticket para el tren que iba a Nueva York. Así que imagino que se dirigió allá."

Nueva York...

Tengo que ir y encontrarlo...

Ella salió rápido del hotel y se dirigió a la estación del tren.

El siguiente tren para Nueva York...

Tomaría el próximo tren que saliera para Nueva York. Esta vez... esta vez será diferente.

A la siguiente mañana, Candy se despidió de Albert, Sophia, Annie y el pequeño Anthony, mientras Archie se preparaba para llevarla a la estación del tren.

"No te preocupes, Candy. Cuidaremos de Aaron por ti", le aseguró Annie. Candy le agradeció de corazón asintiendo.

"Albert, lamento irme tan pronto, justo cuando llegaste. Nuestras reuniones son siempre demasiado cortas.", le dijo Candy mientras le daba un abrazo.

"Buena suerte, Candy", le dijo. "Si necesitas alguna cosas..." se miraron mutuamente, y Candy asintió.

"Hasta luego, Candy. Que tengas un buen viaje", le dijo Sophia.

LA PERSONA QUE YO AMO LE PERTENECE A ALGUIEN MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora