C a p í t u l o 35: Ser fuerte.

Start from the beginning
                                    

—Queremos que vengas a casa —dice mi madre—. Pasa la noche con nosotros.

Pienso en la respuesta, y en cuanto Penélope se cruza por mi mente, me niego.

—Tengo que ir a la casa de Steven.

—Hija, no creo que eso sea...

—Penélope, su gata, debe estar hambrienta —interrumpo a mi padre.

—Pasamos por allí, la alimentas, y luego vamos a casa —propone mi madre.

—No, quiero estar con ella, me va a necesitar.

Se miran, saben que por más que lo intenten, no van a conseguir lo que quieren. No quiero irme con ellos, quiero estar con Penélope.

Me pongo de pie, me incorporo de a poco, y cuando me aseguro de que no estoy mareada para caminar, salgo de la habitación. Todos siguen allí, desde mis compañeros de editorial, hasta los alumnos de Steven. El hecho de que aún estén todos presentes, hace crujir mi ya dolido corazón.

Lisa corre a mi encuentro, me abraza fuerte. Sigue Carl, luego mis compañeros y Randall. Los amigos de Will, sólo me entregan una mirada de apoyo. Y lo agradezco, creo que ya no quiero más abrazos. Necesito irme de aquí, y dormir con Penélope.

—Tómate el tiempo que necesites —me dice Randall—. No te preocupes por volver pronto a la editorial. En serio, Gia. Tómate tu tiempo.

Asiento.

—Gracias por tu compañía —asiente, y observo a mis compañeros. Entienden que les agradezco a ellos también. Se despiden, y desaparecen de mi vista.

Will entrelaza su mano con la mía, y cuando lo observo, cuando veo sus ojos tristes, todo mi cuerpo vuelve a doler. Emana una tristeza que, por supuesto, la comprendo demasiado. Verlo así me destruye, y más cuando sé que no puedo batallar contra sus emociones.

Sus amigos se despiden de él, y puedo notar como uno de ellos quiere decirme algo, pero no se anima. Sus padres lo llaman, y el chico me observa nervioso.

—Dime —le digo.

Suspira.

—¿Podemos saber donde será, esto... Queremos estar ahí, ¿podemos?

Veo que no soy la única que no puede nombrar tal acontecimiento.

—Le diré a Will que les avise.

Asiente, y me da un abrazo corto, pero reconfortante.

—Lo siento —dice al separarse, y corre hacia sus padres. Al encontrarse con ellos, observa sus pies. Su padre lo abraza.

—¿Estás segura de no querer venir con nosotros? —pregunta mi padre, y asiento.

—Si, estoy segura —miro a Lisa—. No iré a casa.

Noto que no esperaba algo como eso. Quizá en su mente planeaba hacerme compañía toda la noche, sin decir ni hacer nada, sólo estar ahí. Y me agrada eso, me gustaría hacerlo, pero la verdad es otra; quiero a Penélope.

—¿Por qué?

—Quiero ir a lo de Steven.

Mi mejor amiga asiente, no se pone en mi contra, ni me dice nada al respecto. Y no porque estuviera de acuerdo con mi decisión, sino porque me entiende. La amo por eso.

—Sólo te voy a pedir que me llames si es demasiado, por favor —me pide. Pudo haberse ofrecido para ir conmigo, pero también comprende que no necesito eso.

—Lo haré.

Se lanza hacia mí, vuelve a abrazarme fuerte. Llora en mi medio abrazo, el agarre de Will no me deja hacerlo como se debe. En cuanto se separa, seca sus lágrimas rápido.

Como estrella fugazWhere stories live. Discover now