RuedaS •|Si quieres te puedo llevar|•

Ca¶ítulo | 14

Había pasado ya tiempo desde que ví los archivos que contenia ese dichoso pendrive rojo. Bastante más de una semana, varias en realidad.

Seguía visitando a mi Lucas a pesar del tiempo y me dolía cada vez que decía que daba igual lo que viera no sentía nada por lo que no me tenía que preocupar y era tan tierno el hecho de que siempre tratará de no preocuparme, pero el hecho de verlo todavía en cama me dolía igual. Era sorpresivo también el cambio que tenía que hacer por él y que hacía sin importar; comenzaba a tomar notas y apuntes para que al chico de la silla de ruedas no le fuera mal y trataba siempre de hacerlo bien, muy por dentro no quería que se apartará de mi de ninguna manera y cada día que terminaban las clases le llevaba el material y lo veía mientras copiaba con su hermosa letra y su frágil mano que nerviosamente trazaba y que me hacía ver cómo se comportaba.

¿Pero qué pasó con el dichoso contenido de aquél pendrive rojo? Les diré que no tenía nada más que fotos de nuestra infancia, de los tres en realidad. Eramos Luis, Malcon y yo enmarcados en varias fotografías y diferentes escenarios, pero la mayoría era de Malcon y yo, con la sombría imagen de Louis de lejos. Les había contado que de pequeño uno no se daba cuenta de las cosas que de verdad pasaban o nuestra realidad de cierto sentido era distinta en nuestra mirada y no podíamos decir si era buena o mala a tan poco edad, por lo que pintábamos con color los dibujos que solo deberían quedarse en tonos grises.

-Y Louis si me odias espero que lo sigas haciendo-.

Día lunes ya terminando de anotar los apuntes que por supuesto no reelería de nuevo, esperaba que sonara el timbre que avisaba de que ya sería la hora del almuerzo.

El chico de la silla de ruedas todavía no llegaba a integrarse y el asiento de mi lado se mantenía vacío y eso después de todo lo que pasó, se suponía que después del cambio de Lucas, mi compañero de asientos sería Malcon pero hasta él se distanció de mi y no es que me moleste sino que me extraña junto al sentimiento de nostalgia que dejaron aquellas imágenes.

Ya sonado el timbre me levanté guarde mis cosas y me fuí de la sala. Los pasillos se llenaron prontamente y al llegar al comedor la fila parecía eterna, tampoco era como si estuviera tan úrguida en comer pero realmente era más productivo o almenos para mí hacer la estúpida fila. Estando en ella seguía pensando que estaba rodeada de las personas o la persona que le hizo eso a Lucas pero ya no estaba clara si realmente era Malcon o no, no entiendo porque siempre seguimos viendo lo bueno dónde no lo hay y sabía que es así, no había nada bueno y peor aún el instituto no había hecho nada ante la situación, diciendo que no había evidencias y que nadie informaba nada del caso, me molestó eso, pero ni Lucas quería hablarme al respecto.

Ya tocado mi turno tome la bandeja y me senté en una mesa alejada. Después de este día volvería a ver a el chico de la silla de ruedas y de ahí directo a mi casa. Comí hasta llegar al postre, tome la manzana y con bandeja me pare la dejé en el lugar correspondiente y salí de el comedor. Todavía quedaban algunas horas antes que sonara el timbre que anunciaba la última clase.

Por alguna razón me quería ir a las gradas del gimnasio y caminé hacia estás, pase por los pasillos dónde se detonó todo, aquella dónde ví a mi pequeño chico de la silla de ruedas lastimado, pero no me quedé a pasar lastima me apuré en solo ir a el gimnasio esperando que este esté vacío. A mi suerte si lo estaba.

No sabía cuál era mi razón no me molestaban las personas a mi alrededor ni la bulla ahora, independiente de dónde estuviera mi circulo espacial mantenía mi mente concentrada en mis pensamientos al punto de acallar a todos los demás. Me senté en la grada tire la bolsa y me acosté en ellas. Estiré mi cuerpo y trate de respirar con calma.

Sabía que ya llevado tiempo mi cuerpo adormilaba y quería saltarme las clases, aunque no podía puesto que era una responsabilidad que me había otorgado por mi chico de la silla de ruedas.