Ca¶ítulo | 27 . 2

525 38 3
                                    

Estás castigada.

Mi madre de un lado al otro de la habitación con la señora Magda a su espalda gritaba como si la noche anterior en el auto su reto efusivo no hubiera sido suficiente. Una semana sin salida justo la semana en que comenzaban las vacaciones. No importaba. Quedaría un mes más y tres semanas en que disfrutaría mi juventud si es que disfrutar se pudiese.

¿Que hará Lucas?

¿Qué haré yo?

¿Que haremos? Puesto que aunque la molestia no se me haya quitado somos un nosotros. Sonreí mientras que seguí escuchando el reñir de mi madre.

-Johanna-.

- Mande-. Suspiré.- Si estoy escuchando.

- Son dos semanas ahora-.

- Dijiste que era una-. Frunzo el seño.

- Tres-. Me quedé callada. No podia estar un mes sin ver a Lucas y lo sabía. Sabía que si seguía hablando no le importaría dejarme encerrada toda la vida. Bien le gustaría. Según ella la vergüenza que había pasado no se la desea a nadie, pero tan bien que se sintió y por lo mismo me quedé callada hasta que saliera. Ni una semana más.

Por otro lado, Magda solo asustada detrás de de mi madre llevaba el botiquín, puesto que en la noche anterior no pudo curarme. Era tarde lo comprendía, tampoco estaba aquí porque se lo había pedido, pero Magda es Magda.

- No debiste hacerlo-. Mientras ponía pomada acariciaba mis manos y suspiraba a la vez.

- Ay Magda tantas cosas que si debí hacer y no hice... Al final es lo mismo-. Le sonreí y ella nego riendo.

- Me harás compañía la mitad del verano-. Cierra el botiquín al menos un poco más alegré.

La mitad del verano.

Las notas serían presentadas en unas semanas, gracias a Lucas no me preocupaba, esperaba que fuera una de las formas de hacer desistir a mi madre de la idea de que merecía estar castigada, pero al llegar estás casi a mitades de enero, aunque la sorpresa de mi madre la invitó a comprarme un auto no tuvo indicios de que quisiera verme montada en el.

Había chateado con Lucas de la sorpresa pero aun así solo quedaba en eso.

- Te queda solo una semana-. Mientras sorbía su café mi madre respondía a mis quegidos.

- Pero una semana-. Suspiré en desacuerdo. A pesar de comenzar a hablar con Lucas todos los días, hasta en eso me cansaba, yo quería verlo. El sol comenzaba a resplandecer cada día más y cada día parecía estar perfecto.

- Esperarás una semana entonces-. Se para de la mesa y bajo mi mirada con los tacones va a recoger las llaves de su auto.

Ya tenía una idea.

- ¿No quieres que te acompañe?-. Le sonreí aunque no me importaba a dónde iría quería salir, talvez en una de esas me escapaba a ver a Lucas.

- Nunca creí que te gustaría acompañarme a la empresa-. Mi madre voltea a verme incrédula. Hasta yo no lo creía era cierto que no quería ir a la empresa. Mentiría si dijera que se lo que realmente hacen allá.

- Siempre hay una primera vez ¿no?-. Sonreí sin creerlo.

- Vístete y vamos-. Responde mi madre volviendo a lo que hacía.

- No importa-. Me pare de la mesa.- Ya estoy lista-. Mi madre me miró de arriba para abajo y suspiro decepcionada. Sudadera negra y un buzo suelto. Agarre el teléfono y la cartera poniéndolos en el bolsillo delantero de la misma y la volví a mirar.

RuedaS •|Si quieres te puedo llevar|•Where stories live. Discover now