Ca¶ítulo | 6 . 2

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- Enserio se te ocurrió traerme a tu casa-. Le digo mientras pasamos la reja y entramos en esta.

- No conozco más lugares-. Me dice bajo.- Es como obvio ¿no?-. Recorre con su mirada su propia casa.

- Si-. Río incomoda y volvemos a hacer silencio.

Busco cambiar de tema, mirando nuevamente todo. Me fui demasiado rápido ese día y no pude ni siquiera hablar con su madre. Todavía siento un poco de vergüenza por lo que pasó en el baño, pero ¿saben?, no me arrepiento, igualmente no creo que el lo haga.

« El baño.»

- ¿Puedo darme una ducha?-. Le pregunto esta vez ceria.

- Claro.- Dice.- Ya creo que sabes donde esta el baño.- Dice bajo aunque logro escucharlo lo suficientemente como para llegar a sentir su nerviosismo al decirlo.

- ¿Quieres entrar conmigo?-. Pregunto pícara y este niega compulsivamente. Río cansanda y me dirijo a la habitación del chico.

Antes de entrar al baño, me quito la ropa y desnuda entro en este. Trato de solo darme una buena ducha, sin tratar de mirar mucho mi cuerpo y de darle importancia a lo que paso. Ya pasó ¿no?. Solo seré fuerte. No llorare por esto. Esto solo me hará más fuerte.

Termino. Salgo de la ducha pero no del baño. Hay un espejo pegado a la pared de un tamaño en que puedo verme de un manera completa y me doy cuenta que no hay nada, literalmente nada, ni siquiera un moretón con lo que pudiera decir a las autoridades "fui violada", además quien me va creer si mi fama es de prostituta.

« Posiblemente él me creería, me vio y sabe que yo fui la víctima ¿verdad?.»

Salgo del baño envuelta en una toalla. Miro mi ropa en el suelo y de solo un poco me asqueo. La tomo y en un rollito la boto en la basura, no me importa quedarme sin esa cosa, ¿pero que me pondré ahora?.

Busco en el armario de la habitación algo que ponerme. Saco un pantalón holgado y me lo pongo. Sorprendentemente este me queda hasta el piso, podría ser que él hasta fuera más alto que yo, pero no me daré esa idea, no con él, sería un poco feo decirle.-(Oye si pudieras pararte serias más alto que yo)-. Sigo buscando una camisa un poco holgada y saco una negra con una calavera al medio, no creí que el tuviera algo así, pero en fin igual me la pongo.

Salgo de la habitación vestida y descalza, me doy cuenta de que no me había fijado en que más al final de este hay tres habitaciones. Si no mal recuerdo, una era del baño, al que debía de ir el otro día desde el principio pero por alguna razón no fui. La otra debía de ser de su madre, pero la tercera realmente me parecía desconocida, el hecho de que estuviera ahí, como algo natural, me hacía querer entrar.

No voy hacia ella porque ante todo se que es una casa ajena, es su casa y se que dentro de poco me dejará conocerla por completo y a él.

«Eso espero.»

Ya estado fuera del pasillo me dirijo al comedor, ya que este parece estar ahí. Lo veo moviendo una espatula en una sartén, al parecer cocinando huevos revueltos. Me acerco un poco más y quito de sus manos la espátula.

- Dejame-. Le digo haciéndome un espacio en la cosina.- Ya lo hago yo-. Este se aleja un poco y me deja seguir.

Ya listo los huevos tomo dos platos y los sirvo, dejándolos después en la mesa. El chico en silla de ruedas se acerca y tomando un lugar y empieza a comer en silencio.

- Gracias-. Le dijo cuando termino. Este asiente con una sonrisa tímida y se va del comedor.

Agarro los platos y los llevo al fregadero para lavarlos y por último dejarlos secos para acomodar. Mi pelo estorba mi cara mientras trato de cerrar la alacena con los platos en su lugar. Tomo una punta, recuerdo los jalones de Malcon y realmente me dan ganas de llorar, nunca me sentí tan expuesta, tan maltratada, humillada, sufrí al igual que con Louis y lo aguanté como ahora, pero no por esto ninguna mujer por más mal que haga merece ser castigada como ésto.

Veo de lejos unas tijeras y se que no me arrepentiré. Agarro un largo mechón y desde su raíz comienzo a cortar. No se como me veo y no espero verme mejor de lo que estaba, solo se que me he quitado un peso de encima.

Voy hacia la habitación nuevamente, abro la puerta y veo a el chico de la silla de ruedas leyendo en su cama. Este al verme se sorprende un poco, pero ignoro su mirada. Cierro la puerta con seguro por alguna razón no aparente ni conocida me dirijo al borde de su cama.

- Correte-. Le digo y este aunque me mira un poco aturdido lo hace, tarda unos segundos y ya movido tomo la punta de la sábana y metiéndome a la cama me cubro con esta. Miro al chico que me mira como si estuviera loca. No es una mirada diferente a la que tenía el otro día cuando toqué su pierna, pero siento que esta vez está más cómodo.- Sigue leyendo-. Le vuelvo a dar una orden y este tomando su libro lo hace. Me doy la libertad de abrazarlo con mi brazo derecho y este se exalta, pero no deja de leer.

Me pongo a pensar en mi vida, mientras veo su pálido y delgado rostro, que e hecho para llegar a tanto, enserio he sido tan mala para que mi vida sea considerada una total mi€rda@. Pienso en mi padre, seguramente ni me recuerda y tiene otra familia por ahí, y mi madre piense en hacer otra y aquí es donde digo donde quedo yo, para todo soy un estorbo, seguramente este chico piense rayos enserio esta loca, pero no lo dice porque es un chico casi insociable que en su vida nunca a hecho nada más extraordinario que enfrascarse en un estúpido libro y pensar esto es más real para mi que la mismísima realidad. Realmente aveces me gustaría ser como este chico, pensar que la realidad que vivo es inexistente y enfrascarme en una ilusión con final feliz.

- Joh-. Siento que me habla y por fin me salgo de mis pensamientos y le pongo atención.- ¿Estas bien?-. Me pregunta luciendo preocupado.

Dudosa y casi ida le respondo.- Si ¿por qué?-. Lo miro y parece aún más extrañado.

- ¿Por qué lloras entonces?-. Llevo mis manos rápidamente a mi rostro y siento mis manos húmedas. Volteo todo mi cuerpo en vergüenza, ¿por qué?, no sabría decirlo.- ¿Joh?

- Si estoy bien-. Le digo mientras le doy la espalda pero mis lágrimas comienzan a salir nuevamente.

- ¿Joh?-. Vuelve a preguntar.

- Te digo que estoy bien-. Le respondo cortante y este hace silencio.

El silencio se hace aún más profundo. Trato de pedir perdón ante mi actitud tan desalmada, pero mis palabras se ven opacadas por mis lágrimas, me avergüenzo por ser tan frágil y el no poder parar de llorar, pero mis pensamientos se paralizan al sentir los brazos del chico de la silla de ruedas por mi cintura y su cabeza pegada a mi espalda.

Sin nada que decir lloro aún más fuertemente dándome la libertad hasta de gritar de agonía. Lo mejor de todo es que mientras más fuerte lloraba más sentía sus brazos apretándome, agarrándome tan fuerte como si fuera a uir y ante esto él no quisiese.

Sus brazos en ese momento se sentía como mi salvación. Como si todo el mundo me viese en peligro de caer por un acantilado pero el único en busca de ayudarme fuera él. Irónicamente me trata de salvar él, el único chico en silla de ruedas.

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Si les gusto dejen su estrellita. Me ayudan mucho.

RuedaS •|Si quieres te puedo llevar|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora