Capítulo 29

1K 73 29
                                    

El resto del día había sigo irritante más de lo que ya había sido en la mañana.

Estando disgustada con Maslow me hacía perder la cabeza. Estaba contrariada todo el tiempo y por más que me ocupase, no lograba despejar mi mente de los pensamientos tormentosos, sumándole una nueva preocupación ante el comentario de Connor Bennet.

¿Era en serio lo que había dicho? Yo juraba que en cualquier momento diría que era una broma, pero me quedé esperando porque jamás lo dijo y Jerry me lanzaba miradas llenas de humor del que no me gustaba y me hacía sentir como una tonta.

Josh y Evant eran las únicas personas que no me causaban controversia estando en la oficina, porque prácticamente me ignoraban, y eso era justo lo que quería, sentirme ignorada.

Susana no estaba por ninguna parte, y eso me hacía llenar un poco más mi mente porque su ausencia me preocupaba.

–Connor, el jefe quiere que cheques estos papeles. – dijo una voz que acababa de llegar. – Ten, y cuando termines quiere que vayas a su oficina.

Me apresuré a buscar unos audífonos en mi bolso para desconectarme de todo, y para evitar contacto con la persona que acababa de entrar a la oficina.

No quería verlo a la cara por dos razones. La primera era porque de seguro encontraría marcas de golpes en su piel, y la segunda era porque le había dicho a Maslow que yo sabía el secreto.

Con disimulo, me puse los audífonos en cada oreja, pero antes de que pusiera una canción, Josh dijo un comentario.

–¡Cielos! ¿Con quién te golpeaste? Dime que ganaste.

Apreté los ojos y puse una canción al azar en mi lista de YouTube music.

Para acabar se puso la canción "The Days de Avicii", la canción que Paul y yo íbamos cantando cuando conducía hacia su casa.

La cambié de inmediato, y ahora se puso "Counting Stars de One Republic". Respiré con fuerza y supuestamente me hundí en la computadora.

Sentí la presencia de una persona mirándome, pero no iba a voltear a ver a nadie, porque sabía que me dolería hacerlo.

Una mano me tocó el brazo con mucha timidez y miré de reojo.

–Sarah. – me quitó el audífono derecho y lo miré amenazante. – ¿Puedo hablar contigo?

Maslow tenía una marca en la cara, pero el pobre de Paul tenía hasta rota la comisura del labio. Se veía acabado el pobre hombre, tanto que me costó disimular mi asombro por verlo así.

–¿Qué pasa? – apreté los labios.

El chico tenía los ojos brillosos, lo que me distraía de mi objetivo por ser rígida.

–Sarah, creo que este no es un buen lugar para hablar.

–Por si no lo has notado, estoy trabajando porque no lo había hecho desde hace días.

–Lo sé, pero quiero arreglar un asunto contigo. – agachó su rostro. – ¿Puedes acompañarme a la oficina?

Le clavé una mirada cargada de seriedad que hasta el pobre retrocedió.

–Espero que sea algo importante lo que me vas a decir, porque estoy bastante ocupada.

Me levanté de la silla, me acomodé la falda y sentí la atención de todos en la oficina.

–Cuidado, Paul. – dijo Jerry desde su lugar y lo quería aplastar con los ojos.

–¿A qué te refieres con eso, inútil? – le contesté por puro impulso y me sonrió con malicia.

Mi ProtegidaWhere stories live. Discover now