Capítulo 10

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–¿Quieres otra cerveza? –me preguntó Maslow y yo lo vi a los ojos, pero no me di cuenta que tardé mucho haciéndolo. – ¿Quieres?

–Sí, por favor. – él pasó su vista a mis labios y un segundo después se levantó para buscármela.

–Yo sé que no nos conocemos, pero se adoran, ¿verdad? –dijo Rob y yo sentí presión en el pecho.

–¿A quién te refieres? –pregunté y los chicos se empezaron a reír.

–Maslow ha ocultado mucho tiempo esa adoración que siente por Sarah. –dijo Paul después de beber de su vaso. –Y Sarah está en las mismas.

–Oigan, me estoy poniendo roja. –dije y me toqué las mejillas calientes.

–Yo sé que algún día podrán contarme esa historia. –dijo Rob.

–¿Cuál historia? –preguntó Maslow apenas llegando y de inmediato tomé la cerveza que me traía.

–Gracias. –le dije y bebí.

–De su enamoramiento. –dijo Evant mirando el reloj. –Chicos, yo ya me la sé, y bueno... tengo que irme, pero espero que disfruten la noche. – se levantó, me besó la cabeza y le dio una palmada en el hombro a Mas. – Gracias por todo, me la pasé increíble.

–Cuídate mucho y gracias por venir. Buena suerte con tu asunto. –dijo Mas y después todos comenzaron a despedirse de él.

–Bueno, ¿en qué nos quedamos? –dijo Rob queriendo saber y sin perder el dedo del renglón.

–Ah, ya. –dijo Mas y sonrió. –Bueno, es algo complicado de explicar. – me volteó a ver y yo sonreí. –Ella se enamoró primero que yo, y yo era muy estúpido como para darme cuenta.

–Pero, ¿se conocieron en el trabajo?

–No exactamente. Maslow me dio el trabajo, a los veintitrés. – sonreí al recordar cómo fue. – Yo era militar y por un trauma que tuve... me salí, pero no aceptaban mi renuncia, hasta que la última vez que iba a decir que renunciaba me encontré con Maslow en ese lugar, y el encargado me sacó de mis casillas, así que me puse histérica y le respondí como si yo estuviese a la altura de aquel hombre.

–Sin duda eso fue lo que me terminó de convencer de que Sarah era apta para trabajar con nosotros. Tenía un carácter que conserva hasta la fecha. –los chicos se empezaron a reír. – Pero eso me atrapó y yo estaba en ese lugar porque buscaba a un agente que quisiera pertenecer al FBI, y la encontré.

–¿Aún sin la experiencia? –preguntó el agente Bass que había guardado mucho silencio.

–Sí, y no me confundí. Fue una casualidad porque yo la primera vez que vi a Sarah fue en el funeral de mi padre, y ella era muy amiga de él.

–Fue mi psicólogo. –agregué.

–Y pues el destino nos volvió a poner en el mismo camino.

–Oye, pero recuerda que tú fuiste a mi graduación. – le dije y él asintió.

–Es cierto, yo fui a su graduación a dejarle flores como regalo, porque sabía que mi papá hubiese estado ahí. Lo escuchaba hablar de ella varias veces y es que la admiraba mucho.

–Fue un gran hombre. –dije y me empezó a dar tristeza.

–Y pues regresando al trabajo, ella lleva cinco años aquí. Ha visto las peores facetas que he tenido. – la mirada de Maslow se perdió un poco y supe que estaba recordando a su fallecida ex novia. – Y, sin embargo, ha estado conmigo en todas ellas. – Tomó de su trago– Y en medio de todo el caos, arriba de un hospital sin iluminación, mientras ella trataba de apuntarle a otro franco y yo de defendernos de unos tipos que iban a provocar un tiroteo, creí que íbamos a morir. Todo estaba complicado y yo... tomé el valor de enfrentarme a Sarah, sabiendo que podía golpearme o algo así– se rieron otra vez–, pero lo prefería, y la besé.

Mi ProtegidaWhere stories live. Discover now