Capítulo 21

1K 67 31
                                    

Cuando vi a Zack parado frente a mí sentí preocupación por tenerlo en mi casa. Estaba de pie y se apoyaba con las muletas.

–Y bien, ¿me dejarás pasar o solamente me vas a ver? – preguntó con su sonrisa característica y titubeé hasta permitirle el paso.

Una vez que entró, yo no sabía qué podría hacer con ese hombre. Me molesté porque llegó a mi casa en ese estado cuando por algo se le dio por lo menos un año de descanso para su pierna.

–Sarah, ¿quién era? – preguntó mi mamá mientras se acercaba y clavaba su vista en Zack. – Oh.

–Señora Wilde, es un placer. Soy Zack Williams, trabajé con Sarah. – Le extendió la mano a mi mamá y ella la estrechó.

–Gracias, el placer es mío. – mi mamá estaba tan impactada que a duras penas volteó a verme.

–¿Cómo supiste que era su madre? –preguntó ella.

–Por el parecido que tienen. – sonreí y ella hizo lo mismo. – Además, la vi cuando la madre de Evant estaba en el hospital en diciembre.

–Dios, tú eres ese chico que fue secuestrado. – no era una pregunta, mi mamá afirmó con mucho asombro. – Es un verdadero gusto poder verte. Mi hija se preocupó muchísimo y no recuerdo haberla visto más destrozada.

–Mamá. – reclamé y ella se dio cuenta que había hablado de más.

–Su hija es una mujer muy fuerte. – el hombre me dedicó una sonrisa y yo sentí un golpe en el estómago por la incomodidad.

–Sí, nada la detiene. –dijo mi mamá hundida en sus pensamientos y viéndome al mismo tiempo. – En fin, iré a la recámara a hablar con tu padre. – me dijo– Un placer verte.

–Igualmente. –le respondió Zack y luego ella se fue. – Me imagino que no te esperabas que viniera.

–Zack, ¿qué rayos estás haciendo en mi casa? ¿Cómo se te ocurre hacer semejante aparición cuando estás en ese estado?

–Oye, el que lleve un par de muletas no significa que no pueda caminar.

–Zack, no juegues con eso. El médico te mandó a rehabilitación porque no puedes mover el músculo, y tú vienes desde tu casa hasta aquí. No es que no te quiera ver por aquí, lo aclaro, pero es peligroso y la distancia es mucha.

El tipo soltó la muleta y esta cayó al sofá, seguido de esto, me abrazó con su brazo disponible. Sentí como un golpe de nervios por sentir su cuerpo y en la mente tenía la viva imagen de Maslow.

–No me importa, quería venir a verte.

–Zack, no tenías que hacerlo. –dije y traté de no sonar preocupada.

–Sabía que de todos modos irías en cualquier momento a ver a ese idiota, pero no creí cuánto te lastimaría. – me soltó y mi respiración se descontroló un poco cuando bajó la mirada para verme desde el cuello a mis ojos. – Me siento responsable por lo que te pasó.

Solté el aire de golpe y el enojo creció en segundos.

–¿Por qué todos ustedes están diciendo eso? No entiendo por qué se echan la culpa de algo que en efecto no estaba en sus manos. ¡¿Qué tengo que hacer para que no se responsabilicen de mis acciones?! –me empezó a doler el cuello.

–Esas no fueron acciones tuyas. El tipo era peligroso y por poco... – bufó y apretó los ojos un segundo. – ¿Por qué no permites que nos preocupemos por ti? ¿No sabes lo mucho que nos importas?

–Zack, eso no tiene nada que ver. Ustedes exageran las cosas. Saben cuál es mi trabajo y ninguno lo acepta. Todos corremos riesgos y estamos ahí porque los aceptamos. – me quité un cabello de la cara. – Yo me siento agradecida contigo porque es por ti que el caso se pudo cerrar.

Mi ProtegidaWhere stories live. Discover now