Capítulo 19

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Una vez más comprobaba que Zack era un genio. No sabía cómo había obtenido esta información, pero lo había logrado y ahora había más credibilidad de que el culpable era ese tipo.

Edward Johnson tenía una lista extensa de cosas compradas en ese sitio ilegal, y una de las tantas cosas que me llamó la atención, fue la cámara que tenía el hombre. Una cámara que estaba dispuesta a grabar lo que fuera, incluso cómo fue el asesinato de Madison.

Zack escribió en una nota que el tipo compró un programa también ilegal en el que podía hacer ediciones de cualquier tipo y alterar los videos o imágenes que quisiese.

Yo le debía el avance de esta investigación a Zack, y al final de esto le daría todo el crédito a él, porque me había dado la respuesta que tanto había buscado.

Mi teléfono se estaba descargando, y por ello antes de irme con Evant, tomé mi cargador, mi libreta de apuntes, una impresión que doblé en cuadritos y nos fuimos.

El auto que usamos fue el de Evant. Él manejaba y yo iba en el copiloto.

Me sentía un tanto nerviosa porque estaba decidida a atrapar a ese hombre el día de hoy.

–¿Ya estás lista para el evento de mañana?

La pregunta de Evant me había hecho reaccionar que no tenía ni idea de lo que iba a hacer en el evento de Mujeres Militares. No estaba preparada en ningún sentido.

–Sí, claro. Muero por ir.

–No estás lista, ¿verdad?

–Para nada. No sé qué tengo que hacer, y si tengo que hablar frente al público me voy a desmayar. –Evant se rio de mi comentario.

–Lo harás bien, yo lo sé.

Antes de llegar a la casa del susodicho, le pedí a Evant que no se estacionara cerca del lugar para no generar sospechas, y que estuviera alerta por cualquier cosa que pasara.

En el camino cargué un poco mi teléfono, y le dije a Ev que estaríamos en llamada para que estuviera al tanto de todo. Él escucharía todo lo que yo le preguntaría al hombre, y al final sacaríamos conclusiones. Lo que no le había dicho a Evant era que Zack me había pasado cierta información que hacían ver al tipo como el asesino definitivo.

Me la jugué yo misma, y salí del auto para encaminarme de una vez a terminar el caso del abogado.

Guardé mi teléfono en un bolsillo del pantalón, y le bajé todo el volumen para que no se oyera Evant en dado caso que hiciese ruido.

El corazón me latió cada vez con más profundidad con cada paso que daba. Pasé por la casa de la señora que me había dado información, pero no me detuve a saludarla. Seguí caminando hasta que por fin llegué.

El corazón ya lo sentía en la boca, y es que sentía adrenalina porque no sabía lo que podría pasar.

Avancé hasta la puerta de aquel hombre y antes de tocarla, volteé a ver la cámara. Toqué con un puño y no se escuchaba ni un solo ruido.

Volví a tocar varias veces, pero no había señales de alguien adentro o cerca. Todo estaba tan silencioso que yo parecía un fantasma.

Seguí esperando y en esa espera una idea muy loca me pasó por la mente. Se me ocurrió entrar a la casa sin permiso e inspeccionarla por mi propia cuenta. Sonreí por descifrar el escandaloso resultado si me animaba a llevar a cabo esa idea.

–¿Buscaba a alguien? –me giré y detrás de mí me atraparon unos ojos casi grises.

Tenía al enemigo justo frente a mí, pero no debía generar sospechas sobre lo que ya sabía.

Mi ProtegidaWhere stories live. Discover now