Capítulo 32

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ANTHON

—Por favooor—Dice Luis, con voz de suplica.

Jenna estaba leyendo unos papeles de su trabajo, y yo estaba escribiendo en mi computador.

—Que no, ¡¿Cuantas veces lo tengo que decir?! No te vamos a prestar el auto—Lo miré, Luis bufó.

—Vamos, hermano—Se sentó a mi lado y dejé mi computadora en la mesa de centro—, prometo llegar temprano, no me pasará nada, el auto estará bien.

—Lo acabamos de comprar—Dice Jenna.

—Lo sé, pero, en serio, soy responsable.

Jenna me miró, suspiró, me dio un beso en los labios, yo asentí no muy seguro, y ella miró a Luis.

—Esta bien, pero prometenos que vendrás temprano—Dice Jenna.

—Por eso, te amo cuñada—Le dio un beso baboso a Jenna, ella se quejó y Luis salió corriendo a su cuarto, miré a Jenna.

—Confiemos en tu hermano, no creo que sea mala idea.

—Jenna, Luis posiblemente choque el auto.

—Que no conduzca el auto—Se encogió de hombros—, y si lo choca, pues le damos unos cuantos zapes.

Me reí, le di un beso en la mejilla y ella acarició mi pelo para seguir revisando los papeles de su trabajo.

Después de un rato llegaron los amigos de Luis, y se fueron en el auto, Jenna y yo nos quedamos en casa, sabíamos que Luis comería afuera y él me había llamado diciendo que a eso de las diez vendría a casa.

Una hora después, Jenna y yo cenamos, confiamos que Luis estaría bien. Terminamos de cenar y estábamos ordenando todo.

Estaba lavando los platos y Jenna terminando de limpiar la mesa.

El teléfono de la casa sonó, Jenna lo tomó y lo miró.

—Es Luis—Me pasó el teléfono—, iré al baño, me urge darme una ducha—Mueve las piernas de manera graciosa, haciéndome reír. Me sequé las manos y tomé el teléfono.

—Okay, ve—Ella asintió y corrió hacia la escalera.

—¿Qué pasa?—Le pregunté Luis. Me serví jugo y fui hacia la sala.

—Bueno, tengo dos noticias, una buena y una mala—Sonaba asustado.

No me digan que...

—Dime la buena—Acaricié mi frente, sabia que algo pasó y no me va a gustar.

—La buena es que todo salió bien, nadie salió herido y todos estamos sobrios.

—¿Y la mala?—Me senté en el sofá.

Di un sorbo de jugo.

—Choqué el auto.

Escupí el jugo.

—¡¿CHOCASTE EL PUTO AUTO?!—Le grité sin poder evitarlo, escuché algo o mejor dicho alguien caerse allá arriba.

—¡AAAAAYYY!—Gritó Jenna, me levanté del sofá.

—Bueno, no choqué el auto, nos chocaron el auto—Dice Luis.

—¿Dónde estás ahora?—Quise ir a ver si Jenna estaba bien pero Jenna salió desnuda, ella tomó una toalla para cubrirse y bajó la escalera, quejándose.

—Estamos frente a la casa—Dice casi en un susurro.

Jenna terminó de bajar las escaleras, abracé su cintura, sosteniéndola.

—¿Estás bien?—Le pregunté, preocupado.

—Sí—Asintió—, ¿Qué pasó?

No le dije nada, aún abrazándola, caminamos hacia la puerta y la abrí.

Una grúa estaba dejando nuestro auto con la parte delantera destrozada frente a nuestra casa.

—¡LOUIS ANGELO CLAYTON!—Grité, enfurecido.

Mi hermano salió de un auto.

—Estamos bien, pagaré los daños, lo prometo.

—¡¿Qué le pasó el auto?!—Gritó Jenna, furiosa también.

—Lo que pasa es que si te cuento hay más posibilidades de que mi muerte sea más dolorosa, solo les diré que...

—¿Pero estás bien? ¿Estás seguro?—Preguntó Jenna.

—Si estoy bien, todos estamos bien.

Me sentí aliviado por eso.

Pero luego miré el auto.

—Chocaste el auto—Dije furioso.

—Sí, pero pagaré los daños—Dice, asustado.

—No, papá lo pagará—Aclaré, porque Luis no trabajaba.

—Ehm, prácticamente sí—Aceptó Luis.

Tomé un palo de escoba y empecé a perseguir a Luis por la calle.

—¡Anthon!—Chilló Jenna.

—¡CHOCASTE EL AUTO!—Le grité mientras perseguía a mi hermano e intentaba pegarle con el palo de la escoba.

—¡YA DIJE QUE LO SENTÍA!—Esquivó unos cuantos golpes.

(...)

El técnico del auto dijo que no estaba tan grave, según él, que estaría listo dentro de tres días, cuando mi padre se enteró dijo que pagaría los daños por la irresponsabilidad de Luis pero no lo ayudaría siempre, ahora, en definitiva jamás le prestaremos el auto a mi hermano, nunca más.

Por lo que contó Luis él estaba en el asiento de copiloto, hasta que convenció al amigo que conducía para hacerlo él, entonces estaba conduciendo cuando un auto pasó rápido, giró de repente el volante y chocaron con un poste de luz.

Jenna cuando escuchó mi grito estaba apunto de entrar a la ducha hasta que se asustó y se tropezó, cayendo al suelo del baño, por suerte no se golpeó la cabeza, le di un masaje empezando en la espalda y terminando con los pies.

—¿Te sientes mejor?—Le pregunté.

—Sí, estoy mejor, gracias—Me dio un beso en los labios—, tenia pensado salir a la playa este fin de semana ¿Qué te parece?

—¿Estás segura?

—Sí, la caída no fue tan grave—Dice despreocupada, me acosté y ella acarició mi pecho.

—Acabamos de comprar ese auto, y lo chocó—Gruñí molesto.

—No seas tan duro con Luis, todos hicimos tonterías a su edad... Así que, por suerte él está bien.

—Sí, lo sé—Suspiré, la miré—, Jenna...

—¿Si?

—Muero de sueño—Murmuré.

Ella sonríe.

—¿Quieres que te haga un masaje?

Asentí.

Ella me dio un masaje en la espalda, quedé completamente dormido y estaba seguro que Jenna se quedó dormida también encima de mi espalda.

No Apto Para Parejas Normales 2Where stories live. Discover now