Capítulo 3

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JENNA

Una semana después...

Estaba en la casa preparando la cena que consistía en espagueti con albóndigas, las favoritas de Anthon y aparte preparé la salsa secreta que me enseñó su madre, porque cuando Anthon lo probaba estaría con mejor animo y más alegre, cuando escuché las llaves y sabia perfectamente quién era, escuché un resoplido cansado junto un sonido de algo caerse y un "Mis neuronas ¡Carajo!" de Anthon, me reí por lo bajo, tenia que estar aquí en la cocina o se me quemaría la comida, sentí sus brazos fuertes rodearme y dejó un beso sonoro en mi mejilla.

—Huele muy bien—Murmuró y olió mi cabello recién lavado—, pero no tanto como tú—Muerde mi cuello—, quiero comerte—Ronroneó, me reí y volteé mi cabeza para verlo.

—Luego lo harás, es hora de cenar—Apagué todo.

Él buscó los platos, me ayudó a servirla, llevamos todo al comedor, organizamos todo en la mesa para luego sentarnos y empezamos a comer.

—¿Cómo fue tu día?—Me preguntó mientras da un bocado del espagueti.

—Bien, estoy agotada y éstas ojeras lo demuestran—Señalé mis ojeras, él se ríe.

—Yo también las tengo—Señaló sus ojeras—, estoy horrible, el profesor me dijo que parecía un zombie—Me comentó—, bueno, todos mis compañeros parecen zombies.

—Siento envidia de los niños en la escuela—Confesé—, porque todo era tan fácil cuando eramos niños.

—Sí, los envidio también—Refunfuñó haciéndose el molesto pero su cara lo hizo ver divertido—, mocosos.

—Pero estamos en la recta final de nuestras carreras universitarias y no podemos rendimos tan fácilmente—Le señalé con mi tenedor.

—Exacto.

Cuando terminamos de cenar dejamos todo en la mesa hasta que hablé;

—Ahora el postre—Me levanté de la silla, él también, pero me tomó del brazo y me sentó en la mesa, frente suyo y se sentó en su silla.

—Que bien, ya estaba ansioso—Me dice en un ronroneo.

—No, éste postre no—Me reí, me bajé de la mesa—, sientate, te encantará.

Traje pie de manzana con canela recién salido del horno y lo puse en la mesa.

—Se ve tan delicioso—Comentó él, tomó mi mano, empezó a darle besos delicados.

—Pero no tanto como tú—Coquetee.

Me señaló con la cuchara.

—No empieces.

Me reí mientras me sentaba en mi lugar.

Coloqué una bola de helado de vainilla encima de su parte.

—Hablé con mis padres ésta mañana—Le comenté—, están contando los días que faltan para nuestra graduación.

—Están ansiosos, tanto que están planeando la fiesta de graduación con mis padres en tu casa, me llamaron mis papás para decírmelo.

—Eso mismo me dijeron mis padres—Comí un bocado del postre.

—Creo que están más ansiosos que nosotros por graduarnos—Soltó una pequeña risa, y yo me uní a ella.

—De verdad que sí, me dijeron que no los visitaste hoy y que cuando llegaras te regañara, porque le prometiste a mi papá arreglar el patio y no fuiste.

—Me quedé toda la tarde encerrado en la biblioteca estudiando para un examen, tal vez mañana los visite, Mauro está estudiando ingeniería petrolera y cada vez que voy a tu casa está dormido.

—Debe ser difícil, ¿Y Crystal?

—Bien, aunque no podemos salir mucho debido a la universidad y ya que estoy aquí—Se encogió de hombros.

—¿Te arrepientes de vivir conmigo?—Me hice la dolida, me gusta molestarlo.

Él alzó la cara y me miró serio, parece que se lo tomó en serio, ésta vez, tomó un puñado de helado de vainilla en su mano, me tomó del brazo con su mano disponible, hizo que caminara hasta me sentó en la mesa, frente a él.

—¡Anthon no no, estoy bromeando!—Ya era tarde, me embarró de helado en la mejilla y liberé un chillido.

—Nunca digas eso, sabes que me molesta—Tomé un puñado del pie y se lo restregué en la cara, me reí por su expresión y me restregó más helado en la cara.

Nos ensuciamos toda la cara, cuello hasta incluso en la ropa y él me abrazó mientras yo lo besaba aunque al principio no me correspondía porque aún seguía molesto por lo que le dije.

Después de un rato se rindió, y me correspondió.

—Jamás vuelvas a decirlo, por favor, sabes que te amo—Me susurró mirándome a los ojos, y en ese momento comprendí que no debía bromear con eso otra vez.

Le restregué más pie, para estar a mano.

—Esta bien, no lo diré más, yo también te amo.

Aunque estábamos cubiertos de mi postre, me besó.

—Ahora el otro postre—Sonrió pícaro.

Rodé los ojos hacia arriba, me tomó de los muslos, enrolle su cintura con mis piernas, chillé mientras lo abrazaba por que ya no sentía la superficie de la mesa, me estaba cargando y estaba a punto de llevarme al cuarto hasta que se me ocurrió hablar y sabotear su plan de hacerlo en ese momento;

—Anthon no podemos irnos sin limpiar, aparecerá las hormigas, y de paso tenemos que bañarnos, estamos casi cubiertos de dulce.

—Yo te comeré—Ese chiste de doble sentido nos hace reír, lamió mi mejilla y ronroneó—, serás mi postre favorito...—Le dio un leve mordisco a mi mentón, jadeé.

Diosito dame control.

Diosito: puedes Jenna.

Satán: ¡Dejate llevar!

Diosito: ¡Cállate!

—Anthon, es en serio, limpiemos primero luego hacemos todo lo que quieras.

Él gruñó, me bajó, me dio una nalgada, volví a chillar pero ésta vez de sorpresa.

—¡Anthon!—Gruñí, él se ríe a carcajadas.

Diosito: Goloso.

Satán: Jenna ya no es tan inocente.

Me ayudó a limpiar todo, cuando la mesa estaba limpia y los platos en su lugar, ya era hora de dormir.

—Y ahora...—Me volteó, para darme un beso en los labios y darse la vuelta dándome la espalda, me hizo el ademán para que subiera a su espalda y así lo hice.

Supuse erróneamente que íbamos a dormir.

—¡Al cuarto, piuuuuuu!—Hice pose de Superman, él se rió y nos llevó al cuarto.

Ahora sí.

¡HAREMOS EL DELICIOSO!

No Apto Para Parejas Normales 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora