Capitulo 40

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—Querido sobrino ¿No has aprendido nada? — dijo Daniel, apuntándome al pecho sin que la mano le temblara a pesar de estar sangrando.

—Baja el arma— dije con voz tranquila —No cometas otro asesinato—

—¿Pero que dices? Si tú ibas a matarme, tú eras quien traía esta cosa— demonios tenia que persuadirlo de alguna manera.

—Lo se, pero debes entender que no sabia que eras tu, es decir, yo la traía para mi protección— él agito el arma frente a mi y comenzó a reír de una manera poco normal.

—Querido sobrino, no me quieras ver la cara. Te voy a mandar con tu padre, junto a tu linda noviecita— tenia que pensar en algo y rápido.

—¿Cuánto quieres? — fue lo primero que me vino a la mente.

—¿Qué? — pregunto sorprendido, tenia que ganar algo de tiempo.

—Dime cuanto dinero quieres para que nos dejes en paz— lo vi dar un paso atrás.

—¿Crees que el dinero que pudieras darme, calmaría el odio que siento? —

—Tal vez no, pero al menos dejarías en paz a mi familia— le dije cuando apunto el arma a Clarisa que aun estaba inconsciente — Incluyendo a mi mujer— Daniel se puso pensativo, rogaba a Dios que este hombre se decidiera por el dinero, pero muy en el fondo sabia que no lo haría.

—mmm lo he pensado y la respuesta es no— me pareció que en ese momento todo se movía a cámara lenta. Apunto nuevamente a Clarisa, quito el seguro del arma, así que en un acto desesperado me abalance interponiéndome entre él y mi mujer —Quítate, te arrepentirás de lo que estas haciendo—

Forcejeamos lo que me parecieron años. Dábamos vueltas y cada vez que lograba cubrir a Clarisa el me movía. Escuche el sonido de la sirena a lo lejos, faltaba muy poco para que la policía llegara. Conforme el ruido de los coches se hacia mas audible, él comprendió que estaba atrapado.

—¡Maldito, llamaste a la policía!— forcejeamos nuevamente.

—No dejare que te salgas con la tuya— caímos los dos al suelo, haciendo que me pegara en la cabeza, estaba atontado y antes de cerrar mis ojos escuche un boom y me desvanecí.

                                                           …

¿Qué sonido es ese? Oigo un pi, pi, pi muy agudo que es bastante molesto. Me siento muy cansado, pero noto que estoy acostado en una cama muy suave. Intento abrir los ojos, pero el cansancio es muy grande. Sin poder evitarlo vuelvo a caer dormido.

                                                           … 

Siento movimiento a mí alrededor, siento como la gente entra y sale, los oigo murmurar, pero yo aun sigo dormido ¿Dónde estoy? Después de un rato de estar consiente, logro abrir los ojos pero los cierro al instante ya que la luz blanca me ha cegado.

—Podrían apagar la luz, por favor— susurro.

—¡Cristóbal! — grita mi madre. Siento su mano apretar la mía y yo le regreso el gesto.

—La luz— vuelvo a decir. Mi madre se aleja y siento que la habitación se vuelve oscura, con cuidado abro los ojos y la veo sentada a mi lado, sollozando —tranquila, estoy bien—

—Hijo mío, creí que te perdería— se acerco a mi con cuidado y deposito un beso en mi frente, dejándome sentir varias lagrimas que caían de ella. Se alejo y la vi oprimir un botón situado en la pared, detrás de mi cama.

AmorEs De aquí a allá, un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora