Capitulo 7

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Aquí estoy, sentado con un vaso de licor en una sala vacía, en una casa vacía. Jamás creí que vivir de manera solitaria me pusiera a pensar, en compartir mi vida con alguien. ¡Por Dios! Soy Cristóbal Dankworth, un hombre que jamás necesito a una mujer por compañía, solo en las noches para desahogarme de la carga de trabajo.

Dejo el vaso en la mesa, me levanto y camino hacia la ventana que da una espectacular vista a la ciudad, iluminada por las diferentes luces que impiden que la oscuridad la absorba.

Ding dong, se oye la puerta y salgo de mi letargo. Al abrirla me encuentro con Max mi mejor amigo y vicepresidente de mi compañía.

—Uyy amigo ¿Qué tienes? Parece que una locomotora hubiera pasado por encima de ti— tan directo como siempre, y puntual para las noches de juerga como el las llama.

—Hoy… hoy fue un día bastante peculiar— Max toma asiento frente a mi con un vaso de licor y pone cara de preocupado.

—¿Qué paso? ¿Algún problema con la empresa?... ahh ya se, no me digas que las mujeres no se te echaron encima ¿Eh? Eso si que seria una gran tragedia—

Sonrió ante las locuras que dice, tomo un sorbo de este excelente vino y le digo –Ojala que hubiera sido eso, pero no, mas bien me encontré con alguien ahí—

—Espera ¿Qué?— pregunta sombrado —¿Quién era?—

—Era ella…—

—¿Ella? Te refieres a…—

—A Clarisa si— termino yo su frase — Después de tanto tiempo, de todas las empresas de esta ciudad ella trabaja ahí y también su mejor amiga—

—Espera un segundo— dice colocando el vaso en la mesa y poniendo sus codos en las rodillas — Estas completamente seguro de que era ella, digo ¿No seria alguien más?—

De mi bolsillo derecho saco el arete y se lo muestro —¿Qué es eso?— pregunta un poco desconcertado.

—Es un de los aretes que yo le obsequie en San Valentín, son dos alas de ángel de oro de 14 quilates—

—¿Y? ¿Qué te dijo? ¿Te golpeo? ¿Te abrazo? ¿Te lanzo una bomba?—

—Ojala lo hubiera echo, al menos así sabría a que me enfrento, pero no ella en realidad… fingió que no me conocía— y cuando termine de decirlo Max echo su cabeza hacia atrás muerto de la risa.

—¿Qué hizo que? Jajaja no puedo creerlo jajaja ninguna… ninguna mujer te había ignorado así jajaja— y mi amigo muerto de la risa por lo que me sucedió.

—Ella no es cualquier mujer— dije mientras me levantaba y me ponía frente a la ventana, por segunda ocasión esta noche.

Max se relajo y sentí como estudiaba mi reacción a lo sucedido con ella esta tarde.

—¿Le dijiste?— pregunto.

—No tuve la oportunidad  de hablar de eso, además estoy seguro que se esta debatiendo en si quedarse o no en la compañía— coloque el vaso en la mesa que se encontraba cerca de la ventana y apoye mi mano derecha en el vidrio, solo pedía una cosa, una sola que Clar aceptara trabajar en mi empresa y así podría explicarle lo que ocurrió años atrás.

—Y dime ¿Cómo es ella?— dijo mientras cruzada su pierna derecha y no dejaba de observarme, ¡rayos! A buena hora decidí que mi mejor amigo fuera un psicólogo.

—Sigue siendo hermosa… se que ha cambiado con los años, pero para mi sigue siendo esa bella compañera de clases que me ayudaba a estudiar para mis exámenes de química, aquella que vio mas allá de la estrella del equipo de futbol americano, aquella en la que podía confiar y decirle todo sin temor a que me juzgara, aquella con la que pase esa maravillosa noche antes de irme…— me quede callado, no me había puesto a pensar de esa forma, han pasado mas de 5 años y… no la he podido olvidar.

—Wow, jamás te había escuchado expresarte así de una mujer, digo no es que seas irrespetuoso con las demás, es solo que… suenas diferente—

—Créeme ella es diferente— dije sin mas.

—Bueno y dime ¿Qué planeas hacer?—

—Aun no estoy seguro— volví a sentarme frente a él y apoye mi cara entre mis manos –no se… tengo que pensar muy bien mi siguiente paso—

—¿Y si esta casada? ¿Qué…—

—No lo esta— respondí antes de que terminara, Max me miro fijamente y yo conteste –Observe sus manos y no había anillo, ni señal de que alguna vez tuvo uno—

Max soltó una carcajada –No puedo creerlo… ¿Sabes que? vámonos de juerga, a algún bar y así nos olvidamos un poco del asunto, además puede que con algunas copas de mas se te aclaren las ideas.

La verdad no quería salir, pero él tenía un punto, necesitaba aclarar mi mente y pensar como iba a actuar de ahora en adelante hacia ella. Así que me puse de pie y él me imito, tomamos nuestros sacos y salirnos, al fin de cuentas la noche apenas comenzaba.

AmorEs De aquí a allá, un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora