48. Obsesión

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Luego de tatuarme "mamá", lo siguiente fue "Bailo para ti" a la altura de mi costilla, en el lado derecho de mi cuerpo, tatuaje que también iba dedicado a mi mamita, en la parte trasera de mi cuello decidí tatuarme "la luna". Me había emocionado bastante con los tatuajes, ahora entendía porque el hombre estaba lleno de tatuajes.

Mica se tatuó uno de sus dedos, algo así como un anillo. Su idea me gustó, de no ser porque ya me había hecho tres tatuajes en una tarde, hubiera decidido hacerme algo parecido a lo que la morena había decidido.

—¿Qué le pasó a tu mamá?—. preguntó Mica, cuando volvimos a su casita detrás de la tienda, estábamos sentadas en el sofá floreado, con la tele encendida pero sin prestarle atención.

—Murió hace poco—. dije tratando de que la voz se mantuviera firme.

Cuando dije eso, Mica se acercó rápidamente a mi, me envolvió con sus brazos fuertemente, como si quisiera arreglarme, pero ella no tenía ese poder.

—Lo siento mucho—. susurro contra mi cuello, solo pude asentir porque un nudo en mi garganta se había robado mi voz.

Sin dejar de abrazarnos hablamos de todo, ella me habló sobre su abuelo, quien había muerto y le había heredado la sucia tienda, ella estaba de acuerdo con que la tienda no era rentable, pero tenía una carga sentimental muy grande como para dejarla, según ella, estaba recibiendo ayuda para poder mantenerla, eso no lo admitió muy contenta, creo que le gusta poder hacer las cosas por su cuenta sin ayuda de nadie. Me contó la primera vez que estuvo con una niña, pero también la primera vez que estuvo con un niño. Me contó que le hacía bullying a una compañera en el colegio, pero que años después, luego de pedirle disculpas, se acostaron, me reí de esa anécdota. Me contó que nunca conoció a sus padres, siempre vivió con su abuelo, quien con mucho sacrificio la había sacado adelante, ella también lloró un poco al saber que no volvería a abrazar a su abuelo.

Luego de que ella abiertamente me haya contado su historia, me miró buscando que yo contara la mía. Lo hice, le conté que tenía un apodo que me lo había puesto mi hermana al no poder decir mi nombre, le conté cual era mi apodo y por un momento dejo de creer en que yo era una chica ruda, según ella, Poché suena demasiado tierno para que alguien con ese apodo sea rudo, no lo dije, pero tenía razón. Le conté sobre que era a mi a quien hacían bullying en el colegio, que nadie me pidió perdón por eso, por lo tanto tampoco me acosté con mis bullys, ella rió sonoramente por ello. Le conté sobre mi primer beso, le dije que la chica era el amor de mi vida, le conté que habíamos estado juntas, pero por errores habíamos vuelto a separarnos, ella me dio esperanzas, me alentó a luchar por ella, pero yo sabía que ahora no podría. Le conté sobre la enfermedad de mamá, le mentí acerca de que se había muerto por ello, también le mentí diciendo que mi único trabajo era sacar fotos, pero ella me creyó y volvió a abrazarme cuando comencé a llorar por extrañar a mamá.

Lo que yo no sabía, era que ella también mentía.

(...)

Los días pasaban y Marcos no llamaba, según los agentes de la policía, él había salido del país, así que por varios días no me preocupé por él.

Pasaron dos semanas en las que recibía las visitas de Andrea, quien venía a prepararme pero también a hacerme compañía, ella sabía de mi situación, ella sabía que yo no dejaba que nadie se me acerque para no ponerlos en peligro, sabía que mi familia hace unos días se había mudado a Houston, papá consiguió trabajo allá gracias a la ayuda de los agentes, corrían menos peligro lejos de Colombia, además que Calle también estaba allá y se les hacia más fácil cuidarlos a todos si estaban en la misma ciudad. Agradecía que Andrea se preocupara tanto por mi, me hacía sentir como si estuviera cerquita de mamá.

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