16. El cine

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La película iba a la mitad y el único tipo de contacto que habíamos tenido con Poché fue agarrar una papa al mismo tiempo y sonreirnos después de eso. El miedo me frenaba a hacer un movimiento arriesgado, quería hacer las cosas con calma sino todo iba a arruinarse más de lo que ya estaba.

-¿Hay algo que quieras decirme?-. Interrumpió Poché con esa pregunta que podría abrir una puerta al camino al he querido llegar durante la pasada hora.

-¿Por qué lo preguntas?-.

-No me respondas con una pregunta, has estado mirandome más a mi que a la película y pagaste por ello.

-Lo se, pero no se cuando voy a tener la oportunidad de volver a verte-. Por fuera podría parecer tranquila y segura de decir esas palabras, pero dentro mío mi corazón no se quedaba quieto un segundo.

-¿Por qué estás haciendo esto Calle?-. Su voz mostraba un poco de tristeza.

-¿Hacer qué?

-Decirme que me aleje y semanas después buscarme y coquetearme-. Respondió tranquila.

-Las cosas han cambiado desde entonces-. Respondí enigmática.

-No quiero que seas enigmática Calle, no me sirve eso.

-¿Quieres que sea honesta?-. Ella se limitó a asentir en la oscuridad-Ok... Cada vez que te veo algo en mi se activa, te veo y siento la necesidad de que seas solo mía, se que arruine todo contigo pero quisiera solucionarlo-. Mi corazón estaba a punto de salir de mi pecho y mis manos no dejaban de temblar, pase segundos mirando a Poché quien tenía su mirada fija en mi y por culpa de la falta de luz no podía ver bien sus expresiones ni sus ojos-¿No me vas a decir nada?-. Los largos minutos que pasaron sin que ninguna diga nada me habían desesperado y de alguna manera tenía que hacer que ella reaccionará y me dijera que estaba pasando por su cabeza, sin importar si su respuesta iba a doler pero necesitaba saberlo.

-Es extraño, porque desde que llegaste he querido que me digas eso, pero elegiste a Julián Calle-. Sus palabras eran sentidas y podía notar la tristeza en ellas.

-Lo se, solo dejame explicarte-. No pude continuar porque Poché me interrumpió.

-No tienes nada que explicar Calle-. Respondió determinada y mi corazón subió a mi garganta sin dejarme decir una palabra más.

Seguimos mirando la película y esta vez yo ya no la miraba, ahora había una tensión extraña en el aire y ambas la estabamos sintiendo. Tenía la sensación extraña de querer quedarme para compartir más tiempo con la morena de ojos aceituna pero por otro lado la tensión me estaba matando. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí el dedo meñique de Poché buscar el mio, tras su tacto cada centímetro de mi piel se erizo. Su mano se acercaba de forma insegura hasta que yo moví mi la mía dandole seguridad de que yo también quería tomarle la mano. Su mano estaba debajo de la mía, duramos así unos segundos hasta que ella giro su mano para entrelazar sus dedos con los míos. Así estuvimos durante el resto de la película, ningúna se movió más o hablo algo más, solo disfrutamos del tacto de nuestra piel. No quería que la película acabara.

Cuando la película acabo todos en el cine comenzaron a pararse de sus asientos, mientras que Poché y yo nos quedamos sentadas aún tomadas de las manos. La sala había quedado vacía y las luces se habían apagado por completo, la única fuente de luz que había en ese momento eran las de unas pequeñas ventanas que daban a la calle, ya era de noche ya que las luces de la calle estaban encendidas. Mis observaciones al espacio en el que estabamos terminaron cuando sentí que la mano de Poché había soltado la mía. La mire extrañada por su repentino movimiento, pero mi cara mostro el verdadero shock cuando la vi acercarse a mí lentamente hasta subirse a mi regazo. Sus manos viajaron a mi cuello y las mías a su cintura. Nos quedamos en esa posición durante unos segundos, nuestras miradas se cruzaban y dejaban de hacerlo para mirarnos los labios. La tensión sexual iba en aumento cada vez que la de ojos verdes se acercaba a mi a una velocidad que me torturaba, las ganas de juntar mis labios con los de ella me estaban consumiendo cada gramo de mi lógica.

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