26. Te amo con toda mi alma

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Al llegar de nuevo al apartamento de Poché que se estaba convirtiendo en mío considerando todas las cosas mías que había aquí, además de mi cepillo de dientes, mi novia me recibió con un gran abrazo colgando sus piernas en mi cintura.

—Te extrañé mucho—comenzó a dejar besos por toda mi cara mientras decía esas palabras.

—Sabes que a partir de ahora siempre me vas a tener que recibir así—ella sonrió y atrapo mis labios entre los suyos en un beso que yo me encargué de profundizar al meter mi lengua en su boca, ella sonrió y mordió mi labio inferior haciéndome soltar un gemido de dolor.

Como pude y sin dejar de besarla comencé a caminar hacia el cuarto, dejando a mi novia sobre la cama y posando me sobre ella para seguir besando sus suaves y carnosos labios. Sus movimientos de caderas no tardaron en aparecer y eso me hizo sonreír automáticamente. Amaba la conexión sexual que teníamos, simplemente me excitaba la sensación de saber que con solo un roce de mi piel con la suya ya nos encendía a ambas.

Volvimos a hacer el amor como estábamos acostumbradas a hacerlo, de forma salvaje, sin inhibiciones, guiadas por la pasión y el deseo.

Me dirigí al armario para buscar entre mi ropa algo que me guste. Tome una falda de jean roja que iba en conjunto con una chaqueta roja y debajo me puse una blusa apretada negra.

—Amo los conjuntos—dije cuando vi a Poché acercarse.

—Yo los amo, y más aún como se ven en ti—mi amor se acerco a mi para dejarme un beso tierno en mi mejilla mientras me abrazaba.

—Te amo mucho—contesté correspondiendo a su abrazo.

Era la primera vez que iba a tener una cena tan formal con la familia del amor de mi vida, estaba nerviosa pero todo se sentía extrañamente bien. Ir camino a la casa de mis padres mientras escuchabamos música, pudiendo sentir la mirada de Poché fija en mi mientras tomaba mi mano era lejos una de las mejores sensaciones que he sentido en mi vida, fije la vista en el reloj del auto y vi que eran las 11:11 de la noche, estaba tan feliz que le pedi a un puto reloj que esto durara para siempre, me senti un poco estúpida, pero si un poco de estupidez sirve para tener a la mujer sentada en el asiento del copiloto toda la vida, lo haría mil veces más.

Cuando llegamos ya estaban todos en el jardín al lado de la piscina, estaban tomando vino y se alegraron al vernos llegar tomadas de la mano, saludamos a todos y fuimos a la cocina para tomar copas y servirnos un poco de vino.

—¿Me esperas que necesito ir al baño?—preguntó Poché.

—¿Quieres que te acompañe?—no quise sonar juguetona pero así fue como sono.

—No—dijo riendo y se retiro en busca del baño mientras yo terminaba mi copa y me servía otra. Esperé al rededor de cinco minutos cuando vi a la mujer de mi vida regresar por mi a la cocina.

—¿Estás bien?

—Si... solo que estas cosas me ponen un poco nerviosa—dijo un poco acelerada.

—Mi familia ya te ama amor, ademas aqui estoy yo, tomandote de la mano—dichas esas palabras tome su mano y luego de dejar un pico en sus labios le di su copa de vino.

Volvimos al jardin y vimos a nuestras familias interactuar como si fueran solo una, eso hizo que mi corazón revoloteara, nunca imaginé que mi familia aceptara así de fácil la familia de mi novia, después de tantos años donde me alejaron de todo y me hicieron sentir un bicho raro me hacía demasiado feliz ver como todo había cambiado para bien. Mis ojos se llenaron de lágrimas de la emoción, Poché al darse cuenta me apretó más la mano y me sonrió, todo era demasiado perfecto.

Papá había traído a la mesa muchos álbumes familiares donde habían demasiadas fotos de mi mientras esperábamos la comida. Poché fue la primera en tomar un álbum y comenzar a mirar.

—Que tierna te ves aqui—dijo Poché mostrándome una foto mía de pequeña sosteniendo un palo de golf, su sonrisa era amplia mientras miraba esas fotos y sus pupilas estaban muy dilatadas, era muy tierno.

—Majo mira esta—habló Germán pasándole una foto mía sobre un escenario, él pasaba subiendo esa foto a su Instagram.

—Papaaa—reclamé por mostrar tanto esa foto que a mi gusto no era tan linda.

—Estás hermosa amor—Poché no paraba de sonreír y eso hacía que mi corazón no parara de latir.

La cena transcurrió de la mejor manera, todos estábamos cómodos, comimos, hablamos de todo y nos reímos hasta que nos doliera la panza, parecía una noche navideña donde todo iba de maravilla, donde todo era paz y alegría.

—Estamos preparando un gran evento en el complejo y nos gustaría contratarte como fotógrafa—dijo Germán mientras comíamos una exquisita pasta.

—Tengo la agenda bastante libre así que... sería muy lindo participar en el evento— dijo Poché con su características sonrisa.

—He visto tu trabajo y se que eres talentosa, la paga seria muy buena.

—Germán que tal si hablamos de trabajo en otro momento— intervino mi madre por primera vez en toda la noche.

—Si lo siento, es solo que el evento me tiene emocionado.

—¿De qué se va a tratar?—pregunté interesada en saber sobre uno de los próximos trabajos de mi novia.

—Pues... vamos a hacer un pequeño torneo de golf mientras contratamos a algunos cantantes para que la gente pueda disfrutar de música en vivo, tú podrías participar en el torneo bebé—se dirigió a mi, lo pensé por unos segundos antes de responder.

—Si claro ¿por qué no?—contesté animada, el golf era algo que realmente me apasionaba.

—Yo quiero hacer un brindis—dijo Martha levantandose de su silla—Quiero brindar por mi familia, por el amor y el apoyo que ellos me dan—su voz comenzaba a quebrarse—Quiero agradecer también por haber conocido a seres tan espectaculares como ustedes, especialmente tú Dani, me da mucha paz verte con Pochestia... salud—dijo levantando su copa de agua y todos chocamos las demás copas.

(...)

—No fue buena idea volver tan tarde anoche—dije mientras Poché estaba tratando de despertarme para ir al hospital. Era tan temprano que aún no veía la luz del sol y aún no entendía cómo es que Poché estaba despierta cuando ella era el ser más perezoso y que más amaba dormir—¿Cómo es que estás despierta?—pregunté desconcertada.

—En realidad no he ido a dormir—dijo entre besos—Te pedí el desayuno, en cualquier momento debe sonar el timbre.

—Deberías ir a dormir—dije levantándome para ir por el pedido ya que el timbre había sonado.

Fui hasta la puerta acompañada por Ramón que extrañamente también estaba despierto, al parecer odiaba las pantuflas porque fue todo el camino a la puerta mordiendo una haciendo que yo caminara más lento de lo común.

El desayuno obviamente era de Ivy, le di propina a la chica que lo trajo y volví a la cocina de forma lenta por culpa de Ramón mordiendo mi chancla.

En la bolsa de Ivy había dos arepas y un café para llevar que decía:

"Daniela: te amo con toda mi alma"

Las lágrimas se amontonaron en mis ojos mientras mi corazón amenazaba con escaparse de mi pecho. Poché me hacía la mujer más feliz del mundo. Me dirigí al cuarto y la besé con ternura, como si sus labios fueran de cristal y yo los tuviera que proteger, la besé y todo lo que pretendía era que ella sintiera el amor que me hacía sentir por ella.



















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