4.La verdad

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Poché

Desde la "cita" en ese restaurante chino Calle y yo no hemos dejado de vernos, todos los días ambas logramos hacernos un lugar para la otra, no importa si es una hora o si son cinco o más, vernos nos hace felices sin importar cuanto tiempo. Toda esa semana y media que nos vimos me volvía a mi casa feliz después de verla, porque ella me hacía feliz, hasta papá y mamá se daban cuenta de mi alegría, Vale, mi hermanita me molestaba sobre que había conocido a alguien, y aunque lo negaba, ella tenía razón, mi sonrisa infinita se la debia a Calle.
Pero esta vez había vuelto triste, tan triste que esta vez Vale no me molestó, tanto que antes de dormir mis padres vinieron a mi cuarto y me consintieron con chocolate que tenían guardado en alguna parte de la casa, solo me consintieron, sin preguntar, sabían que yo les tenía la confianza suficiente para contarles lo que me pasaba, por eso nunca me presionaban, solo esperaban a que sea yo la que diera el primer paso para contarles, luego de concentirme me dejaron sola, para que pueda descansar tranquila.

No pude dormir mucho pensando en Calle, por primera vez después de que dejé la Universidad me desperté temprano y tuve la oportunidad de desayunar con mis padres y Vale.

Antes de que Valentina llegara a la cocina, desde el pasillo pude ver como papá tenía abrazada a mamá por la cintura y le daba besos en su mejilla, ver su amor, aún después de tantos años casados me hacía feliz. Ambos estaban cocinando y cuando me vieron se sorprendieron. Creí que era un buen momento para contarles lo que me tenía triste y eso hice. Les conté que Calle ayer me dijo que en unos días volvía a Estados Unidos, que aunque intentó convencer a sus padres de volver, de hacerles ver que ella era feliz estando en Colombia ellos se negaron supuestamente porque allá iba a tener una mejor educación que aqui, pero ambas sabemos que eso no era así.

Días antes.

Era extraño estar esperando a Calle aqui en la puerta de su casa, ya que nunca habíamos pensado que era buena idea vernos aqui, Calle me invitó, me dijo que ninguno de sus padres se iba a encontrar en casa, me dijo que podía venir tranquila, que si se aparecían de sorpresa me iba a esconder en el closet, eso me pareció irónico, me podía esconder en un closet físico pero yo ya estaba dentro de otro closet, del que todavía no encontraba la salida.

Ahí estaba yo, parada por primera vez frente a su puerta, tocando timbre, esperando ver a mi Calle, pero ella no fue la que me abrió, parecía traer uniforme así que supuse que era alguien que trabajaba aqui.

Me habló muy amable y me dirigió al cuarto de Calle. Tenía un cuarto hermoso. Su cama era dos veces más grande que la mía, se encontraba en el medio de la habitación, acompañada por dos mesas de noche con una lampara y cosas encima de cada una. Por otro lado un estante lleno de libros y peluches y luego el enorme closet. Contra la ventana estaba sentada ella usando un pijama, estaba sentada en una de las dos sillas que tenía contra esa ventana, cuando me acerqué vi que tenía una vista muy linda.

Fuimos descuidadas, comenzamos a conversar como lo hacíamos siempre, perdimos la noción del tiempo, cuando nos dimos cuenta y volvimos a prestar real atención a lo que había del otro lado de la ventana ya era de noche. El nerviosismo y el terror de Calle de que sus padres estuvieran en casa y me pudieran ver era tan grande que hasta yo lo sentí.

Le pregunté si tenía idea de alguna parte de la casa por la que pudiera escabullirme sin ser vista, pero según ella era imposible, era una casa de millonarios y tenía guardias en todas las puertas, le dije que no importaba que me vieran guardias, lo importante era que no me vieran sus padres, pero los trabajadores tenían ordenes de informar sobre cualquier persona que entre o salga de la propiedad.

—¿Y si me bajó por la ventana y me escondo en tu carro?— pregunté desesperada por ayudar a Calle.

—Eso sería peligroso Poché— expresó con una mueca que me hizo entender que estaba encontra de esa idea.

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