40. Cambios

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Hoy si debía trabajar y a diferencia de ayer, cuando desperté, Poché aún seguía dormida, no quería dejarla sola, sabía que no iba a ser un buen día pero tampoco tenía otra opción, así que solo fui al baño a darme una ducha caliente muy necesaria para mi por las mañanas.

Deje que el agua corriera por mi espalda mientras disfrutaba de la música que había puesto, lo suficientemente alta para que yo escuchara pero también para que Poché no despertara.

Me dirigí a la cocina pensando que podría prepararme para el desayuno cuando vi una bolsa de "Ivy" sobre la isla de la cocina, sonreí inmediatamente cuando la vi, puesto que sabía lo que significaba ver una bolsa de ese local. Apresure mi paso para llegar más rápido hasta el lugar donde se encontraba para ver qué había adentro, esa bolsa que tan acostumbrada estaba a ver traía un par de sándwiches y, como de costumbre me encontré con un café, que tenía escrito: "Un café de buenos días".

En poco tiempo Poché me había vuelto fan de los desayunos de Ivy, además de totalmente adicta a una taza de café matutina para comenzar el día. La miré atravez de la puerta del cuarto que había dejado abierta y sonreí, estaba estirada en toda la cama, con su cabello totalmente salvaje, por moverse tanto el abrigo ya no cubría su cuerpo, al igual que Ramón había sido destapado también a causa de los movimientos de su mamá. Camine lo más silenciosamente posible que mis zapatillas lo permitían y tape a los dos seres que se habían robado mi corazón, no pude evitarlo y tome una foto de la escena, esa acción me permitió ver la hora que era, sino me apresuraba probablemente llegaría tarde, por lo tanto, termine el sándwich que había comenzado y tomé el café entre mis manos para llegar rápidamente a mi trabajo.

Como era habitual, Julián estaba en la gran recepción del hospital, recibiendome con una gran sonrisa y una gran energía positiva para comenzar el día con alegría.

-Ey Calle ¿todo ha estado bien?-preguntó un poco preocupado, respondí frunciendo el ceño ya que no entendía su pregunta y menos su preocupación.

-Claro que sí-le respondí confundida.

-Preguntaba porque no viniste a trabajar ayer-ahora estaba mucho más confundida.

-Pues, estaban en remodelaciones, me dijeron que no trabajaba-mi ceño cada vez se fruncía más.

-Aquí no ha habido ninguna remodelación-respondió él igual de confundido que yo.

-¿Estás seguro?-pregunté pues no entendía por qué Poché mentiría acerca de mi trabajo.

-Si Calle-su seguridad me puso nerviosa: 1. Por haber faltado y 2. ¿Por qué Poché había dicho que no trabajaba ayer?

Trate de despejar mi mente, salí de mi estado pensativo para pasarle la tarjeta magnética a Julián, quien la recibió para hacer lo de siempre.

-Que extraño-Respondí antes de irme de esa parte del hospital para centrarme en mis labores.

Aunque trate de concentrarme en mi trabajo para no pensar en toda la información que había recibido al ingresar, no lo logré. Mi cabeza sólo tenía espacio para pensar en Poché y en por qué me había dicho que no trabajaba ayer, no entendía por que se había inventado que aquí había remodelaciones y por ello no necesitaban tanto personal, ¿recibió realmente una llamada o se lo inventó todo? esa pregunta rondó en mi mente toda la mañana, mi corazón creía que ella no había mentido, pero todo era demasiado raro como para sacar conclusiones sin antes hablar con ella, solo deseaba que Poché no me haya mentido, aún habían muchas cosas por solucionar y una más complicaría todo.

Para mi suerte, papá había llamado para que nos reunamos en el almuerzo, no soportaría pasar mi tiempo libre sola, dejando que mi cabeza vuele en teorías probablemente erróneas.

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