Rayo de sol

Reclutamiento

Reclutamiento

Cómo conoció a kingny

Orión acababa de salir de una clase de integración cultural en que su tía Hermione le pedía ayuda. Él se consideraba muy listo, pero había otros niños de su edad que eran idiotas. A ese paso, tendría que conformarse con hablar sólo con Antares, o esperar a que la bebé de su tía Pansy creciera para que fuesen amigos. Delphini y los Weasley-Granger ya no tenían tanto tiempo para él. Ni hablar del tonto Teddy.

Vagó por el corredor sin rumbo fijo, y se percató de que su tía Pansy les hablaba a un grupo de pequeños sobre la magia sin control, el miedo, y por qué debían apreciar esa magia, en lugar de temerla. Continuó, hasta oír la voz de su padre. Se asomó al final del pasillo, para descubrir que hablaba con un hombre más o menos de su edad.

Detrás de este, había un niño que observaba a los adultos con atención. Parecía tranquilo y menos idiota que los demás niños de seis años.

Orión decidió que serían amigos, porque ese sujeto conocía a su padre, y si no elegía un amigo pronto, se quedaría solo con Antares por el resto de su vida. O hasta que Antares también lo dejase.

Se acercó de la forma más sigilosa que pudo, en vano. Draco lo notó, le puso una mano en el hombro, y lo colocó frente a él para presentarlo.

—Este es mi hijo mayor, Orión. Orión, este es...tu tío Theo —apuntó al hombre, que repitió "tío" y soltó un bufido de risa—; tu papá y yo compartimos cuarto en Hogwarts con él, y acaba de regresar a Gran Bretaña. Ese es su hijo, Gideon.

El niño lo saludó con un gesto. Orión se lo regresó.

—También tiene seis, ¿o no, Theo? Si te quedas aquí, a lo mejor van a Hogwarts juntos...

—Supongo que tengo que pasarle mi mala suerte a alguien —alegó su "tío" Theo, revolviéndole el cabello al otro niño—, con ustedes dos las casualidades son una cosa inevitable.

Orión no se molestó en seguir su conversación, porque los adultos solían hablar de cosas muy aburridas. Se soltó del agarre de su padre, se aproximó al niño, y se envolvió la boca con las manos, como si así pudiese mantener su murmullo en secreto de los mayores. Segundos más tarde, los dos se escabullían por otro pasillo para robar unos pastelillos de la cocina.

Le pareció escuchar a su tío Theo suspirar y decir:

—Honestamente, me aterra el hecho de que haya dos miniaturas de ustedes por ahí, con magia, y llevándose a Gideon.

Draco se reía. Orión no oyó su respuesta.

Cómo conoció a thootie

—...tengo la capa, tengo dos mapas, y tengo algunas notas viejas de mi padre. Y conseguí los dos pedazos de espejos. Padre los escondió muy bien, pero el abuelo James tenía un hechizo infalible para detectarlos; este es el tuyo —Orión se detuvo para tenderle uno de los fragmentos—. Creo que podemos empezar por...

Ya que el compartimiento estaba vacío, a excepción de ellos dos y sus cosas, Orión no paró de hablar hasta que la puerta se abrió. Saltó y se fijó en la niña bajo el umbral, que observó el desastre de artículos en el asiento, con una expresión horrorizada. Miró hacia el pasillo, emitió un vago quejido, y entró, cerrando detrás de sí.

Se sentó en el asiento contrario, con su baúl encogido en una mano y los audífonos de un reproductor de música que funcionaba con magia.

—No hay espacio en los otros —alegó, frente a la mirada vacilante de Orión. Ella tampoco parecía muy feliz.

Se ignoraron exitosamente durante todo el trayecto. Orión le contaba a Gideon sus planes para cuando estuviesen en Hogwarts, este asentía o hacía preguntas en momentos oportunos, y la niña pasaba de oír música y ver por la ventana, a dormir con su chaqueta como almohada.

Los tres quedaron en Slytherin. No fue hasta que seguían al Prefecto a su Sala Común y Orión pisó por accidente la túnica de la niña, casi tirándola por las escaleras móviles, que esta le gritó y sus facciones se deformaron por la sangre Veela.

Entonces decidió que Cassidy Heartgold también debía ser su amiga, porque grandes planes incluían grandes amigos para llevarlos a cabo, y ciertas cosas les eran imposibles a Gideon y él.