Después de todo...

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Esto ocurre años después del segundo epílogo.

Después de todo, el secreto de un buen matrimonio también son las discusiones

—¡...es un idiota, padrino! ¡Un completo idiota! Cree que porque es guapo, y tiene un grupo de amigos idiotas, y todas las chicas de su curso lo quieren, entonces puede hacer lo que sea que...oh —Delphini se cubrió la boca con una mano al notar a Harry en la entrada de la biblioteca—. Buenas tardes, tío Harry.

Harry le sonrió y le devolvió el saludo con un gesto. Se aproximó a la mesa para besar a su esposo, y se sentó a un lado, arqueando un poco las cejas a Draco, que escribía presionando la pluma con fuerza extra, de ese modo en que hacía cuando se irritaba.

—¿Hablando de Teddy, de nuevo?

Delphini enrojeció, pero mantuvo la postura recta e incluso se dedicó a alisar su falda, como la excusa perfecta para tomarse unos segundos. Aún andaba con el uniforme de Hogwarts, por lo que suponía que pidió un permiso; Snape había adquirido la costumbre de permitir que los estudiantes que conocían a Draco saliesen en fin de semana, siempre que fuesen a molestarlo. Draco insistía en que seguía vengándose de él.

—Edward Black-Lupin es un idiota —afirmó la chica, elevando la barbilla—, no entiendo cómo es que el tío Harry puede tener a esa- cosa gryffindoresca de ahijado, es simplemente...

Harry se inclinó hacia su esposo, para susurrarle:

—¿Ahora qué pasó?

—Aparentemente, otra discusión —respondió Draco, en el mismo tono—. Algo sobre los amigos idiotas de Teddy que quieren que salga con una chica de Gryffindor, una actitud inmadura, una broma que hicieron...y crema con glitter —frente a la mirada extrañada de Harry, añadió:—. No, no tengo idea de cómo sucedió, pero llegó aquí llena de crema brillante. Y estoy muy seguro de que hay Gryffindors malditos en Hogwarts en este momento.

Si intentaron hacerle algo a Delphini, era más que seguro que los habría. Draco se enorgullecía de decir que su ahijada tenía un buen récord de idiotas que envió a la enfermería. Siempre en "defensa propia", por supuesto.

—No entiendo —Delphini suspiró, reclinándose en el respaldar del asiento—. Está en sexto año, debería ser más maduro, debería ser- no sé, ¿no tan idiota? Es mayor que yo, y a veces parece que es un niño, y es tan- agh.

—Eso no evita que te guste —replicó Draco, mientras fingía estar más concentrado en escribir. Delphini se sonrojó más, observó a Harry por un segundo, y titubeó.

—Es un idiota.

—Sí, a uno suelen gustarle idiotas a esa edad.

Ella resopló.

—Madre dice que siempre quisiste al tío Harry.

Draco paró de escribir, vio a Harry de reojo, y le enseñó una pequeña sonrisa. Luego volvió a fijarse en su ahijada.

—Sí, eso es verdad. Pero seguíamos siendo jóvenes e idiotas, Delphini.

—Dudo que hayan discutido como Edward y yo —Delphini rodó los ojos—. Actúa como un imbécil cada vez que está con esos- ¿de qué te ríes, padrino?

Draco apretó los labios para contenerse, frente a la joven bruja que se cruzó de brazos.

—Harry y yo discutíamos todo el tiempo. Todavía lo hacemos.

Ella parpadeó. Abrió la boca, la cerró, y miró a Harry, que asintió en respuesta.

—¿Has notado que tuvieron que cambiar los puntos de iluminación en las Tres Escobas? —Harry no pudo evitar reírse, avergonzado—. Mi culpa. Discutía con Draco por su actitud...y puff. Explotaron. Jamás lograron acomodarlos, todavía me disculpo con Rosmerta cada vez que voy para allá.

—Pero nunca- yo no- —Delphini se concentró en su padrino—. ¿Es en serio? Pero ustedes dos- son- son-

Fingió arcadas, causando que su padrino rodase los ojos.

—Es algo recurrente, puede ser por lo que sea —Draco le restó importancia y lo sopesó un instante—. Me parece que nuestra última discusión importante fue...

—No de nuevo, no de nuevo —musitó Harry, que sí la recordaba. Su esposo giró en el asiento, con una mirada severa.

—Cuando a Sirius Black le pareció una genial idea una carrera de motocicletas mágicas con mis hijos en ellas. Y a Harry se le cayó Antares.

Delphini soltó un débil "oh".

—Tenía montones de hechizos de seguridad que...

—Estaba a más de veinte metros del suelo, Potter.

—...habrían evitado cualquier daño, y además bajé de inmediato y lo atrapé y...

—Podrías haber matado a mis hijos.

—Son nuestros hijos.

—¡Son sólo míos cuando haces cosas como esa, Harry!

De pronto, Harry murmuró un "creo que he oído esta discusión antes..." y Draco respondió que no cambiase el tema. Delphini alternaba la mirada de uno al otro, boquiabierta.

Bueno, viéndolo así, la estupidez de Teddy Black-Lupin tampoco era la gran cosa.

Rayo de solWhere stories live. Discover now