Un vistazo al mundo de Leporis

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Ambientado en: Harry Potter y el secreto del Lago Negro.

Un vistazo al mundo de Leporis

1995

La vida de Leporis Malfoy era simple y agradable, cuando ni su dueño ni el Harry de este se encontraban en una situación potencialmente peligrosa. Podía dormir en la cama de cualquiera de los dos, meterse bajo sus cobijas, ocupar las almohadas. A veces, a su dueño le gustaba que despertase a su Harry con lamidas y Leporis estaba feliz de hacerlo.

Leporis no sabía que Harry se llamaba Harry. Por la manera en que su dueño lo trataba, el conejito pensaba que un Harry era algo que quieres mucho. Como Draco quería a su Harry, Leporis los quería a los dos. Su lógica también era bastante simple.

Tenía prohibidas las salchichas, porque estaban hechas de ratas. Leporis tampoco sabía qué era una rata, pero le daban curiosidad, a pesar de las reprimendas de su dueño.

Draco lo limpiaba con toallas húmedas que levitaban en torno a él, o lo dejaba chapotear en un cuenco redondo con agua tibia. Siempre lo peinaba al terminar, por lo que Leporis adoptaba el mismo pelaje que él. Así combinaban. Le gustaba que combinasen.

Podía asistir a sus clases con Draco, si se convertía en un fragmento de su uniforme. También lo dejaba volar por los pasillos y mucha gente lo miraba. Le gustaba ser mirado, casi tanto como combinar con su dueño. Además, Draco le hacía cariñitos cuando estaba distraído, y Leporis podía dormir siestas en su regazo, cuando él estudiaba. Por alguna razón, los humanos estudiaban un montón. No eran tan afortunados como Leporis.

A veces, su dueño era como un conejo furioso, y Leporis intentaba contentarlo. Otras veces, era como un conejo triste. Entonces también había que contentarlo. Leporis creía firmemente que todo se podía resolver dándole un par de lamidas en la cara o restregando la cabeza contra él. De momento, solía funcionarle.

Leporis no sabía qué diferenciaba a un humano de un conejo, porque el aspecto no significaba nada para él. Pensaba que, a lo mejor, sólo les gustaba esa apariencia, así como a él le agradaba la de conejo. En el fondo, veía a Draco como otro conejo.

A los conejos mágicos les encantaban los sitios cálidos para dormir, así que no le sorprendía que su dueño de vez en cuando se durmiese en la cama de su Harry. El Harry de su dueño era calientito y suave. Siempre olía un poco a tarta de melaza.

Últimamente, sin embargo, Leporis tenía la sensación de que algo estaba cambiando.

Draco se durmió con más frecuencia cerca de su Harry, lo que implicaba que Leporis también lo hacía, porque quería dormir calientito. Esto sólo ocurrió durante algunas semanas; luego su dueño y él regresaron a la cama que solían ocupar. De pronto, era como si ese algo que se aproximaba, se hubiese retraído.

Ese algo iba a seguir cambiando, eso seguro. No todavía, pero pasaría. Leporis esperaba que hiciese feliz a su dueño y a su Harry.

Rayo de solWhere stories live. Discover now