CLARICE III

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Al ver a las sirvientas ir y venir por la mansión mientras cargaban pequeñas valijas y baúles, conversando sobre lo repentino que resultaba ser el viaje de la pequeña señorita, me sentí aliviada

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Al ver a las sirvientas ir y venir por la mansión mientras cargaban pequeñas valijas y baúles, conversando sobre lo repentino que resultaba ser el viaje de la pequeña señorita, me sentí aliviada. Cuando ella no estaba, sentía que había una presión menos sobre mis hombros.

Pero entre otras cosas, también se hablaba sobre Bastian.

A veces, me paraba frente a su retrato, que había quedado desactualizado, para poder recordar cómo era, porque la mente me fallaba. Estaba decepcionada de no haber tenido la oportunidad de interactuar con él antes de que se fuera con su abuelo; pero incluso si lo hubiera querido, su mirada era demasiado aterradora y terminaba por echarme atrás.

—Tsk. —Chasqueé la lengua y alejé la mirada del cuadro. Sentía algo de envidia por ella que iría a verlo.

Cinco años fuera, le habían dado cierta fama de desapego, pero Fleur iría a verlo alegando que había recibido una invitación de su parte y no podía desaprovechar esta oportunidad de ver a su hermano que "tan duro se estaba esforzando".

Para mí, solo no quería verme. No sabía por qué lo creía, pero tenía la sensación de que había buscado escaparse a la más mínima oportunidad; quizá mi hermana era mucho más tolerante que él hacia mí. Asombroso.

—Señorita. —Una doncella que casi tropezó conmigo me miró en disculpa y me fijé en que sus manos parecían ocupadas. Lo pensé un segundo y terminé por tomar una de las pequeñas cajas; ahora que ella se iba, lo ideal sería aprovechar el tiempo para empezar a tener una buena relación con la servidumbre—. ¡Señorita! No es necesario...

Quiso detenerme y la paré con una sonrisa.

Pensé en mi madre que, aunque luego se comportaba como una loca, frente a los demás, era suave y linda y que eso siempre le había funcionado. Me reí en silencio al recordar que no había sido ni una ni dos veces las que había usado eso frente a mi padre, pero jamás imaginé que tendría que usarlo en una criada cualquiera.

—Esta bien, quiero ayudar. Ahora que la hermanita se va, el trabajo es muy duro... que desconsiderada... —Con una mueca grave, dije la última parte en voz baja pero lo suficiente alta como para que la joven me oyera, no obstante, no obtuve el resultado que quería. Ella me miró un momento y su sonrisa que se había abierto paso sobre sus labios, se endureció.

Me di cuenta que todavía era demasiado apresurado para hacer aseveraciones sobre ella, que se había ganado la atención de la mayoría de la servidumbre al punto en que la servían de todo corazón.

El resto del camino lo hice en silencio y dejé la caja junto a lo demás que todavía no había sido cargado y me di cuenta de que en realidad no era demasiado. La mayoría ya estaba allí, inclusive los soldados con la insignia de su casa materna. Miré a los imponentes hombres que miraban con cara estoica el movimiento y que eventualmente se movían para ayudar si era necesario y pensé en mi propia madre al mismo tiempo que sentí unas irresistibles ganas de reír.

Fleur: Memorias del tiempo [DISPONIBLE EN AMAZON Y LIBRERIAS]Where stories live. Discover now