Capítulo 12

718K 53.6K 23.1K
                                    



No sé qué hacer. Una parte de mí quiere devolverle el gesto, pero otra desea empujarlo lejos. No puede gritarme para después abrazarme. No puede esperar que me encuentre bien después de lo que pasó entre nosotros.

La firmeza de su abrazo no cede ni un segundo, a pesar de que han pasado ya unos largos instantes desde que me envolvió entre sus brazos. Quiero hundir la cara en su pecho, pero me mantengo firme e inmóvil porque no puedo permitirme ese lujo.

Al cabo de unos momentos, él parece reaccionar y me deja ir con lentitud. Su mirada busca la mía y todo mi pecho se contrae al ver su expresión aliviada y avergonzada. Aprieto los puños para reprimir el impulso que tengo de ser yo quien busque su abrazo. Él se aparta de la entrada y espera. La tensión entre nosotros aumenta con cada segundo que pasa y no sé cómo sentirme al respecto.

Me aclaro la garganta, insegura de hacer algo, y me abrazo a mí misma mientras trato de no mirarlo a los ojos. Harry se aleja aún más de la entrada, pero sigo dudosa de entrar.

—Maya, por favor... —la súplica en el tono de su voz me estruja las entrañas.

Sin decir una sola palabra, doy un par de pasos tentativos al interior del lugar. No sé qué decir o cómo actuar, así que sigo avanzando hasta que quedo de pie a mitad de la estancia.

Mi mirada viaja por toda la habitación. Una parte de mí espera encontrar mis cosas cerca. En realidad, casi estoy esperando a que diga que tengo hasta mañana para marcharme; sin embargo, tengo el presentimiento de que mis cosas siguen en la habitación al fondo.

Harry no parece tener intención alguna de echarme...

Algo capta mi atención a mitad de mi escrutinio. Sobre la mesa de noche, hay un puñado de fotografías. Todas lucen desgastadas por los bordes, pero no logro distinguir a las personas que se encuentran en ellas.

Trato de apartar la vista para que luzca como una mirada casual, pero fracaso terriblemente. La curiosidad pica en la parte posterior de mi nuca como el más horrible de los monstruos. Estoy de espaldas a Harry, pero estoy segura de que ha notado la atención puesta en las imágenes.

Sin decir nada, me giro para encararlo mientras trato de mantener mi expresión en blanco.

—Encontré un lugar dónde quedarme —digo. Agradezco a mi voz por no fallarme ni temblar un poco—. Si me das la oportunidad de pasar la noche aquí, mañana mismo me voy.

Por un segundo, luce aturdido. La sorpresa se arraiga en sus facciones y poco a poco se transforma en algo diferente. Algo más intenso...

—¿Dónde? —su voz se ha enronquecido varios tonos. Me mira con tranquilidad, pero hay un destello de pánico en su expresión.

—Con una amiga —trato de sonar casual. Él asiente con dureza y añado—: Aún no olvido que tengo una deuda contigo. Trataré de...

—No necesito que me pagues nada —me interrumpe y niega con la cabeza. Su ceño se frunce un poco y puedo jurar que la serenidad se está yendo al caño con cada segundo que pasa.

—Pero quiero hacerlo, Harry —fuerzo una sonrisa. No soporto la horrible opresión dentro de mi pecho, así que desvío la mirada. Necesito salir de aquí. Necesito poner distancia entre nosotros ahora mismo.

—No tienes que marcharte —dice. De pronto, suena tímido y avergonzado—. Lamento mucho haberte gritado.

Un nudo se instala en mi garganta y ni siquiera sé por qué mierda quiero llorar ahora. Estoy harta de ser débil. Estoy cansada de sentirme indefensa todo el tiempo. No quiero ser la chica que llora por todo lo que le pasa; y sin embargo estoy aquí, siendo patética como siempre, llorando a la menor provocación.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora