C a p í t u l o 28: Retos y selfies con Edward Cullen.

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—Si tú tardas en abonar, y yo me compro una agenda. Entonces, debo pedir otra cosa —pone un rostro malicioso.

—¿Qué cosa?

—Una compra tonta.

Mi mejor amiga vuelve a festejar.

—Si bueno, en ese caso, me faltaría pedir que hagas algo a mí. Entonces estaríamos empatados —Steven quiere hablar, pero lo interrumpo—. Y no, se termina el juego.

Se ríe.

—Bien, ¿qué quieres?

Pienso, y pienso...

Hasta que recuerdo que Steven dijo que la saga Crepúsculo es la menos atractiva del mundo. La más aburrida, y no sé que otra cosa más.

Ese comentario lo lanzó cuando descubrió que era una gran fanática. Y su descubrimiento fue debido a que revisó mi antiguo facebook. Aún me parece escuchar sus bromas al ver una fotografía mía al lado de una imagen de cartón de Edward Cullen.

Sonrío, y frunce el ceño. Sonrío aún más, y se muestra impaciente.

—Haré la compra tonta.

—Siempre y cuando... —dice.

—Veas la saga de Crepúsculo.

Su rostro se transforma como si hubiera olido algo feo.

—Oh no.

—Oh... sí.

Lisa no entiende, así que le explico y cuando está al tanto, se alegra del fin del juego.

—Bien, veré ese aburrimiento —dice Steven y extiende su mano para cerrar el trato.

Sonrío y extiendo la mía. Luego suspiro y guardo las boletas para abonarlas en una semana.

—No, no. Las boletas me las quedo yo —me pide Steven—. En una semana son todas tuyas.

—Tu falta de confianza me duele.

—Shh, dame las boletas.

Suspiro y lo hago, se las doy.

—Te odio, Steven Fry.

—Me amas, Gia Beckman.

Las boletas desaparecen de mi vista, de mi control, y creo que ya empieza a dolerme la cabeza.

—Bueno, ahora vamos por tu agenda —le digo y lanza un resoplido exagerado.



Lisa nos deja solos. Mañana tiene un examen en la escuela de idiomas, así que quiere prepararse lo mejor posible.

Con Steven nos dirigimos a mi habitación, y le enseño el tráiler de la primer entrega de la saga de Crepúsculo.

Mi antigua fanática se hace presente, justo cuando creí que había superado a los Cullen. Steven no muestra emoción alguna, claro, sólo rueda los ojos cada tanto, y cuando termina, resopla.

—Me voy a aburrir tanto... —comenta, y luego se echa a reír—. ¿Aún tienes esa gigantografía de Edward Cullen?

—Sólo tengo de la cabeza a la cintura.

—¿Estás bromeando conmigo?

—No, no lo hago. Se rompió en la mudanza. Odié mucho ese día.

Steven se sienta en la cama, frente a mí.

—No, eso no, ¿estás bromeando conmigo con eso de que aún la tienes?

Me pongo de pie, me acerco a mi armario y busco a Edward. Cuando lo encuentro, se lo muestro y su mandíbula se cae ante la sorpresa. Y claro, luego se ríe.

Salta de la cama, se acerca a donde estoy, y hace una reverencia ante la imagen del vampiro. Me río de su actitud, me lo saca de la mano, y coge su móvil.

Se saca selfies con Edward Cullen, y me dice que de ahora más le diga Bella. Niego con la cabeza, me cruzo de brazos y lo observo hacer sus pavadas.

Volvemos a la cama, esta vez con Edward en el medio. Steven aprovecha y saca otra selfie. Acto seguido, se dirige a su instagram y sube una de sus selfies, y la foto donde estamos los tres.

Lo amo demasiado al muy maldito.

Una vez que termina de reírse de algunos comentarios que recibe, toma mi notebook y se dirige a Google.

—¿Qué estupidez harás ahora? —le pregunto y sonríe.

—Ninguna estupidez —me mira—. ¿Buscamos el destino de nuestra próxima salida? —sonrío y mira a Edward Cullen—. Lo siento, amigo, no estás invitado. Tener sexo con una imagen... —me mira y alza ambas cejas, pone cara de pervertido. Entiendo lo que piensa y me echo a reír.

—No he hecho nada con la imagen.

—¿Ni un besito?

Me río.

—Steven, deja la pavada, busquemos nuestro próximo paseo.

—Pervertida.

—Idiota. Además, ¿por qué has pensando en sexo con una gigantografía? —se encoge de hombros—. Tú eres el pervertido.

—No toquemos esa parte de mí, ¿de acuerdo?

Me río, sonríe y luego nos dedicamos a la búsqueda de lugares.

Hasta que damos con un lugar un hermoso, uno que no queda muy lejos de la ciudad. Tranquilamente podemos llegar en auto sin problema alguno.

El lugar cuenta con cabañas, y claro, hay que reservar con tiempo. Así que Steven toma el mail del establecimiento, y les escribe para solicitar una reservación por un fin de semana.

Hasta mañana no vamos a tener respuesta, así que dejamos a Edward Cullen en el suelo, y nos ocupamos de nosotros, de nuestro deseo y ganas del otro.

Una vez más soy parte de las estrellas.

Una vez más soy parte de las estrellas

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Hola gente bella!

Si sienten que es un capítulo de relleno, no los culpo, me pasó y dudé en si debía o no subirlo.  Pero bueno, puse en foco el simple hecho de que me divertí en algunas partes, y es un poco lo que cuenta.

Además de que vemos que se ponen a prueba en cosas que no son comunes en ellos!

Últimamente me vengo sintiendo con muchas más ganas de escribir. Así que hay que aprovechar eso, por lo tanto, ya me voy poniendo en campaña sobre cómo hacer el cierre de esta novela que tanto amo.

No sé cuánto queda, no puedo decir con exactitud. Sólo decir que ya estoy trabajando en eso❤

Espero que estén muy bien. Y pido disculpas si fue un relleno de la historia.

Nos leemos en los comentarios ❤

Como estrella fugazWhere stories live. Discover now