Capitulo 38

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ojala se vea 

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Un omega rubio daba vueltas intranquilo en la sala principal de banquetes, los sirvientes limpiaban exhaustivamente el lugar, la boda había sido aprobada, y un sacerdote venia en camino de Japón, sentía las manos frías, estaba demasiado nervioso, todo se había dado tan rápidamente que parecía irreal, los preparativos se redujeron a solo un mes, y Otabek estaba tan ocupado que no había podido verlo últimamente, sentía que su omega enloquecería, necesitaba cariño, necesitaba las feromonas de su alfa, dejo de caminar cuando sintió un pequeño tirón en su vientre, era una sensación incomoda, dolía un poco, pero estaba seguro que su bebe aun era demasiado pequeño como para sentir las patadas, respiro varias veces, tal vez le faltaban feromonas.

– Disculpe – llamo alguien que tocando su hombro lo hizo brincar poniéndose a la defensiva – discúlpeme, no quería asustarlo

– Esta bien – dijo yura recomponiéndose – ¿necesita algo?

– ¿es usted el príncipe Yuratchka? – Dijo notando la desconfianza en el rubio – perdóneme que me presente de esta forma, pero no había logrado obtener una audiencia con usted, me llamo Yakov, soy el asistente personal del antiguo rey, su padre

– ¿mi padre? – Pregunto sorprendido, hasta ahora no lo había visto y pensaba que estaba muerto, pero que no se había dado a conocer al pueblo

El hombre sonrió, al notar la leve emoción en el omega, una emoción que luchaba por esconder

– No es nada serio, solo tengo que entregarle estas cartas, fueron escritas personalmente por él

Yura tomo las cartas, analizándolas, una parecía ser en efecto una carta, pero la otra, la otra se veía que tenía algo dentro, quiso abrirlas en ese momento, pero había mucha gente alrededor y se notaba que el hombre estaba siendo precavido a la hora de entregarle ese encargo.

– Disculpe – dijo un poco cohibido – mi padre... el... ¿el vendrá?

– Su majestad está muy enfermo, pero se está recuperando poco a poco, aunque espera poder asistir el día de la boda, dependerá de lo que diga el médico, de cualquier forma, el espera que disfrute su boda, y le disculpe si no logra asistir, pero hará lo posible

– Oh, ya veo – dijo un poco decepcionado – entonces mi madre... ella, supongo que vendrá – dijo claramente nada contento

– ¿Yakov? – Llamo de pronto una mujer acercándose

El hombre le dio la espalda a Yura haciéndole señas de que guardará las cartas, el rubio comprendió y guardo disimuladamente las cartas entre sus ropas, Yakov hizo una reverencia exagerada hacia la mujer

– Reina madre, no esperaba encontrarla por aquí

– Ya somos dos los que tenemos la sorpresa – respondió con una sonrisa fría – ¿y entonces? No recuerdo haberte enviado a hacer algo aquí

– Su majestad me pidió que le diera las felicitaciones a su hijo personalmente, temía que su hijo pensara que no le interesaba su boda

– Eso era algo innecesario, de todas formas, se lo hubiera dicho – dijo con una mueca – ya puedes irte, tengo que hablar con mi hijo

Yakov hizo una reverencia para alejarse, volteándose hacia yura para hacerle también una reverencia y despedirse.

Yura miro a la mujer sonriente, pero era claro que era una sonrisa fingida, lo sabía, las conocía, esa sonrisas que no se reflejaban en los fríos ojos de la mujer, se sintió dolido, no esperaba volver a recibir ese tipo de miradas, menos de su propia madre.

ERES UN INTRUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora