C a p í t u l o 27: Los resultados.

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Ahí estaré para ti


Eso lo sé, pero hoy importa tu festejo. Ve a hacerlo, festeja con tus compañeros


Sonrío, me despido de él y le hago caso, me reúno con ellos y festejo. Me ven más suelta que de costumbre, y les sorprende, me lo hacen saber. Me pregunto cómo me tenían etiquetada... quizá como anticuada, aburrida, reservada. Y bueno, no le hubieran errado.

Pero lo cierto es que las cosas cambiaron, y mucho. Y el hecho de mostrarme menos reservada es una de ellas. ¿Lo mejor de todo? es que me siento a gusto, muy cómoda.

Hoy hay motivos para festejar. Y en verdad espero que mañana pase igual, Steven merece buenos resultados.





Cuando llego a la casa de Steven, me encuentro con que me está esperando con la cena. Sonríe junto a la mesa, vistiendo una camisa azul oscuro, la misma que dijo que poco usa, y que le comenté que me gustaría verlo en ella, porque pienso que le quedaría muy bien. Y sí, al verlo lo compruebo, la camisa fue hecha para él.

—Lisa me ha comentado que te gustan muchos los raviolis —dice y me enseña el menú—. Y que te gustan más con salsa blanca, así que hice eso para ti. Salsa rosa para mí.

Sonrío, me acerco a él y lo abrazo.

—Gracias por el detalle, no era necesario —digo y se separa de mí, me mira a los ojos.

—Lo de hoy fue un logro.

—Pero de la editorial.

—Eres parte, y sé todo lo que has puesto de ti para obtener los resultados de hoy —me sonríe—. ¿Cenamos?

Nos ubicamos en la mesa, y degustamos la cena. Creo que no hace falta decir que todo está delicioso, pero lo hago, lo digo: todo está delicioso.

Durante la cena me hace reír, aumenta mi alegría de hoy. Su buena energía me transporta a un mejor lugar, a una mejor versión de mí.

Desde mis ojos brotan lágrimas de risa, mientras que él dice que paremos con la risa, que le duele el estómago, que acabamos de comer.

Y cuando las risas se apagan, vuelve a imitar una celebridad de Hollywood, y yo vuelvo a estallarme de la risa.

—En serio, basta —le digo y suspiro.

—Cubrimos las cuotas de risas de hoy.

—Y de cinco días más —sonríe, y se me queda mirando fijo, atento, demasiado—. ¿Qué?

—¿Aún no has pensado en escribir algo?

—Oh... eso.

—Sí, eso. He avanzado un paso al anotarme para una beca de cocina, ¿tú has pensado en lo tuyo?

Ladeo con la cabeza, pero termino por negar.

—Lo cierto es que no. Me mantuve muy ocupada con todo esto de la editorial.

—Entiendo. Tu historia te estará esperando —sonríe y alza su copa—. Pase lo que pase, que siempre nos esperen buenos resultados.

Lo imito, alzo mi copa y con una sonrisa respondo:

—Prometo ser una buena compañera y ayudarte a buscarlos.

—Seamos esos compañeros entonces.

Como estrella fugazWo Geschichten leben. Entdecke jetzt