Capítulo 9: A veces lo que no vemos duele más que lo que sí se ve.

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Soy yo de nuevo. No puedo verme en el espejo así que no sé qué tan mal estoy. Suelo preguntarle a otros y dicen que luzco bien.

Lucir bien... Pero no estarlo.
No me siento bien.

Depresión.

Me sentía presionado al escuchar de otros oraciones como "hey, Dep, ya solo faltan unos años para que vuelvas a ser tú". Odiaba escuchar eso, porque yo seguía siendo yo. Solo no era una buena época pero la misma versión que ellos vieron seguía en mí, tampoco podía forzar mi enfermedad para que otros tuvieran un buen rato conmigo.

Deseaba que la depresión fuera visible, pero a veces ese pensamiento se sentía tan egoísta.

—No mamen, ¿en serio? —Cuestionó TOC, quintando su cubrebocas para suspirar al otro lado de su escritorio—. ¿Están suspendidos dos días? Inso solo recibió otro castigo por drogarse detrás de la escuela, ¿pero ustedes golpearon a alguien? No pinchen mamen, qué compromiso tienen con el club, eh.

—Aspirar melatonina no es un delito. Aparte fue culpa de Piin, compró una tonelada para caer muerto y que le dejara de despertar su pierna inquieta. —Inso se encogió de hombros, sacudiendo con una mano su cabello claro.

—El capitán Paranoide es un pendejo. Su trastorno es una pendejez. O sea, yo soy hostil pero no mamen, pinche fuckboy, se cree la mera verga cuando la ha de tener más pequeña que mi puto meñique. Me caga en la puta, perra vida asquerosa injusta en la que me castigan cuando deberían darle una cogida a los Asmas culeros comemier... —Cáncer elevó las manos con mirada asustadiza al recibir la amenaza visual de TOC.

—Lo siento. Él solo quería mi dinero pero no se lo quise dar —agaché la cabeza, aunque me odiaba por mentir—. Amenazó con golpearme y Cáncer me defendió. Lo siento, la culpa es mía.

—Si me hubieras dicho que te estaban acosando esto no habría sucedido —suspiró Inso junto a mí, cubriendo su rostro con la manga de su camisa blanca—. ¿Por qué nunca me dices nada? ¿Por qué no dependes de mí, carajo?

—Ya no mames, idiota. Cállate la riata o te la callo yo, pinche escuálido de dos metros. Alto estás, pero chiquito la tienes. —Cáncer buscaba pelea con todos en ese momento.

—Cuando quieras cabrón lengua venenosa hijo de tu...

TOC nos tomó por las camisetas y nos echó uno por uno del salón del club a los pasillos. Apropósito, arrojó a Cán sobre Inso para que siguieran discutiendo. Agradecí a que el horario de clases había finalizado, no había quien los castigara más por pelear pues el único en los pasillos era el color del atardecer reflejado en los pisos y Disfluenfia con una sonrisa.

—Holaaaa. Vengo a apoyar a TOC con un... un papeleo. Creo que era lo que debías hacer estos dooooos días. —La chica de cabello se rió, llevando sus manos a sus piernas mientras se impulsaba al frente con sus zapatos negros de plataforma.

—Holi —estreché su mano con pena, señalándole la puerta con la otra—. Pasa. Está un poco molesto. Lo siento.

—Da ternura molestoooo. —Destacó, aunque no le tomé importancia porque TOC en realidad daba mucho miedo enojado.

Ella solo necesitó tocar una vez para que el presidente le abriera la puerta, nos mirara de reojo y nos azotara la puerta otra vez. Cáncer lo maldijo, maldijo a Inso, me maldijo a mí y se fue por el pasillo con grandes pasos chacalones mientras decía que nos pudriéramos.

Escuela para trastornos y enfermedades. {DISPONIBLE EN FÍSICO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora