Capítulo 22: Pesadillas.

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Miedo al fracaso, puta.

Yo me había rendido con ser así bien chingón en los estudios o que tuviera cosas para aportar al mundo todo culero. Al contrario, que chinguen a su madre, me valía dos riatas.

Pero... no lo sé, hacerlo y al final solo afrontarme al peso de la vida injusta como los demás sonaba tan aterrador. Ellos tenían una batalla externa, yo interna.

Cáncer.

Pinches pesadillas las mías. Estaban bien locas.

Mi pesadilla más recurrente era estar corriendo, cosa en la que la neta era muy lento, tampoco me molestaría de no ser porque estaba siendo perseguido. Alguien venía por mí, trataba de perderlo pero ni siquiera en un lugar público lograba escapar.

No sé porqué eso me daba más miedo que la muerte.

-El pinche chofer, así bien emo volvió a meterse al Oxxo para verme desde el interior y cuidar que no entrara, porque estaba oscuro afuera y ese era el único lugar donde podía pedir ayuda. -Hablé, sintiendo escalofríos por los hechos.

Traté de meter mis brazos bajo la sábanas mientras miraba a mis amigos. Diabetes desde su sitio me dijo que entonces le tenía miedo a los emos. La verdad lo consideré, eran medios raros, pero tampoco era que me importaran mucho así que descarté la idea.

-¿Te da miedo ser perseguido para hacer algo? -Preguntó Dal, completamente serio, usando gafas que reducían la intensidad de los colores a su alrededor-. ¿Hay algo que no quieres hacer?

-Maybe it's that. -Agregó Cap, deslizando su mano sobre mi pierna mientras jugaba en su Nintendo con la otra.

Bajé ambas manos para sostener su cabeza y cepillar su cabello con los dedos. Estaba echado en la camilla, acostado entre mis piernas mientras jugaba atento chingaderas con música bonita. La sala olía a limón así bien rico, y los otros dos se limitaron a vernos pensativos mientras esperaban mi respuesta.

Cerré los ojos y di un breve masaje en la cabeza de Cap antes de llegar a una conclusión.

-Creo que me dan miedo los payasos. -Comenté.

-¿Eso qué, rey? Trabajas en McDonald's y tienes foto con el payaso, no mames. -Diabetes se molestó por mí pésima resolución.

-Ya renuncié.

Mis amigos se quedaron callados ante mi confesión. Capgras solo se limitó a apretar mi rodilla sin apartarse del juego, no le gustaba hablar mucho porque casi siempre lo hacía cuando estaba enojado o caliente, así que sus actos de presencia eran más pequeños toques para no dejarme solo.

-Disque me deterioro más si sigo trabajando y mi compañera me rogó que renunciara o la gerente no sabría qué hacer. -Bostecé con la respiración más simple que pude. Me dolía la columna.

Dejaron solo el silencio. Diabetes sacó su teléfono y fingió hablar con alguien, por otro lado Dal solo me miró con esa cara de enojado que siempre tenía pero era en realidad su expresión natural, sobre todo al no saber qué decirme. Yo continué con las manos sobre la cabeza de Capgras, observando mi piel canelita junto a la suya.

-¿Soy el único hetero aquí? -Agregó Dia.

Asentimos los tres.

Escuela para trastornos y enfermedades. {DISPONIBLE EN FÍSICO}Where stories live. Discover now