Capítulo 20: Labios rotos.

3.6K 504 2.9K
                                    

¿Qué quería hacer después?

Era bueno pensar que podía transformar el mundo, o cumplir un sueño, dejar huella, ser ese alguien que hace sentir a otros inspirados. Pero ni siquiera sabía qué quería hacer, o si tenía un talento para ello; también si me esforzaba demasiado no garantizaba nada

El mundo era enorme, no podrían conocernos en todos lados. Y a veces éramos nosotros quienes no nos conocíamos en realidad.

Depresión.

Pasé poco más de 8 años deseando ser una persona normal, incluso soñando con esa versión mía que podía ser un héroe fantástico o alguien influyente. Un modelo a seguir, el chico alegre que supera lo que vive y tiene su final feliz para siempre.

Era más complicado que eso, comenzaba a creer que no habría un cambio muy grande si fuera una persona normal, y quizás podría ser para peor. Si esta era la mejor etapa de mi vida entonces estaría jodido.

Solo quedaba no ilusionarme mucho con este mundo; estar preparado para lo peor y esperar a que pase.

—¿Qué haré cuando deje de ser Depresión?

Mi terapeuta, más viejo cada año, bajó la cabeza pero mantuvo sus ojos sobre mí tratando de comprenderme. Entretuve las manos al apretar mis rodillas, miré el pequeño consultorio con su ventana alta donde se oían los ruidos de mis árboles, junto a algunos chillidos de ardillas. Me sentí impaciente, y traté de pensar positivo pero su voz tardía me mantuvo alerta.

—Esa es una pregunta nueva. ¿Cómo comenzaste a hacértela si hace unos meses te emocionaba la idea de dejar de serlo?

—Me di cuenta hace poco de que mi personalidad es estar deprimido, y lo digo de forma literal. —Solté, enredando un poco mi lengua como si fuera mi estrés siendo controlado.

Asintió con las manos recogidas, esperaba que yo continuara hablando sobre mis sentimientos. Yo no era alguien que guardaba las cosas en terapia, no tenía sentido desperdiciarlas y ocultar la cosas, era como ir a un examen médico y salir diciendo que el doctor no supo que tenías una enfermedad mortal solo porque se te dio la gana ocultarle detalles.

—Me asusta que cuando se vaya no sea como lo esperé, supongo. —Balbucí, el aire era pesado pero continué haciendo mi esfuerzo por terminar lo que inicié—. Siento que cuando la depresión se vaya solo quedará un cascarón vacío, no seré nadie. Tal vez ni siquiera pueda volver a contarle estas cosas a usted.

—¿Por qué lo crees?

—Porque no sabré reconocer lo que siento, pues ya no seré yo. No sé quién será ese Dep.

Perderé mi nombre, la razón por la que me acosaron, el cómo conocí a tantas personas e incluso mi excusa para no ver más allá de graduarme.

—¿Qué se supone que haga después?

—Depresión, superar lo que sientes no significa que vayas a perder quién eres —suspiró, reclinándose en su asiento mientras aplastaba su rostro con una palma—. Es como si te dijera que es igual de mágico que la terapia. No es como si te salvaras de sentir, solo lo harás de una forma más sana.

—Odio esa idea.

—Sé que la vida puede ser decepcionante y difícil, pero está en nosotros crear un espacio cómodo para poder existir. Si no lo hacemos, ¿quién más podría? —Se forzó a sonreír, tranquilo—. Dep, eres el único que puede ayudarse y decidir con quiénes quieres coexistir.

Escuela para trastornos y enfermedades. {DISPONIBLE EN FÍSICO}Where stories live. Discover now