Capítulo 3: YO SOY LA MUGRE.

18K 2.3K 3.3K
                                    


Quiero que seas feliz sin consumir crack, please.

Insomnio.

El pendejo de Depresión dijo sí a todo y yo dije "chingada madre, sí a todo por ti, idiota".

Me presento, mi nombre es Insomnio y soy el mejor amigo de Depresión. Soy esa clase de amigo que a las cuatro de la mañana sigue en la computadora jugando videojuegos y te envía cientos de mensajes con fotografías. Las fotos que Dep suele recibir a esa hora de mi parte soy yo comiendo cereal o mostrándole como hacer un likepie con mis patas.

Dep y yo hemos sido amigos desde que él era llamado "Princeso Ano" y yo "Caparazón". Cuando algo me asustaba solía hacerme bolita como él lo hace ahora así que mi apodo reflejaba eso, también solía ser el más pequeño de los varones. Un día cuando estaba recibiendo burlas porque la maestra me llamó llorón, Princeso me defendió frente a la clase y dijo algo como:

—Yo me llamo Ano, no los veo burlándose de eso. —Rechistó, cruzado de brazos como niño coco indignado.

Recuerdo que pateó a muchas personas para defenderme y me ofreció su amistad. Estaba muy agradecido con él, era como si hubieran cambiado mi vida. Si antes yo era una mugre había encontrado mi uña y estaba orgulloso de ser un pedazo de basura.

Aunque quería sentirme deprimido en primaria pensaba "soy un niño blanco de 9 años que nació en un país de primer mundo con miles de habitantes a los que no les importo y encima soy un estúpido". Al cumplir 10 esos pensamientos me envolvieron como calzones sucios tirados a mi lado que no me permitían conciliar el sueño por el mal olor.

Estaba muy cansado, deseaba dormir con cada parte de mí. No lo lograba, era como tratar de nadar contra corriente, entre más pensaba en ello más me ahogaba hasta quedar atrapado y no podía respirar. A los pocos meses me presenté en mi examen y me diagnosticaron como uno de los trastornos de sueño llamado Insomnio.

Fue un gran impacto, cuando me enteré le pregunté a mi psiquiatra asignado si me habían diagnosticado como vampiro o un pedo de esos pero solo me dio mucha droga y me valió pito lo que sucediera después.

Aunque cuando Princeso llegó a la edad de 10 años sin todavía tomar su examen médico comenzó a sufrir cambios más notorios que los míos. No sabía que le pasaba. No quería jugar, no quería comer, no quería hacer nada. Era como observar un fuego apagarse lentamente en el invierno, dejando helados a todos los que estaban acostumbrados a su calor.

—Mira, cómete mi moco. —Corrí a su pupitre con mi moco de fuera.

—Guácala —trató de reírse, dejando caer su mejilla contra la madera—. Estoy cansado, no quiero jugar hoy,

—¿Entonces vemos la tele en tu casa cuando nos recojan? Y podemos hacer el origami que te gusta. —Propuse, buscando hojas de colores en mi mochila.

—Insomnio, no quiero hacer nada. Tu mamá te espera afuera, ya vete.

Que Princeso me dijera eso fue deprimente. Cuando me llamaron Insomnio perdí la mayoría de mis amistades, excepto a él. Las personas la pasaban bien conmigo unos días, pero resultaba agotador estar a mi lado por un largo periodo ya que al final de la noche todos odiaban el insomnio.

—Me siento muy raro. No quiero hacer nada. Me gustaría encerrarme en esa torre. —Princeso señaló los dibujos de la clase que se hallaban en la repisa, mostrando el suyo que era una torre alta con nubes alrededor—. Lo siento, soy aburrido. Creo que te aburro mucho. Perdón, me voy a comer tu moco si quieres.

—Nah, yo ya me los comí. —Le mostré mi gran dentadura.

Su examen fue a los 10 y medio. No se presentó hasta una semana después en la primaria, tardó en responder cada vez que le hablaba y me dijo que por favor lo llamara Depresión. Era un mocoso de casi 11 años al que le habían expulsado como un pedo cada parte animada que tenía antes de los 10.

Escuela para trastornos y enfermedades. {DISPONIBLE EN FÍSICO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora