Epílogo

1K 99 44
                                    

Veo a Kagome quien me lleva ventaja, por lo cual acelero en la curva ocasionando que le pase, giro el volante con rapidez para no salir volando fuera de la carretera. Kagome me pasa y la velocidad justo ahora me parece insignificante por lo cual la subo. Kagome me muestra el dedo corazón y sigue conduciendo, cuando veo el lugar acordado como meta, acelero más, pero la muy seductora me lanza un beso antes de pasar sobre ella ante que yo.

Maldigo mucho deteniendo el coche, porque aún no puedo ganarle una sola vez a Kagome en una carrera. Ella se acerca moviendo las caderas con sensualidad antes de saltar sobre mí y besarme como un demonio hambriento ocasionando que la pegue del coche y meta mis manos en su culo.

—Feliz cumpleaños preciosa—ella sonríe pareciendo encantada antes de moverse un poco y yo negar—tenemos compañía—señalo a dos chicos que fuman cerca—no te voy a exponer—ella besa mis labios antes de bajar.

—Entonces vamos a casa—me guiña un ojo—soy la cumpleañera, hoy se vale todo lo que pida—señala con una sonrisa de suficiencia.

Subo a mi coche y ella sube al suyo. Kagome con el tiempo juntos me ha enseñado a apreciar el arte de la velocidad, algunas veces suelo correr en carretas ilegales patrocinadas por jóvenes y adultos del pueblo vecino. Es un pequeño pueblo muy interesante, ya que se muestran amables y amorosos de día y son un desastre de noche.

Cuando llegamos sujeto sus manos y las besos, abro la puerta de la casa dejándola entrar antes que todos griten hacia Kagome: ¡Feliz cumpleaños! Ella me mira y sus ojos quieren cristalizarse, pero la veo negar con una sonrisa antes de acercase a mí y besarme.

Pronto tiene a Ayame asfixiándola en un abrazo de muerte, la siguiente es Kagura. Ellas dos son las más efusivas ya que Sango solo murmura algo antes de abrazarla.

—Qué demonios hacen aquí?—pregunta Kagome dejando que Koga la abrace.

—Ya nos perdimos un cumpleaños de ti, jamás dos Kag—comenta Kagura pasando una mano por el hombro de Kagome.

Rin se acerca y nos enseña a la pequeña que sonríe con algunos dietes afuera. Sesshomaru está como si mostraran el premio más hermoso del mundo, que lindo mi hermano.

—Sesshomaru está preocupado en que se convertirá en asesino si alguien toca a su pequeña hija cuando crezca—comenta Miroku riendo y yo rio igual. Sesshomaru se cruza de brazos y rueda los ojos.

—Dejen de molestar a mi esposo—murmura Rin sonriente.

Sesshomaru nos sorprende a todos cuando abraza a Kagome deseándole feliz cumpleaños. Kagome ríe de algo que él le dice y luego asiente. Sesshomaru se aleja y yo sujeto la cintura de mi mujer.

—Gracias por la sorpresa—dice Kag sujetando la pequeña niña—estoy feliz—susurra y la niña sonríe cuando Kagome le hace cosquillas.

—Papá—Sesshomaru casi le arranca la niña de los brazos a Kagome para abrazarla.

—Dilo nuevamente dulzura, vamos, llama a papá—Kagome se ríe abiertamente.

—Y pensar que imponías respeto alguna vez—murmura cruzándose de brazos.

—¡Hay que perrear hasta el suelo!—grita Ayame y Kagura arrastrando a sus hombres a la pista improvisada que armaron.

—Inuyasha—Kagome me sonríe.

—¿Si?—pregunto agachándome para robarle un beso.

—Te mostrare una vez más como muevo el trasero—y con esto me arrastra a la pista.

Si en el pasado me hubiesen dicho que terminaría como bobo por una pandillera me le habría burlado en la cara, pero ahora, cuando solo puedo mirar a esta mujer y sonreír es que me doy cuenta que el amor llega cuando menos lo esperamos.

El amor me sorprendió porque vino de la mano de una persona con alas rotas, pero con la valentía de intentar volar cada vez más alto aun cuando todo le dice que no.

Sé que vendrán adversidades, pero nuestro amor los podrá superar si superó una guerra de padillas, creo que superará todo.

Fin

Guerra de pandillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora