XXXV. No tenías el derecho

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La risa de Kagome es todo lo que llena el lugar, Sesshomaru está paralizado aún con la pistola apuntando la frente de Kagome. Rin en ningún momento titubea y su arma sigue apuntando a mi hermano, su mirada es algo que no puedo descifrar, pero por un segundo el muro cae y veo una gran tristeza aflojarse. Su cara va a la palidez cada vez con más velocidad y eso me pone en estado de alerta, ya que fui quién presenció hace poco su estado. Rin no se encuentra bien y esa fortaleza que ahora muestra no me la trago. Veo como Sango en un movimiento inesperado le dispara a Bankotsu haciendo que el arma caiga de sus manos. Se acerca y aleja el arma de las manos de él.

—Quieta Sango—Naraku levanta un arma y Kagome le dispara en el brazo antes de que pueda siquiera reaccionar. Jadeo sorprendido por la mirada de lunática que Kagome mantiene en su rostro. No me mira, pero aún a la distancia puedo notar la tensión en su cuerpo y la furia que mantiene, la furia no es por sus enemigos, la furia es por mí, por aparecer aquí y exponerme al peligro, pero ella no puede creer que simplemente me iba a quedar de brazos cruzados.

—Rin, baja esa maldita cosa—la voz de mi hermano no es muy entendible cuando pronuncia las palabras entre dientes, su cuerpo sigue paralizado. Rin no le hace caso y continua como si ese brazo fue puesto ahí y no puede moverlo. Trago en seco y me acerco despacio midiendo el peligro.

Kagome gira encontrándose con mi mirada y no hay sonrisa coqueta, ella se mueve y el arma de mi hermano se gira en dirección a ella.

—Un paso más y nos vemos en el infierno—dice con tono cargado de odio. Kagome se detiene y Rin camina hasta posar el arma en la cabeza de mi hermano.

—Entonces allá se verán—susurra Rin, su voz suena en automático y eso me hace estremecer, los ojos de mi hermano se ven apagados.

—¿Qué demonios es esta broma de mal gusto, Rin?—pregunta, sigue en estado de negación.

—Soy parte de la pandilla, siempre lo fui. Si, hice mi carrera como policía, pero solo fue con el propósito se poder infiltrarme para que tengamos un control de las salidas de Kagome, de esa manera ella podría andar en las calles sin problemas de que la atrapen. Kagome no es buena huyendo de la policía, ella es buena evitando las calles donde sabía que estaban. Siempre estuvo un paso más allá de todos ustedes, ella sabía dónde estaban cada uno de ustedes desde que abría los ojos cada mañana—confiesa Rin sin perder la palidez, de hecho, esta aumenta. Creo que lo que tenía a Rin tan mal era justamente esto; soltar la verdad.

Veo por primera vez a la persona que más admiro derrumbarse, su arma le tiembla en la mano hasta que cae al suelo. Sesshomaru se gira y veo sus ojos inundados de lágrimas. Ya no hay fortaleza porque su misma debilidad le ha dado justo ahí. Rin desde que la conoció se convirtió en la debilidad de mi hermano. Ella derribó todas las corazas que ese hombre imponente tenía. Muerdo mis labios, yo siento rabia, ella entró en nuestras vidas y aun cuando hay disputas entre mi hermano y yo no le deseo ese dolor que está experimentando justo ahora.

"Él le tenía guardado un anillo de compromiso"

Sesshomaru la mira y ella parece un tempano de hielo que pese a la mirada de dolor que le dedica mi hermano, ella continúa igual.

—Todo fue una maldita mentira?—pregunta dejando que el arma quede en su frente—¿un maldito espectáculo?—él posa sus ojos en los de ella—¿todo fue una actuación? ¿debo premiarte por tan buen trabajo?—la voz se le quiebra y veo como los ojos de Rin cambian, las lágrimas se acumulan en sus ojos marrones.

>> Desde el principio, cada sonrisa, cada momento, cada caricia, cada beso, cada mirada, cada palabra... Todo una vil mentira—los labios de Rin tiemblan—¿tanto me odias para hacerme esto? Si tu plan era infiltrarte, bien, eso puedo entenderlo, una buena estrategia, pero... ¡No tenías el derecho de enamorarme como un idiota para luego romperme el corazón!—grita enfurecido—tu no tenías el derecho Rin...

—Sesshomaru yo...

—¡Tú nada!—grita—te di todo lo que tenía Rin, todo, mi corazón lo puse en tus manos, te dije muchas veces que confiaras en mí, que yo estaría para ti... ¿ Por qué usarme?—desconozco la persona que ahora habla, hay tanto dolor en su voz.

—Sesshomaru—él niega y afianza la pistola en su frente.

—Mátame, total, ya hiciste que mueran mis sentimientos, termina de matarme porque iré por Kagome y por ti también Rin—ella niega.

—Perdón, nunca quise...

—¿No?—pregunta—¿nunca quisiste lastimarme? Es un poco extraño la manera en la que tratas de no lastimar a los demás Rin, tú simplemente sabías que yo iba a caer por ti. ¿Cómo no hacerlo? Siempre me demostraste amor, me mentiste, me utilizaste y ahora me desechas. Te abrí las puertas de mi casa, te deje entrar en mi vida... Simplemente iba a poner el mundo a tus pies si así me lo pedías porque te amo, pero ya veo que solo fui una pieza más en tu tablero ¿no?—esa pregunta va dirigida hacia Kagome.

—El plan inicial era que sea una infiltrada, pero lo demás no corre por mi cuenta, ella tomó sus decisiones, la culpa no la quieras recaer en mi porque no es justo—dice Kagome cruzada de brazos—Rin es grande, sabía lo que hacía y si dices conocerla, sabrás también que ella te ama con locura, un amor como el que ella te demostró cada día no se puede fingir, creo que tú también lo sabes ¿verdad?—muerdo mis labios y sin que nadie se lo espere Rin suelta el arma y se gira vomitando. Sesshomaru permanece estático en el mismo lugar.

—¡Jode,r hay que salir de aquí!—Ayame llega con el bastardo de Koga por detrás—hay refuerzos por parte de Naraku, no somos suficientes—miro a Kagome.

—Tenemos que sacar a Rin de aquí... ¡Ahora mismo!—Ayame da un paso hacia Rin y mi hermano saca otra arma.

—Nadie la toca—dice apuntando.

—Deja tus aires de macho—dice Kagome—a ti mejor que a nadie le conviene que salga de aquí—él niega.

—Se va conmigo—Kagome suspira masajeando su cuello.

—Rin está embarazada, ¿ahora si la dejas ir?—joder, ¿es que no dejan de llover sorpresas?

Guerra de pandillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora