XXXX. La caída

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Sango

—Ayame déjalo en paz—ruedo mis ojos al ver como Ayame, siendo la más abierta de todas nosotras le habla con descaro a Miroku quién ríe divertido. Sus personalidades congenian bien, ambos son lo suficientemente metiches y fiesteros.

—Él no parece molesto ¿cierto Miroku?—Miroku asiente y le sonríe a Ayame quien hace ojitos soñadores mirando en nuestra dirección.

—Ya, no seas pesada—Koga aparece y besa los labios de la metiche ésta y luego nos saluda a Miroku y a mí.

Kagome aparece hablando con Inuyasha mientras que éste pensando que nadie se da cuenta le planta una palmada en el culo, me doy cuenta de que el niñato cada vez es más descarado a la hora de actuar con Kagome, temo que ella lo instruya tanto que terminen follando sobre la mesa delante de todos en algún momento. Siempre actúan como si nunca han follado y quieren matar las ganas.

—¿Sigue sin agradarte?—pregunta Ayame con una sonrisa en los labios. Suspiro masajeando mi cuello, pero unas manos suaves y fuertes me tocan por la espalda haciendo que me enderece.

¿Cómo de aborrecer el sexo ahora no pueda estar sin él? Miroku me regala una sonrisa coqueta que hace lo suficiente por ponerme mal, muy mal.

—Supongo que no del todo—es lo que murmuro mirando ese azul tan lindo que los ojos de mi novio poseen. Mi novio, es raro llamarlo de esa manera cuando antes apenas lo soportaba. Este chico ha traído felicidad en mi vida, no puedo tapar el sol con un dedo, ya no me veo sin su amor. ¿En qué momento me convertí en esta chica tan dulce? Casi me doy diabetes a mí misma.

—Supongo que hacemos reunión de parejas—anuncia Kagome llegando con unas botas rojas altas, jadeo mirándolas, apuesto todo a que Kagura la retaría a muerte por ellas, están hermosas.

—¿Dónde la conseguiste?—pregunto ignorando todo lo que hayan hablado. Ella siendo la descarada que es sube una pierna en la mesa para que la contemplemos. Los dos hombres que estan con nosotras giran el rostro porque ella lleva un vestido que se le sube. Inuyasha parece que gruñe y miro su cara, no está para nada contento, mientras que Kagome alardea sus lindas botas.

Vemos como Inuyasha palmea su trasero y eso hace que la sonrisa de Kagome incremente y se gire a mirarlo con una mirada desafiante, acomoda su vestido y se muerde el labio.

—¿Pasa algo Inuyasha?—pregunta pareciendo una niña dulce, pero está lejos de serlo.

—Saben bien lo que sucede Kagome, no juegues con mi paciencia, sabes que no te conviene—ella sonríe y envuelve sus brazos en el cuello del chico.

—Uhmmm... Me prende verte actuar así—los demás tosemos recordándole que estamos escuchando todo. Kagome nos ignora y le pasa la lengua por los labios—quita esa cara y mejor repréndeme, follarme es una buena opción de hacerlo—murmura bajo, pero como soy la infeliz que está más cerca de ellos lo escucho perfectamente.

Toso fuerte para que sepan que los escucho y Kagome ríe fuertemente para luego besar a Inuyasha y señores, así es como Kagome Higurashi nos incómoda a todos. Giro el rostro cuando las manos de Inuyasha van a su culo. Todos nos hacemos los interesados en otras cosas.

—Oh mira, que bonita pared—comenta Miroku y sonrío divertida.

—Ya dejen de follar con ropa y lárguense—comento y Kagome se separa de Inuyasha. Sus labios están inflamados y sus ojos muy oscuros. Ella sonríe y entrelaza los dedos con el chico, sin decir una sola palabra se pierden de nuestras vistas.

—Creo que nosotros también nos vamos—comenta Koga tomando a Ayame quien hace un puchero, lo cual ocasiona que la sonrisa del moreno crezca.

—Déjame solo un poco disfrutar de Sango, apuesto a que Miroku quiere quitarle la ropa—mi novio engancha el pecho haciendo que ruede los ojos.

Guerra de pandillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora