XXXIII. Hermanito

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Ayame

Miro a Kagome quién parece la puta ama del lugar, aunque sin dudarlo, ella lo es. Ella irradia seguridad, pero la manera en la que su mano se mueve con inquietud me da una idea de lo molesta que se encuentra. Su rostro es una máscara de tranquilidad, pero sus ojos son la misma imagen de las llamas del infierno que pronto consumirá todo lo que toque. Ella sonríe mirando a Naraku como si fuese la pieza que faltaba en su puzzle, me da miedo y emoción de alguna manera, nunca sabemos cómo actuará Kagome, lo bueno es que cuando ella actúa sabemos perfectamente cómo seguirle el ritmo.

Cuando nos dijo que nos fuéramos lo hicimos, fue la orden de nuestra líder, pero por esta misma razón dimos vuelta y volvimos hasta ella. Porque a Kagome la seguiremos, aunque el mundo explote en nuestras caras. Si ella se la jugó por nuestra seguridad, ¿cómo no responder de la misma manera? A Kagome le debemos nuestras vidas, siempre ha sido así. Ella siempre nos ha protegido a como dé lugar, siempre ha priorizado nuestra seguridad y es por eso que le debemos nuestra lealtad a toda costa. Si nuestra líder cae, la vengaremos y luego caeremos con ella, pero si nuestra líder se juega la vida por nosotros, nosotros lo haremos por ella.

En todo el tiempo que tenemos es bueno que solo bastara un par de señas para que Kagome comprendiera que teníamos una bomba y la lanzaríamos. Fue difícil medir la precisión, un poco más y Kagome y Kagura iban a pasar a una mejor vida.

Miro a Kagura y trago en seco cuando la molestia se aloja en mis puños. Todos tenemos armas en dirección al enemigo y el enemigo igual. Los únicos con las armas bajas son Kagome, Naraku y Kagura quién está muy maltratada. Naraku la tiene agarrada por un puñado de pelo, ese maldito, siento mi sangre hervir al verla en ese estado.

—Estoy esperando a que amablemente la sueltes Naraku—comenta Kagome dado pasos seguros aun cuando las armas van a su dirección, la seguridad que irradia hace que algunos parezcan inseguros. Es la viva imagen de un demonio en busca de sangre y muerte.

—¿Por qué lo haría? Tú no eres nadie para decirme que hacer—termina el cigarrillo y lo lanza al suelo. Kagome queda frente a él y tiene que alzar el rostro para poder mirarlo a los ojos. Naraku es más alto y más fuerte que ella.

Las manos de Kagome lo tocan y veo la tensión en el cuerpo de su hermano. Él parece que le desagrada el contacto, pero al mismo tiempo parece emocionado con esto. Una contradicción de emociones es lo que refleja su rostro y es lo único que puedo leer en él.

Kagome hace un giro en la mano de Naraku hasta que suelta a Kagura quién cae al suelo. Hace señas y salgo corriendo recogiendo a Kagura y haciendo que uno de nuestros compañeros se la lleve fuera de aquí. Esto pronto arderá.

—Tiempo sin verte hermanito—comenta Kagome con una sonrisa divertida en el rostro—no pensé vernos tan pronto—él le acaricia el rostro.

—Cada día eres una zorra más molesta de encontrar—ella se carcajea divertida.

—¿Enserio? Pensé que te dejabas señales muy fáciles de descifrar—murmura sin perder el contacto visual con él—lo siento, olvidaba lo lento que eres—él da un paso más cerca que si no fuese porque sabemos que esto será un puto matadero, pensaríamos que él la va a besar de lo cerca que están sus rostros.

—Perra—veo la mano de Kagome volverse puño y eso me alerta y le doy una rápida mirada al lugar. Hay columnas que dan fortaleza al establo. Unos metros más allá hay una pequeña cabaña. Hay árboles, esconderse en este perímetro no es el mejor, pero es eso o morir fácilmente de un balazo.

Kagome le sonríe a Naraku y tan pronto que casi no lo veo golpea su barbilla y más rápido sus pelotas. Entonces todos corremos mientras disparamos procurando proteger a Kagome quién se abalanza sobre Naraku para tener un enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

—¡Sango, cubre!—grito y ella dispara, eso me da tiempo de ubicarme mejor para poder disparar a los que quieran dispararle a Kagome.

Veo como dos bestias pelean a cuerpo. Naraku es más fuerte, pero Kagome es más flexible y sus movimientos son más rápidos. Golpes y más golpes entre ellos, pareciera que quieren matarse a golpes, ellos entienden la conexión extraña que tienen. Levanto la pistola y disparo a un chico tres veces en su espalda. Matar personas dejó de importarme hace tiempo.

Tenía un novio, lo amé tanto que pareciera que Koga quiere igualar o superar lo que sentí. Todo se fue al carajo cuando por pagar una cirugía a mi abuelo entro a trabajar en la pandilla de Naraku. Lo mataron por pedir prestado dinero, según ellos él iba a robar. Mi abuelo murió y me quedé sola en el mundo. Quise venganza y poco a poco lo logré con la ayuda de Kagome, ella me dio una razón para continuar viviendo ya que mi decisión era morir, morir como ellos lo hicieron.

Un cuerpo cubre el mío y estoy en el suelo. Veo un adoro caer gracias al disparo hecho trizas. Miro a la persona sobre mí, pero antes ese aroma me azota. Respiro hondo.

—¿Estás bien?—pregunta Koga en mi oído y en un giro estoy sobre él y levanto el arma disparo cinco veces hasta que la chica que nos disparó cae al suelo sin vida.

—Si—contesto sentada sobre el cuerpo de Koga mientras disparo. Mis piernas se encuentran a cada lado de su cuerpo y él carga su pistola antes de pasármela y comenzar a cargar la mía.

Siento algo duro contra mis muslos y abro los ojos sintiendo como mi corazón late más rápido. Esto es una jodida broma. No puedo dejar de disparar y moverme de donde estoy es una opción segura a que me disparen.

—Tienes una erección—murmuro y disparo detrás de Sango cuando veo que alguien se lanzaría a ella con una navaja. Ella termina de rematarlo con dos disparos más.

—Yo...

—No lo puedo creer—él dice algo que no entiendo porque me levanto cuando veo como Kagome y Naraku llenos de sangre, sacan armas y se disparan. Kagome tiene sangre seca mientras esos dos parecen seres de otro mundo. Sonríen mientras juegan a quién se mata primero. Escuchamos las sirenas de la policía y maldigo.

—¡Kagome, hay que salir de aquí!—grito y ella dispara.

—Largo de aquí, tengo que terminar con él—en menos de un minuto los disparos van a los policías. Es una matanza, todos contra todos. Rápidamente van cayendo pandilleros de ambos bandos. Naraku se pierde y Kagome lo sigue corriendo. Veo a Sesshomaru Taisho seguirlos y luego veo a Sango y Bankotsu correr en la misma dirección.

—Koga, hay que terminar esto—susurro con miedo de Kagome y Sango.

Guerra de pandillasOn viuen les histories. Descobreix ara