II. Un nombre

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Miroku sale hecho furia y camina hasta donde estoy. Lo miro confuso, ella acaba de ganarle de una manera vergonzosa, lo dejó atrás por cinco minutos, cinco minutos. Ni siquiera él pudo igualarle la velocidad y entonces sé que su nombre no es solo palabras, ella sabe correr... Y como un demonio, ya veo porque el enojo de Miroku. Una chica acaba de patear su culo de manera vergonzosa.

Miroku está maldiciendo a la linda chica que ahora se alejó a no sé dónde, supongo que debe estar celebrando su grandiosa victoria. Me río al ver la cara de cabreo de mi primo. Supongo que su ego ahora mismo está muy dolido y quiere sobarlo, pero bueno, al él le advirtieron y como siempre no hizo caso.

—Supéralo—escupo cuando él habla de ella haciendo trampa, claro, ahora que te pateen el culo es hacer trampa—Miroku no sabes saborear su derrota—digo y me río.

Miro con aburrimiento a mi primo quien está enojado porque alguna chica le ganó la carrera de esta noche. Este no es el tipo de lugares al suelo frecuentar, pero desde que mi primo Miroku está en casa, ahora soy como todo un chico malo.

Ruedo los ojos al verlo maldecir con mucho esmero a quien le pateó el culo esta noche. Creo que su actitud es dolorosa porque fue una chica. Lo cual es un pensamiento algo machista ya que las chicas tienen la misma libertad que nosotros para esto.

Miro una vez más su auto, es algo increíble de ver. Koga se acerca a nosotros soltando un silbido hacia Miroku.

—No quieras tener problemas con ella, es peligrosa, te recomiendo que te alejes—le dice automáticamente cuando ve las intenciones de ir por la chica que Miroku tiene.

—Ella no puede ganarme y solo reírse luego—Koga sujeta con fuerza el brazo de mi primo.

—Inuyasha, dile que no vaya—ruedo mis ojos, como si por yo decirle él va a desistir de esa idea.

—Déjalo ir y así se calma—le digo en cogiéndome de hombros.

—Esa chica es peligrosa—Miroku ignora la advertencia de Koga y camina a paso apresurado hacia la chica, quien está tomando una cerveza algo apartada junto a otras chicas.

Camino detrás de mi primo y él se detiene frente a ella.

—Hiciste trampa—dice y ella lo ignora con una naturalidad que me sorprende—zorra—abro los ojos porque no soy de los hombres que le gusta ver como otro o yo mismo insultar a una chica.

Ella posa su mirada en él y en un rápido movimientos que apenas he podido analizar tiene un arma apuntando la frente de mi primo. Él palidece y todo el lugar queda en silencio.

—Repite la palabra—sus palabras son tan vacías y frías que me congelan. Estoy asustado al ver cómo quita el seguro del arma.

—Por favor, no lo mates, él solo bromeaba—mi voz sale asustada y la sonrisa que se forma en los labios de la chica me demuestran que lo sabe.

—La próxima te vuelo la cabeza, ahora sal de mi vista—Miroku en silencio hace lo que le digo y yo suspiro con fuerza. Ella es jodidamente peligrosa.

Caminamos en silencio y me alejo de la presencia peligrosa de esa mujer. Veo que sus ojos conectan conmigo y mi vello se eriza, no quiero que ella me mire, sus ojos me asustan como la mierda.

—¡¿Qué jodida mierda tienes en la cabeza?!—exclamo molesto al estar alejados—¡estuvieron a punto de volarte los sesos, maldito idiota—lo veo tragar sin despegar la vista del suelo y cada vez más pálido.

—Vámonos de aquí—murmura y asiento, en este lugar es lo último que quiero.

***

La mañana del lunes nos recibe con mucho frío, el cielo nublado y algunas gotas de agua que caen suavemente del cielo. Aún con bufanda y abrigo siento el frío traspasar mi ropa y erizar mi piel.

Guerra de pandillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora